Lionel Messi: “No estoy triste”

Lionel Messi: “No estoy triste”

Por Daniel Arcucci
“No estoy triste, no sé quién dijo eso”, expresa Leonel Messi, en palabras y en gestos. Lo expresa, sí, porque cuando pronuncia esa frase una enorme sonrisa le inunda la cara. “Estoy dolido, estamos dolidos, pero eso es otra cosa”, aclara enseguida, como para que se entienda que no hay ninguna contradicción entre su manera de sentir el fútbol y el extraño momento por el que atraviesa su Barcelona , puesto en duda por primera vez en casi cinco años de éxitos, después de tres tropiezos muy dolorosos.
Las dos caídas consecutivas ante Real Madrid, nada menos, por la Copa del Rey y por la Liga , y aquella frente a Milan, por la Champions League , parecen poner a la definitiva revancha del próximo martes contra los italianos, en el Camp Nou, como una fecha bisagra en la era del que es considerado por muchos el mejor equipo de la historia.
Hace sólo dos meses, un inesperado sol primaveral en pleno invierno acompañaba el estado de ánimo de una ciudad que acompañaba el momento de oro de su futbolista más emblemático. Ahora, una lluvia constante y un frío húmedo la pintan gris tristeza. Pero es sólo una sensación, una metáfora demasiado superficial. Cuando los cuatro fornidos hombres de seguridad entran al Onix Hotel, en el 24 de la Rambla de Cataluña, cargando en sus brazos las cajas con los cuatro balones de oro, algo así como la esperanza vuelve a brillar. Detrás de ellos ingresa él, Leo Messi, dispuesto a una charla que muchos imaginaban imposible para estas fechas. O, al menos, inoportuna. Pero allí está él, vestido con ropa deportiva negra, tiras plateadas, y el corte de pelo de esta temporada, cada vez más rasurado a los costados, con barba prolijamente desmechada. El motivo es presentar una nueva línea de ropa Adidas, su propia línea, pero Leo mismo dejará que el temario se extienda más allá, sin limitaciones, y con el tono menos pensado.
Con su papá Jorge en Rosario y su hermano Rodrigo en Japón, lo acompaña un mínimo grupo de colaboradores. Entra rápido, pero sin el apuro de un divo, aunque a sólo una cuadra de allí, en la esquina de Paseo de Gracia 21, se ha abierto una tienda exclusiva de su ropa, que a la vez funciona como museo. Se muestra primero en la conferencia de prensa general, sentado sobre una tarima adornada con sus cuatro trofeos más importantes y sus nuevos botines F50, rojiblancos. Y se presta después a la conversación más íntima, sin traducción, con un grupo de periodistas argentinos, y sin temas intocables.
-Leo, hiciste referencia a tu estado de ánimo. No se te ve triste, es cierto. ¿Esta es la clave para la famosa remontada, volver a jugar con alegría?
-Creo que nos falta algo de eso adentro de la cancha. El equipo está un poco apagado después de los resultados malos que tuvimos. Es el momento de levantar, de volver a ser nosotros mismos. De jugar como hemos jugado todos estos años.

-Has hablado, también, de dar más. ¿Qué significa dar más?
-Dar más no es sólo jugar bien al futbol. Hay situaciones del partido donde tenemos que estar más metidos. Pero son cosas que tenemos que hablar nosotros. Sabemos en qué no estamos bien, pero eso queda en el vestuario.

-¿Por qué sentís que pueden dar vuelta el resultado ante Milan?
-Sabemos que es complicado, después del resultado que trajimos de Italia. Pero poder, podemos. Como ellos nos ganaron a nosotros, nosotros podemos ganarles a ellos. Tenemos que tener cuidado que no nos hagan un gol, eso sí, y no volvernos locos.

-¿El equipo te busca poco o te encuentra poco, que no es lo mismo?
-No. Se dio por cómo nos plantearon los últimos partidos que perdimos. Saben que nos gusta tener la pelota y dejamos muchos espacios para la contra. Y nos encontramos con equipos como el Milan, que es muy bueno agrupándose atrás y tácticamente, para salir de contra. Con el Real Madrid, que más o menos nos plantea siempre lo mismo, rápidos para la contra con Di María, con Cristiano, con Pipa? Pero nosotros hicimos que los partidos se volvieran un poco lentos y por eso no encontramos los espacios. Es una suma de cosas, se juntó todo.

