Los e-Books para el verano

Los e-Books para el verano

Por Nicolás Toranzo
Leer en papel sigue siendo uno de los pocos hábitos que las personas mantienen en tiempos donde todo se hace online. Sin embargo, los avances tecnológicos también llegan a los libros. Según un estudio de la consultora de negocios Bain & Company, para 2015, entre el 15% y el 20% de los libros que se leerán en el mundo estarán en formato digital (e-Book, por su denominación en inglés). Un de las razones, de acuerdo al informe, es que los lectores tienden a leer más cuanto mayor equipamiento digital poseen. El efecto se puede ver por estos días en el aumento de e-Readers, los dispositivos que sirven para visualizar los e-Books tanto en las calles de las ciudades argentinas como también en sus playas y refugios de montaña. El impulso local viene de la mano de los cambios que mostró el mercado estadounidense, uno de los más influyentes para el consumidor argentino. En 2010, la plaza norteamericana ocupó el lugar de mayor crecimiento global con un aumento de 163% y una facturación de casi 600 millones de euros. Para junio de 2011, más del 12% de la población adulta estadounidense poseía uno de estos equipos, cifra que se había duplicado en seis meses, según datos del informe. Mientras, Amazon, el sitio de comercio exterior, ya vende más libros electrónicos que en papel.
En la Argentina, el mercado responde y comenzó a desarrollarse, según explican las editoriales, librerías pero también asociaciones de lectores. “Aterrizamos en el país en septiembre de 2010. Cuando llegamos el mercado no había nada, era un rubro desconocido, así que empezamos a trabajar de cero”, cuenta Sergio Vázquez, gerente General de Grammata Argentina, subsidiaria de la empresa española creada en 2004, que comercializa libros electrónicos y produce los e-Readers Papyre. “Las personas tienen un gran desconocimiento sobre el tema y exagero si digo que el 10% de la población argentina sabe que es un e-book”, continúa. Sin embargo, el cambio llegó en 2011. La unidad de Servicios Editoriales de la compañía incrementó en un 250% el número de editoriales con las que trabaja en España y América latina, y multiplicó por 30 el número de títulos digitalizados respecto de 2010. “Fue un año más que digno”, resume Vázquez.
Por su parte, Matías Fernández, uno de los miembros del Club del eBook, explica que el sector “a nivel nacional, está creciendo mucho, especialmente en la segunda mitad de 2011”. Fernández admite que el mercado está aún en un estadío inicial. Pero, al mismo tiempo, la oferta aumentó un 100% en el último semestre.

Un interés creciente
Además de Grammata, la telefónica Movistar es una de las empresas que se esforzó, durante el año anterior, para impulsar la venta y difusión de los e-Books a nivel local. La tienda de Movistar vende, en promedio, 1.500 títulos por mes, según datos propios. “Estamos empezando a conocer quiénes son los usuarios del mercado y, a través de distintas promociones, estamos dando a conocer nuestra tienda. Hoy, tenemos 5.000 usuarios registrados en la página y que compran día a día”, relata Martin Haristeguy, jefe de Desarrollo de Producto de la compañía.
Para Fernández, la falta de desarrollo del mercado se debe, por un lado, a que el e-Reader “todavía es un aparato prácticamente desconocido en los círculos de personas que no están especializadas o no son grandes lectores”. Por otro lado, el aficionado recuerda que falta desrrollar un mayor catálogo de obras en formato digital y agrega: “Sería importante contar con una buena oferta de libros que vaya más allá de las novedades de las librerías, incluso como soporte para libros de estudios, libros académicos o equipos que se puedan utilizar para leer manuales o contenidos específicos”. En ese sentido, Eudeba decidió digitalizar su catálogo y venderlo a un 30% del precio del libro en papel. “La decisión fue que la gente de la UBA compre un libro original en formato digital al mismo precio de las fotocopias que venden los centros de estudiantes”, indica Vázquez.
El valor de los libros digitales es otra de las causas por las cuales, en el país, el mercado de e-Books y sus respectivos dispositivos todavía no ha crecido demasiado. “El problema sigue siendo el precio del archivo. Es demasiado caro para que la gente perciba lo que está comprando”, explica el ejecutivo de Grammata y asegura que “digitalizando contenidos, el costo real no es tan caro para que un libro valga un 70% de lo que sale en papel”.
Sin embargo, Fernández cree que “mientras no haya una demanda grande, que fomente la competencia, es difícil que los precios varíen demasiado”. Y sintetiza: “La brecha entre el formato papel y digital no es tan grande como uno desearía”.
En la misma línea Haristeguy cree que si bien el precio del e-Book ya es más económico “podría reducirse aun más para generar un negocio de volumen, entendiendo que un libro electrónico no tiene tanto costo”. En cualquier caso, se trata de un cambio de mentalidad “que hay que generar”.

Un precio alto
Mas allá de estas dificultades, hay optimismo en que, en los próximos años, la comercialización de e-Books aumentará fuertemente en la Argentina.
“Un ejemplo es Santillana (N.d.R.: la editorial, que forma parte del grupo español Prisa). A partir de enero, publicará cada libro que saca en papel también en formato digital”, grafica Vázquez mientras que el responsable de Desarrollo de Productos de Movistar cree que “haberá una evolución, no sé si tan explosiva como en los Estados Unidos, pero sí un negocio de acá a tres años”. Por su parte, Fernández indica: “Nadie quiere quedarse atrás, pero todos están avanzando a tientas”.
Otra razón para confiar en que cada vez habrá más e-Books en el país es la llegada de Amazon a América latina en breve. Según Haristeguy ellos movilizaran el mercado. Para Vázquez, esto “va a acelerar los procesos”, aunque “no van a tener el terreno liberado”. Según el ejecutivo la legislación local no permite que las librerías fijen los precios de los libros. “Lo pone el editor. Entonces, si decide que cuesta un 30% menos que el libro papel, ese precio es inamovible y hay que respetarlo”, resume.
EL CRONISTA