21 Mar Juan Maldacena donó US$ 200.000 al Balseiro
Por Nora Bär
El argentino Juan Martín Maldacena ya integra el puñado de científicos que sobresalen en el más alto nivel internacional. Si alguien dudaba de su talento, a principios de agosto se convirtió en uno de los nueve investigadores honrados con el nuevo Premio Yuri Milner a la Física Fundamental, una distinción otorgada a nombres que están haciendo historia en la ciencia. Pero la estatura de las personas no se mide sólo en logros profesionales y, con su habitual sencillez, ahora Juan Martín vuelve a sorprender demostrando que no sólo es grande en la ciencia, sino también en la vida: acaba de donar 200.000 dólares para el Instituto Balseiro (IB).
Entre los usos posibles que especifica para esta suma incluye el desarrollo de un programa de profesores invitados, muestras de divulgación sobre física, la construcción de un museo de ciencias o el estímulo a la transferencia de conocimiento entre Balseiro y empresas.
Tal vez en otras latitudes este gesto sea habitual. Pero en la Argentina, donde muchos egresados de universidades públicas y gratuitas logran el éxito profesional, es tan inusual que asombra. “Juan Martín es uno de los físicos más reconocidos en el mundo -destaca Gerardo Aldazábal, su mentor en el Instituto Balseiro-. Visita la Argentina, y en particular Bariloche, una o dos veces al año. Dicta seminarios, charlas de divulgación, discute con científicos sobre temas específicos e interactúa con los estudiantes. Su presencia en los medios de difusión y sus conferencias públicas constituyen un incentivo a la actividad científica en general. Ahora, con este gesto singular, muestra nuevamente su conexión con la ciencia de su país, donde inició su formación.”
El nombre de Maldacena se suma así al de un minúsculo puñado de graduados que -como el año último hicieron Sebastián Ceria, uno de los directores de la empresa de software Axioma, y el arquitecto Rafael Viñoly, creador de algunos de los edificios más notables del mundo, ambos graduados en la UBA, que donaron el diseño y el proyecto de un nuevo edificio para la Ciudad Universitaria (valuados en 150.000 dólares)- deciden retribuir en alguna medida lo que recibieron de las instituciones en las que estudiaron.
“Es una forma de retribuir lo recibido… Y lo dono al Balseiro porque es el lugar en el que estudié y sé que lo administrarán adecuadamente -explicó Maldacena vía e-mail-. Allí recibí una excelente formación, que me preparó muy bien para el paso siguiente de mi carrera, el doctorado en los Estados Unidos.”
Maldacena reconoce que, si bien su gesto es de agradecimiento, también quisiera que sirviera de ejemplo para que los graduados se involucren más con las universidades en las que estudiaron, tanto contribuyendo materialmente a su sostenimiento como mejorando la calidad de la enseñanza. “Es algo que ocurre mucho aquí, en los Estados Unidos -subrayó-, tanto en universidades públicas como privadas. Y que creo que es importante que se desarrolle más en la Argentina.”
Como dice Damián Zanette, integrante de la comisión directiva de la Asociación de Ex Alumnos del IB, “Juan Martín cristaliza en un nivel sin precedente el objetivo de seguir colaborando con el Instituto. Y brinda un ejemplo que en mayor o menor medida todos podemos continuar”. Y concluye Alex Fainstein, vicedirector del instituto. “Lo que hizo es muy importante. Pero lo será mucho más si estimula a que otros hagan, hagamos, lo mismo”.
LA NACION