08 Mar Día Internacional de la Mujer: más de 100 años de lucha
Siempre hay quien opina que no es necesaria la existencia del Día Internacional de la Mujer. O bien que debería celebrarse también su homónimo masculino. Del mismo modo, en general todos los 8 de marzo se suele saludar a las mujeres deseándoles felicidades y obsequiándoles una flor o algún lindo presente.
Lo cierto es que este día no es tanto una celebración sino más bien una conmemoración. Una forma de recordar y acentuar la lucha de las mujeres por sus derechos, en especial por la igualdad de condiciones frente al hombre y por la finalización de la violencia física y moral que sufren a diario.
Más de cien años de lucha
La celebración del Día Internacional de la Mujer tiene un largo recorrido. Su inicio más formal fue en agosto de 1910, cuando las integrantes de la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas aprobaron un documento que reclamaba el sufragio universal para el género femenino y la propuesta de establecer el 8 de marzo como el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”.
Esta iniciativa cobró real trascendencia pública y política un año después, cuando más de 140 trabajadoras textiles de la fábrica de camisas Triangle, en Nueva York, murieron en un trágico incendio al encontrarse encerradas en el edificio industrial a petición de sus dueños, quienes pretendían evitar así posibles robos y manifestaciones obreras.
2013, centrado en la violencia de la mujer
Aún después de tantos años, la igualdad de oportunidades entre los géneros es una deuda pendiente de la sociedad mundial. De todas formas, uno de los temas más acuciantes es la gran tasa de violencia que sufren diariamente las mujeres al interior de sus hogares, sus trabajos o con sus entornos más cercanos. Poner un límite a esta situación es un tema crucial.
Es por ello que la organización Mujeres de Naciones Unidas ha establecido como lema este año “Una promesa es una promesa: momento de pasar a la acción para acabar con la violencia contra las mujeres”. Y esta tarea no debería recaer solo de las organizaciones gubernamentales y en los estados, sino que es necesario poner el hombro hombres y mujeres por igual para la construcción de una sociedad más justa para todos.
PRENSA UTTA OSPAT