13 Apr Quentin Tarantino cumplió 50 años
Por Barbara Munker
Hay pocos cineastas premiados con el Oscar que hayan derramado tanta sangre. Las películas de Quentin Tarantino, desde Pulp Fiction a Kill Bill o Django Unchained, tiñen de rojo la gran pantalla, pero en ellas hay mucho más que sangrienta violencia. Y es que el director, guionista y productor, que hoy cumple 50 años, es además, maestro de la palabra.
Marca de la casa son sus brillantes diálogos y chistes lacónicos. Como autor, apenas hace concesiones a Hollywood: Tarantino dirige sus films, escribe sus guiones, a menudo ejerce como productor e incluso suele mezclarse entre los actores como pequeñas apariciones.
Obtuvo dos Oscar por los libretos de Pulp Fiction y Django Unchained, y la aclamación internacional de sus actores. “Quentin, no puedo expresar en palabras mi agradecimiento”, dijo Christoph Waltz en enero cuando recibió el Globo de Oro por su papel de reparto como cazarrecompensas en el western Django Unchained. En el backstage de los Oscar, después de haber recogido un nuevo trofeo por esa interpretación (igual que tres años antes con Bastardos sin gloria, también de Tarantino, Waltz declaró: “Quentin escribe poesía, y me gusta la poesía”).
Tarantino es un genio de la escritura. Su joven madre se encargó de su educación en Los Ángeles, donde el pequeño Quentin Jerome se las arreglaba para ver películas de Kung Fu y westerns de Clint Eastwood. El resto lo aprendió trabajando en videoclubs y en clases de teatro. “Sabe más que nadie sobre películas”, dijo en 2003 la estrella de Kill Bill Daryl Hannah.
Su pasión por el cine le hizo aterrizar en un taller de dirección en Sundance, donde Robert Redford organizaba su festival anual de cine independiente. El celebrado debut de Tarantino Reservoir Dogs tuvo lugar en ese certamen en 1992 y se convirtió en un éxito de taquilla. Sus fans esperaron dos años más para su siguiente película, y fueron recompensados con Pulp Fiction.
El baño de sangre, venganza y honor, con grandes de Hollywood como Bruce Willis en el papel de boxeador y John Travolta como matón profesional fue coronada mejor película en el Festival de Cannes.
Tres años más tarde, Tarantino estrenó la epopeya de mafiosos Jackie Brown y seis años más pasaron hasta Kill Bill. Con todo, fue ración doble de Tarantino, pues esta sesión de venganza protagonizada por una novia asesina (Uma Thurman) llegó en dos entregas.
Con el cineasta mexicano Robert Rodríguez, Tarantino codirigió en 2007 el filme de terror Grindhouse, que consta de dos partes: Planet Terror y Death Proof. Fue su primera aproximación a la temática nazi, que exploraría a fondo en Bastardos sin gloria. Con mordaz ironía, Tarantino lleva a Adolf Hitler y Joseph Goebbels al estreno de una película propagandística en un teatro de París, que se convertirá en un infierno de llamas y disparos. Así el cineasta cumplió un sueño: “El poder del cine triunfa sobre el Tercer Reich.”
Junto a Brad Pitt, el hasta entonces casi desconocido Christopher Waltz se convirtió en la estrella de la película. Con él repitió en el western sobre la esclavitud Django Unchained, en el que Tarantino ajusta cuentas con el oscuro pasado estadounidense. Su homenaje al western se desarrolla con la esclavitud como trasfondo, con el objetivo “de que se vea cómo los estadounidenses trataron a sus esclavos negros”, dijo Tarantino en el estreno del filme.
Con su Oscar al mejor guión en la mano, y un un aspecto algo torpe y descuidado, Tarantino habló con los periodistas tras la gala de los Oscar y dijo sentirse orgulloso de ser un cineasta internacional. “Hago películas para el planeta Tierra”, subrayó el director de culto.
TIEMPO ARGENTINO