25 Apr Las ideas simples cambian al mundo: banco de bosques
Los bosques son las reservas de biodiversidad más valiosas y en su intensidad albergan cientos de especies, brindando refugio a muchas en peligro de extinción, como el yaguareté en Argentina.
Sus funciones ecológicas son fundamentales para la vida, pero durante la última década el país perdió el 70% de sus bosques nativos y éstos aún se ven amenazados por el avance de actividades productivas de gran impacto que depredan sus recursos en forma irreversible.
Ante la urgencia de conservarlos surge una idea tan simple como maravillosa: unir el pequeño aporte de muchos para comprar y salvar grandes extensiones de tierra. Desde su web -www.bancodebosques.org- los usuarios pueden seleccionar, dentro de un mapa satelital muy preciso, sólo algunos metros cuadrados o varias hectáreas del bosque donde se está trabajando y sencillamente comprarlas. Esta operación casi lúdica que permite distinguir con rigor la porción específica de tierra que se está protegiendo genera un vínculo directo entre el donante y su contribución. Además, se puede seguir día a día, on line, las compras de los otros socios en la grilla y ver cómo se suman voluntades para patrocinar espacios cada vez mayores. De esa manera, concreta y visible, se asegura para esos territorios un destino que no compromete su esencia. Se salvan.
Esto no quiere decir, sin embargo, que esas áreas se transformen zonas intocables, al contrario, allí se promueven actividades productivas sustentables [miel, madera certificada, eco turismo, productos forestales no madereros, etc.), para demostrar que el desarrollo económico puede convivir con el cuidado del ambiente. Este punto no es menor porque si pensamos los espacios protegidos como “islas” en mares de productividad estaríamos condenándolos a su desaparición y fomentando, por fuera de ellos, una explotación descontrolada, un “vale todo” que acecharía cada vez con más presión las zonas conservadas. Además, ese modelo tradicional no permite la conexión entre áreas naturales y las especies animales quedan incomunicadas, pierden la posibilidad de mezclarse con otras poblaciones y por lo tanto, disminuyen su calidad genética. El concepto que se pretende extender desde Banco de Bosques es que no se debe contraponer: “área protegida” a “producción”- se debe fomentar la producción de bajo impacto en todas las actividades para que las zonas preservadas no tengan límites, se extiendan y dejen de ser manchones o islas excepcionales dentro del territorio.
Este modelo de conservación implica un fuerte trabajo con la gente del lugar para integrarla, capacitarla y sumarla a la lucha por adoptar valores ambientales en todas sus prácticas, en su forma de vida. Para eso se emplea a vecinos de la zona y se marcó como objetivo la autosuficiencia económica. Banco de Bosques nunca podrá vender las tierras, en caso de disolverse la organización se donarán a la Administración de Parques Nacionales.
Detrás de Banco de Bosques está Emiliano Ezcurra, quien tiene un gran recorrido en Greenpeace, allí desarrolló muchas de sus campañas más conocidas. Emiliano conoce que la solidaridad y la creatividad deben amigarse para que la gente no sólo se sensibilice con los temas que comprometen al ambiente, sino también para generar y ofrecer herramientas que les permitan intervenir directamente en las problemáticas y les den la satisfacción de aportar algo concreto desde casa, desde la oficina, desde el lugar de cada uno.
Comprar lo que nunca se va a poseer. La madurez de esta idea tiene que ver con la madurez de una sociedad que es lo suficientemente sabia como para plantar un árbol a cuya sobra no va a sentarse nunca.
REVISTA SOL LINEAS AEREAS