Ocho historias de Miguel Bosse en el Festival de Viña del Mar

Ocho historias de Miguel Bosse en el Festival de Viña del Mar

Por M. Moraga y C.Vergara
Miguel Bosé entra a la sala de conferencias del Sheraton Miramar, se sienta en la silla respectiva, queda algo hundido y va a buscar un cojín. Sobre la mitad, desenfunda un pañuelo y se saca un chicle de la boca. En el final, se para, le pide a una modelo a sus espaldas que se siente y él se arrima sobre sus piernas. “Hace mucho tiempo que no estaba tan alegre”, lanza el español. Y se nota.
Casi en sincronía con ese ánimo, llegó a cenar al restaurante Portofino, de Valparaíso, junto a su mánager, la chilena Rosa Lagarrigue, y un invitado. Ahí pidió una bandeja de mariscos, tiradito de pulpo y otro de atún rojo, y un congrio a la plancha con risotto de camarones. Estuvieron en un salón privado y el artista pidió no ser molestado. Dos horas después, se retiró al hotel Sheraton, para alistar su noveno show en el certamen, que lo convierte en el artista que más veces ha pasado por la cita, con ocho visitas y diversas historias.
[1981] Debut. Bosé había venido en un par de visitas promocionales. Le tocó debutar en Viña para una de las ediciones más poderosas, con José Luis Rodríguez, Camilo Sesto y Julio Iglesias. “Quedó un poco eclipsado”, recuerda Felipe Pavez, director de esa edición. Pidió estar a un costado del escenario, para ver el abrazo entre “El Puma” e Iglesias, y se las ingenió para citar a toda la prensa al Casino de Viña. Los textos atribuían su presencia en la ciudad a la influencia de Lagarrigue. Pero ella lo niega: “Miguel fue más, porque quería conocer Viña y se quedó cuatro días en el Hotel O’Higgins. El estaba nervioso”, recuerda.

[1982] Diez días de aviso. Bosé estaba de gira por México, cuando Lagarrigue recibe un llamado desde Chile. Quieren a Bosé en el Festival. Sólo 10 días antes. “Fue un cambio de planes brutal, que nos tuvo acomodando billetes de avión a última hora”, comenta la colaboradora del músico. La prensa de la época destacaba la gigantesca producción que Viña negoció durante meses, con un rayo láser y efectos especiales. Pero lo cierto es que Bosé entró por los palos.

[1984] No te pido la luna. A la producción del Festival llegaban notas desde el sello Hispavox, que distribuía el último lanzamiento de Bosé en España, Bandido. “El objetivo era mostrarlo como un artista más maduro. Y le inventaron un cuento con Daniela Romo. Como que eran pareja”, recuerda el director de esa edición, Sergio Riesenberg. Durante su presentación, las cámaras hacían un contrapunto entre el hombre de Sereno y la mexicana, que respondía con risa nerviosa cada vez que Bosé le hacía guiños desde el escenario. “Nos dijeron que hasta iban a cantar juntos, pero ni siquiera se juntaron en el hotel. Salían cada uno por su lado. De pareja, nada. Y a los que estábamos en el hotel nos quedó muy claro”, recuerda el director.

[1994] Sin comentarios. Bosé atendía una conferencia de prensa en el O’Higgins. Una mujer (“No era periodista, trabajaba en una radio de Rancagua”, recuerda un asistente) le preguntó si era homosexual. Bosé respondió furioso y terminó la actividad. Comenzó a ser más cuidadoso con la prensa chilena. A su siguiente visita, para participar de un estelar de Canal 13, pidió al director Gonzalo Beltrán que le entregara los nombres y fichas de todos los periodistas. Seleccionó cuatro. Y solicitó que la entrevista fuera en la misma oficina de Beltrán.

[1997] Clandestino. Llegó al aeropuerto de Santiago en el mismo avión que Shakira, desde Buenos Aires. Un batallón de periodistas esperaba al cantante, pero zafó con dos fintas: hicieron salir a Shakira primero y un agente de prensa que comenzó a ordenar a los periodistas, para hacerle preguntas. Salió por otro lado. Llegando a Viña, exigió que echaran a toda la gente de su camarín. Se quedó solo, en una habitación cubierta en blanco absoluto.

[2001] Champán al desayuno. En la noche de cierre de ese año, el español cantó con Alejandro Sanz y Ana Torroja, y marcó un pequeño hito para el Festival. Tanto, que el trío se fue después al Cap Ducal para celebrar encerrados en un salón ubicado en el primer piso, con Bosé como el más animado. “Mientras el resto de los turistas desayunaba huevo a la copa, él seguía pidiendo champán. Mientras estábamos preparando el té para la once, el mandó a pedir mariscos para recuperarse”, describe Tomás de Rementería, concejal y dueño del recinto.

[2005] Teléfono rojo. Una noche antes de su actuación en Viña, Bosé sorteó el cerco de prensa que lo esperaba fuera del Cap Ducal y partió a Cerro Castillo, a visitar al Presidente Ricardo Lagos. “Son grandes amigos. Fue una cena de carácter familiar”, dice Lagarrigue. Por esos días, SQP difundió que el mandatario le había prestado el auto presidencial para pasear. De inmediato, el programa recibió un telefonazo de la Secretaría General de Gobierno para refutar el dato y decirles que deberían desmentirlo en pantalla. “Lo hicimos, fue un error”, recuerda Jennifer Warner, ex conductora del programa.

[2008] Esa señora nunca más. Justo antes de su última visita al Festival, en noviembre de 2007, Bosé fue hasta la casa de Cecilia Bolocco en Las Condes. Según cercanos al cantante, sólo aceptó la invitación porque la animadora le aseguró que era una cena privada. Pero cuando llegó, el acceso estaba tapado en prensa. Bosé se molestó, al punto de que, cuando estaba en Viña, comentó que “estaba harto” de la ex Miss Universo y las instrucciones eran claras: “No quiero nada con esa señora”. El equipo encargado de la visita comenta que tuvieron que bloquear todas las invitaciones que llegaban desde la animadora. Nunca más volvieron a reunirse.
LA TERCERA