Más allá del juego, el amor jamás estuvo en duda

Más allá del juego, el amor jamás estuvo en duda

Por Xavier Prieto
Entre los más de 18.000 espectadores que acuden cada noche al AT&T Center, hay un loco que se rapó dejándose algo de pelo en la nuca, y ese poco forma la figura de la cara de Manu Ginóbili.
Ayer, antes del 5° juego, el periodista Brian Mahoney, especialista en la NBA de la agencia AP, tuiteó que había un hincha en un restaurante con una camiseta del bahiense y que casi todos los que estaban ahí caminaban al grito de “¡Ginóbili, Ginóbili!”. “¿Siempre pasa esto en San Antonio?”, se preguntó el periodista.
Difícil saberlo, pero fácil darse cuenta de que esta ciudad es devota de Manu Ginóbili. También de Tim Duncan y de Tony Parker, por supuesto. Pero la idolatría al argentino tiene sus particularidades.
Los noticieros de ESPN, dedicados en gran parte a esta serie, poseen casi la exclusividad de la cobertura de TV. Y entre sus publicidades, sólo una tiene a un jugador de Spurs. ¿Quién? Ginóbili, que promociona a la concesionaria Gunn, de Chevrolet.
Raúl Domínguez, otro reportero de AP, escribió: “Desde el integrante del Hall de la Fama George Gervin Spurs no tiene un jugador tan popular como Ginóbili. Duncan, Parker, David Robinson y Sean Elliot tienen lugares especiales en los corazones de los hinchas, pero Ginóbili se ha convertido en un mimado de la ciudad”.
¿Qué dicen los aficionados? “Juega como un torero. Nunca tiene miedo. Y es muy humilde y cortés”, opinó Joe Álvarez, que piensa que, si se rumorea que pronto instaurarán una estatua de Duncan en el ingreso al AT&T Center, pues Ginóbili merece la suya. Carlson, un chico enfundado en una camiseta 20 cuenta: “Es el mejor de la NBA. Lo amo. Juega más duro que nadie. Entra a la cancha y trae energía al estadio, todos vibran, se excitan”.
No todo es rosas para Manu, pero casi… “Me gusta mucho. Este año está un poquito oxidado, pero ojalá se recupere. Tengo su camiseta en casa”, apuntó John, que llevaba la 9 de Parker, pero su preferido era Duncan. Marcos, un simpatizante que pagó 1600 dólares por cada uno de los dos partidos que presenció en Miami, sigue al equipo como visitante y siempre viste la Nº 20 negra. “Para mí ese argentino es… es vida. Sin ese cabrón no habríamos ganado en 2005 y en 2007. En San Antonio lo llamamos «El Mágico». Es diferente. Lo que más me gusta es su manera de pasar la bola. Tiene una visión del campo que no se enseña, viene natural”, se emocionó. Además, en los últimos encuentros hubo camisetas de la Argentina, incluso la 5 de la selección argentina, de gente que vino especialmente a mirarlo en la final.
¿Cómo se explica tanto cariño? “Me adoptaron desde el primer minuto. Tal vez por mis raíces latinas, por hablar español o por mi forma de jugar. Supongo que fue un poco de todo”, comentó Manu a AP.
El mejor indicio de cuánto lo quieren por aquí es un recuento de las camisetas en el estadio. El martes, una muestra registró 64 de Duncan, 36 de Ginóbili y 33 de Parker. Tras la paliza a Miami de ese día, el jueves el escrutinio fue mucho más favorable al bahiense: 81 de Tim, 67 de Manu y 28 de Tony. Y ayer, luego un flojo desempeño de Ginóbili tres días atrás, los números fueron éstos: 60 del argentino, 54 del estadounidense y 37 del francés. Como si cuanto peor jugara, más lo quisieran…
LA NACION