Hernán Jasen: El placer de volver a Bahía tras una vida europea

Hernán Jasen: El placer de volver a Bahía tras una vida europea

Por Gastón Saiz
A los 35 años ya valora mucho más la faceta afectiva que el rédito económico. Hernán Jasen necesitaba volver a su casa después de 13 temporadas en el básquetbol europeo, y qué mejor que haber recuperado los aromas de Weber Bahía Estudiantes, el club donde se formó y que desde hace unos años pretende pegar un salto cualitativo como franquicia bajo la dirección de Pepe Sánchez, el mentor de este proyecto modernizador.
Pancho Jasen es uno de los tantos deportistas argentinos que silenciosamente lograron gran adaptación y suceso en el medio europeo. El alero disputó 449 partidos en la Liga ACB de España, período que significó el núcleo de su carrera profesional. “Hace 13 años, mis expectativas eran tratar de emigrar hacia Europa y pensar en mí para tratar de subir el nivel. Hoy me encuentro en una situación completamente distinta, atravesando los últimos años de mi etapa profesional en la ciudad donde me crié. Y lo estoy disfrutando.”

-¿Qué diferencias encontraste entre aquel viejo Estudiantes Bahía y éste?
Antes se hacía todo mucho más a pulmón, era más difícil y la Liga Nacional se estaba afianzando. Al regreso me encontré con un club muy bien organizado de la mano de Pepe Sánchez, donde el espectáculo es lo esencial. La gente se acerca mucho a la cancha, gane o pierda el equipo. Notás la diferencia en los detalles: los vestuarios, que no tienen nada que envidiarles a los de Europa, el cuidado de la cancha, las pantallas electrónicas, los traslados del equipo por el país. Varios factores que hacen que se cuide muy bien al jugador, eso es importante.

-¿Y en lo que respecta al nivel de juego de la Liga Nacional?
Se volvió una Liga muy física, en la que se juega dos veces por semana, y eso hace que debas cuidar mucho más el cuerpo, porque si no, no te da tiempo a recuperarte. Es un torneo muy duro, con partidos muy parejos. Marca diferencias el equipo que muestra algunos detalles tácticos; es lo que estamos intentando nosotros.

-Hoy, a un basquetbolista argentino le cuesta más emigrar por la crisis europea y por trabas administrativas. ¿Es así?
Sí, se nota que está mucho más difícil. Pero al mismo tiempo se han abierto las puertas para los países del Este. Cuando me fui, las opciones sólo eran Italia, España o Alemania. Hoy tenés jugadores serbios, croatas y rusos muy buenos que hicieron que allí la competencia sea mucho más agresiva. Yo les recomiendo a los chicos que den el salto a Europa, aunque la oferta económica no sea tan tentadora en principio, porque pueden crecer como basquetbolistas. Es importantísimo que sumen experiencias deportivas y también personales; te animan a seguir creciendo.

-¿Jugar en Europa es una condición para llegar a la selección?
No, pero es importante. Hay que verlo del lado argentino. Si se va un jugador nuestro, es cierto que la Liga Nacional se debilita, pero también hay que pensar que ese jugador puede potenciar en un futuro a la selección gracias al roce internacional que consiga allá.

-Sos un contemporáneo de Manu Ginóbili, te criaste deportivamente al lado de él en Estudiantes y en Andino de la Rioja. ¿Qué veías en su manera de actuar?
Hizo la diferencia gracias a su trabajo oculto, silencioso. El tipo trabajó continuamente para mejorar, siempre supercompetitivo, centrado en el juego, mentalizado en lo que tenía que hacer. Un fuera de serie que a su talento le agregó lo que se necesita para llegar: la autoexigencia.

-¿Cuándo te diste cuenta de lo que Manu era capaz de hacer?
Lo conocí a los 17 años. Me acuerdo de cuando llegó a La Rioja desde Bahía y la convicción que transmitía. Estaba decidido a quedarse, pese a que sus padres se sentían con dudas al dejar al “nene” en esa provincia, lejos de ellos. Pero quiso establecerse allí para progresar con la liga. Con 17 años mostró una postura adulta que no era normal. Así fue siempre: ¡pum!, ¿desafío? ¡Vamos para adelante! Después, es un tipo muy jodón fuera de la cancha, te matás de risa. Un grande que señala el ejemplo por su forma de conducirse no se queda en palabras.

-Jugaste el Mundial 2010 y los Juegos Olímpicos de Londres 2012. ¿Cuál es tu proyección en la selección a los 35 años?
Me está faltando rodaje, más partidos, pero estoy a disposición de Lamas si me necesita porque la selección es lo máximo, me dio muchísimo. Aunque no me quiero proyectar al Mundial 2014, pienso a corto plazo.

-Tuviste monstruos en tu puesto que quizá no te permitieron llegar más lejos en la selección.
Está claro que no llegué al techo que fijaron ellos; estamos hablando de jugadores NBA y top en Europa, yo los veo como dioses. Pero bienvenido sea: si no pude estar es porque delante de mí había mejores, está demostrado con los logros de nuestro país en el básquetbol. A mí, ellos y sus conquistas me dieron mucho más renombre en Europa gracias a que soy argentino.
LA NACION