-¿Por qué te cuesta tanto hacerle goles a los italianos?
-Los equipos italianos trabajan muy bien tácticamente. Ojalá el martes se rompa ese dato.

-¿Hay gente que está esperando que pierdan? ¿Sentís que este es un momento bisagra en la historia del club
-Es el momento de revertir esta situación. Todo empezó con el partido del Milan que perdimos allá y este que viene puede ser el partido con el que empecemos otra vez. Sé que hay mucha gente que está esperando que perdamos para salir a hablar, para decir que se terminó todo esto del Barcelona, como ya lo dijeron el año pasado. Sabemos de eso, pero tenemos que ser fuertes y saber que depende sólo de nosotros.

-¿Cuánto los puede haber afectado la enfermedad y la ausencia de Tito Vilanova, como antes la de Abidal
-Lo que les pasó a Tito y a Abidal afectó al vestuario. Pero no podemos echarle la culpa a eso. Es un grupo fuerte y se recuperará.

-¿Es apresurado hablar de la necesidad de un recambio generacional? Se ha escuchado y leído mucho de eso por aquí.
-Este club es así: cuando perdés dos partidos se viene todo abajo. Y cuando ganás dos partidos, es lo normal. Acá tenés que ganar siempre. Sabemos mucho de eso, la gente que está en el vestuario conoce la casa de chiquito. Y hablar de recambio es una locura. La mayoría somos jugadores muy jóvenes todavía.

-¿La gente está ansiosa, recrimina mucho? Si salieras a caminar por Barcelona, ¿qué te parece que escucharías
-La gente está ilusionada, con muchas ganas, confiada que vamos a levantar el dos a cero.

Ilusión, ganas, confianza. Esas sensaciones que Leo le atribuye a “la gente” son las que en realidad transmite él. Acostumbrado a expresarse casi exclusivamente dentro del campo, ahora lo está haciendo fuera de él con una soltura que sorprende. Si por él fuera, parece, se quedaría a charlar toda la tarde. Sólo lo apura la obligación de un almuerzo con sus compañeros. Se extiende en las respuestas y en ellas es posible advertir, además de serenidad, interesantes entrelíneas tácticas, defectos que se han advertido y sobre los que se ha estado trabajando. Con él incluido. ¿Habrá llegado a su techo? ¿Cuánto tiempo se puede ser el mejor del mundo?
-Tu casa es grande, pero ¿cuántos Balones de Oro se podrían amontonar todavía?
-Si los gano los metemos en cualquier lado, ja, ja… No, no sé cuánto tiempo se puede estar en el primer lugar. Como se dice siempre, es fácil llegar, pero es difícil mantenerse. Y más, como decís vos, siendo uno de los mejores de mundo…

-Dijiste uno de los mejores… ¿Qué? ¿Para vos nos sos el mejor del mundo?
-No sé, ja, si lo digo yo después lo ponen de título.

-A propósito de los mejores, ¿quiénes son en cada cosa? Por ejemplo, cabeceador?
-Cristiano tiene un salto y un cabezazo espectaculares. Controlando es descomunal lo de Xavi e Iniesta. Yo tengo que seguir mejorando.

No es nuevo el “seguir mejorando”. Si ya lo había dicho en enero, en Zurich, sosteniendo el balón que bien se había ganado en 2012, más se le entiende ahora, cuando se le exige refrendarlo.
-Hay un mantra en tu nueva campaña publicitaria, ¿sabías, no?
-Sí, sí…

-“El fútbol nos divierte / por eso aprovechamos hasta el último minuto. / Mantenemos la calma / jugamos con el balón / sin engañar al árbitro?”. Escribís bastante bien, ¿eh?
-Je, je… Me lo leyeron. Quisieron reflejar cómo juego yo, cómo juega el Barcelona? Y eso lo refleja bien.
LA NACION