Claire Danes, una espía en el mundo de la TV

Claire Danes, una espía en el mundo de la TV

Por Natalia Trzenko
Hay actores talentosos, sensibles y exitosos que con pocos gestos consiguen transmitir la emoción necesaria para que sus personajes se destaquen en pantalla. Claire Danes no es ese tipo de intérprete. La protagonista de la serie Homeland es talentosa, sensible y exitosa, pero lo suyo está apoyado en la abundancia de expresiones corporales en general, y faciales en particular. La mirada penetrante, las cejas en alto, crispadas, y la boca quebrada en llanto son la marca registrada de la perturbada Carrie Mathison, la fuerza motora y el corazón sangrante de la ficción que emite FX los domingos, a las 22.
Más allá de los buenos guiones y la impecable realización de la historia de espías y terroristas creada por los productores de 24, sin Danes está claro que Homeland no sería lo que es: una de las mejores series de las últimas dos temporadas. De hecho, tan esencial es la actriz al programa que aun antes de aceptar ser parte del elenco participó de su gestación.
Cuando Alex Gansa y Howard Gordon, los productores ejecutivos imaginaban la realización de este ciclo, siempre tuvieron a Danes en mente para el papel de la capaz e inestable agente de la CIA a la que en su homenaje llamaron Claire. Claro que su idea era encontrar una actriz en el estilo de su ideal, pensando que nunca conseguirían que Danes aceptara hacer una serie de TV. Tal vez porque conocían la compleja historia de la actriz con la pantalla chica. Un relato lleno de alegrías, rechazos y reconocimientos a destiempo.

Una vida en pantalla
Cuenta la leyenda -y un puñado de entrevistas otorgadas a regañadientes- que cuando tenía cuatro años la pequeña Claire, estimulada hija de padres artistas, declaró que quería ser actriz, un deseo que empezó a poner en práctica en el teatro apenas dos años después. A la niña neoyorquina le fue tan bien en sus trabajos teatrales que con apenas quince años se transformó en la protagonista de su propia serie: La vida de Angela (My So-Called Life). Un conmovedor drama sobre la vida de una adolescente y sus amigos tan real como la TV era capaz de mostrar, que hizo una estrella de Danes. Y le consiguió su primera nominación al Emmy como mejor actriz protagónica, premio que hace pocos meses -17 años después-, ganó finalmente por su trabajo en Homeland.
En aquel tiempo, prácticamente de la noche a la mañana, la actriz era la gran esperanza de Hollywood, un ejemplo de intérprete natural, comprometida y algo ajena al mundillo de la industria. Una chica bonita, pero no bellísima, que hacía juego con la música y la moda grunge que invadía los Estados Unidos y de ahí al mundo entero. Claro que la TV, o más bien sus anunciantes, no suelen ser conocida por su amplitud de criterios y su paciencia: cuando la serie no consiguió la popularidad que su calidad merecía, el canal decidió sacarla del aire al final de la primera temporada. El desaire empujó a la ascendente Danes hacia el cine, donde en dos años volvió a encontrarse de frente con la fama. Aunque esta vez la cosa terminó bastante mejor. Como la Julieta enamorada hasta la muerte del Romeo de Leonardo DiCaprio en la estilizada versión de Romeo y Julieta realizada por Baz Luhrman, la actriz mutó a póster colgado en las paredes de las adolescentes del mundo entero.
Lejos de marearse con la popularidad del romance shakespeareano vuelto tanque de taquilla, Danes decidió trazar su propio camino, rechazó el papel de Rose en Titanic y eligió hacer teatro y películas independientes. Con algún desvío hacia la industria (Terminator 3) su carrera marchaba bien y lejos de la TV hasta que un buen día le ofrecieron un proyecto tan interesante que Danes se animó a dejar de lado sus reservas con el medio. Se trataba del telefilm Temple Grandin de HBO, basado en la historia de vida de una mujer autista que se transformó en experta en comportamiento animal y un modelo a seguir para la gente que vive con la enfermedad. Gracias a su interpretación y al sello de prestigio de HBO, el telefilm resultó uno de los más premiados de 2010 y la puerta de entrada para el regreso de Danes a la TV. Un retorno que la pondría frente al personaje de su carrera. Un papel que habían creado para ella y que a pesar de todos sus resquemores no pudo rechazar. Algo que los fanáticos de la serie (entre ellos un tal Barack Obama), no dejarán de agradecerle.
LA NACION