El Bajo Belgrano apuesta a grandes bares, restaurantes y vida nocturna

El Bajo Belgrano apuesta a grandes bares, restaurantes y vida nocturna

Por Rodolfo Reich
Es sábado a la noche: la cuadra de Av. Figueroa Alcorta, entre Sucre y La Pampa, se ilumina gracias al resplandor de los restaurantes. En una esquina, un ícono de las confiterías: Selquet. En la otra, la inminente apertura de Dandy Bar & Grill. En el medio, La Tranquera, que suma los aromas de sus asadores con chivos, costillares y corderos al calor del fuego. A su lado, la discoteca Rumi. La postal se completa doblando por Sucre, con el restaurante japonés Itamae, la pastelería Nucha y el italiano Bruni. Por si fuera poco, si se vuelve a doblar, esta vez por la calle Castañeda, aparece Cucina Paradiso.
Mirando esta manzana, el espectador memorioso no puede evitar reflexionar sobre los polos gastronómicos de la ciudad. Hace treinta años, Puerto Madero no era más que el patio trasero de Buenos Aires. Las Cañitas, apenas un entramado de calles oscuras. Y Palermo conservaba su aspecto de arrabal. Pero ya en ese entonces, este cruce entre Av. Figueroa Alcorta, La Pampa y Sucre era uno de los puntos donde la alcurnia y el jet set porteño se encontraban. Las décadas pasaron; Palermo se convirtió en Hollywood, Las Cañitas en un infierno de tránsito y Puerto Madero en el barrio más nuevo de la ciudad. En todo ese tiempo, el Bajo Belgrano se renovó, tuvo auges y caídas, para mostrarse hoy revitalizado, con las propuestas de siempre, pero también con grandes novedades.

Una manzana en crecimiento
“Abrimos en 2011. En ese momento analizamos la zona y descubrimos que en diez cuadras a la redonda había más de 70 emprendimientos inmobiliarios en marcha: eso nos terminó de convencer”, explica Carlos Rava, gerente general de la cadena de cafetería y repostería Nucha, con ya nueve sucursales en Buenos Aires. Sus palabras reflejan el crecimiento que está experimentando esta parte de Belgrano desde hace unos años, incluidos nuevas viviendas, empresas, productoras de TV y colegios.Nucha no es la última novedad en el barrio que quiere aprovechar esa vista a los bosques y parques. Durante mayo, se esperan dos aperturas. En la esquina de Figueroa Alcorta y Sucre, un importante cartel anuncia el Dandy Bar & Grill, nueva sucursal del icónico café & restó de Av. del Libertador y Bulnes. Con más de sesenta años en Barrio Norte, Dandy es otro de esos símbolos de la tradición culinaria argentina, que en los últimos años se renovó, abrió otro sobre Av. Santa Fe y ahora está a punto de estrenar junto a La Tranquera.
A pocos metros, sobre Sucre, la segunda novedad es un gran bar con discoteca. Busca ser la gran renovación barrial -y nocturna- de 2013, y apostará a convertirse en el after de los restaurantes Bruni y Sucre. Van por el lado de la alta coctelería, con sofisticado bar adelante y una pista de baile al fondo. Buscan capturar un público maduro a la salida de los restaurantes y, para lograrlo, encargaron la ambientación al reconocido arquitecto y decorador Javier Iturrioz, el mismo que estuvo detrás de la estética high profile de L’abeille y Leopoldo.
El punto de inflexión del Bajo Belgrano ocurrió sin duda en 2002, con la apertura de Sucre, el primer local gastronómico que se animó a instalarse sobre la calle homónima. El lugar es creación de Luis Morandi y Patricia Scheuer (los mismos que están detrás de Gran Bar Danzón y del novísimo BASA). Con Fernando Trocca al mando de la cocina y una barra manejada por grandes referentes de la coctelería (Tato Giovannoni y Santiago Lambardi, entre otros), se convirtió en uno de los grandes restaurantes del país. También aquí hay novedades. Hace unos días se firmó la sociedad entre Sucre y Gaucho Grill, la millonaria cadena de restaurantes de carnes argentinas que maneja decenas de sucursales en toda Inglaterra.
Bruni fue otro suceso barrial. No sólo por su propuesta italiana de alta calidad, sino por ser el restaurante del Zorrito Von Quintiero, el músico que, allá por 1995, supo ser artífice de la creación de Las Cañitas con el Soul Café. Quince años más tarde, el propio Zorrito reconoció que “Las Cañitas ya no es un lugar asociado sólo al buen comer. Está bien para salir y tomar algo con amigos, pero las grandes marcas se fueron y buscaron otras zonas”. Así fue como, junto a Fernando Gruppo, abrió Bruni en la esquina de Sucre y Castañeda, y dio su impronta descontracturada a la cuadra. Marcelo Anconetani es el gerente del lugar y afirma: “De nuestro lado, las principales novedades son que abrimos en el primer piso una barra de sushi con el sushiman trabajando a la vista, y también una barra de tragos. La zona está pidiendo cambios constantemente”.
Si de masificación hablamos, es necesario mencionar a Cucina Paradiso, un verdadero hito que no sólo aumentó el flujo, sino que amplió el estilo de público que se acerca al barrio. Es que este lugar es el deli del chef italiano más conocido y reconocido en la Argentina, nada menos que Donato De Santis, quien hace dos años abrió aquí su segunda sucursal, sobre la calle Castañeda, con un salón amplio y luminoso (la casa original, mucho más pequeña, está en Palermo) y la misma propuesta basada en productos frescos de estación, de estricta mirada italiana. Una mezcla de restaurante con almacén, que los fines de semana exige espera para encontrar mesa.
Es sábado a la noche: los restaurantes prenden sus luces, dejan salir sus aromas. Los autos comienzan a llegar, las veredas y los salones se llenan de comensales. Sin la fiebre eléctrica de otros polos gastronómicos, con el verde de los bosques a la vista, el Bajo Belgrano exhibe su historia, deja en claro su vigencia y apuesta al futuro.
LA NACION