Afirman que las caderas anchas no suponen un mayor riesgo cardíaco

Afirman que las caderas anchas no suponen un mayor riesgo cardíaco

El sobrepeso puede ocasionar algunos problemas de salud e incomodar a más de uno en cuanto a su imagen. Sin embargo, el mayor inconveniente parece ser el lugar donde se alojan esos kilos de más. Según un estudio publicado en la revista Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism, la grasa corporal difiere genéticamente según en qué zona se aloje. El trabajo ratificó que, cuando se ubica en el abdomen, puede acarrear patologías vasculares.
Los investigadores destacaron que la grasa en torno al vientre está asociada con riesgos más altos de enfermedad cardíaca y diabetes, y que la grasa de las caderas y los muslos “no desempeña un papel especial en esas enfermedades”. Asimismo, señalaron que son los hombres quienes tienden a acumular grasa en el área abdominal, pero habitualmente no tienen mucha grasa en las caderas o los muslos.
Steven Smith, director del Instituto Sanford Burnham de Investigación de Metabolismo y Diabetes del Hospital de Florida, y uno de los responsables del estudio, señaló que “aunque muchas mujeres odian tener caderas y muslos grandes, en realidad esto reduce el riesgo de enfermedades del corazón y diabetes. De hecho, aquellas que sufren ataques al corazón tienden a tener más grasa abdominal que grasa en los muslos”.
“Lo que marca la diferencia entre una obesidad complicada y una no complicada no es el peso corporal ni el índice de masa corporal, sino la distribución del tejido graso: la complicación metabólica es mayor en quienes tienen más tejido adiposo visceral, es decir, localizado dentro del abdomen”, señaló Silvio Schraier, médico especialista en Nutrición, director de la carrera de Médicos Especialistas en Nutrición de la Facultad de Medicina de la UBA y presidente de la Fundación Argentina de Nutrición (FAN)
El tejido graso ubicado en el abdomen tiene gran actividad metabólica y segrega sustancias inflamatorias que alteran el interior de las arterias (lo que favorece la hipertensión y la aterosclerosis), y promueve la acumulación de grasa en el páncreas, el hígado y los músculos, lo que predispone a sufrir diabetes tipo 2, hígado graso, colesterol y triglicéridos altos. Además, esto conduce a enfermedad coronaria, infarto cardíaco y enfermedad cerebrovascular.
Para la investigación se tomaron muestras de grasa de hombres y mujeres y luego se compararon los genes más activos en la grasa del vientre con los de los más activos en la grasa de los muslos. En el caso de los hombres, existen 125 genes que se expresan de manera diferente en la grasa del vientre y la del muslo. En cuanto a las mujeres, hay 217 genes que se expresan de manera distinta; en su mayoría son genes únicos de las mujeres, pero 59 de ellos son los mismos que mostraron variación en los hombres.
“Creemos que los genes que más difirieron programan a las células de la grasa para que respondan de manera diferente a distintas hormonas y otras señales”, indicó Smith.
Sin embargo, los especialistas concuerdan en que la determinación de una “grasa buena” y otra “mala” se basa en conceptos de estos tiempos, y basta con analizar la evolución del cuerpo humano. En la prehistoria, la grasa que los hombres cazadores tenían no era mala, le servía como reservorio para los períodos de hambrunas. “Hoy el hombre no come aisladamente ni va en búsqueda del alimento. Por el contrario, el alimento viene a nosotros, y además no se realiza el ejercicio necesario”, aclaró Schraier.
La investigación que ratifica a otras decenas de estudios sobre el tema, puede marcar un antes y un después en la forma de pensar común acerca de la grasa. “En lugar de enfocarnos en cómo impedir la acumulación de grasa en el vientre, quizá necesitamos ocuparnos de la grasa beneficiosa para el corazón en la parte más baja del cuerpo”, aseguró Smith.
Por su parte, al ser consultado por Tiempo Argentino, César Casávola, presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición, opinó que el objetivo último es “hacer un negocio que pretende ser millonario: poder llegar a tratar distintos tipos de obesidades en forma personalizada”.
TIEMPO ARGENTINO