02 Feb La raqueta de Perón
Por Martín Seldes
La primera tenista argentina en sobresalir a nivel mundial, Mary Terán de Weiss, hubiera cumplido 96 años. Una adelantada a su época, perseguida por su cercanía con el peronismo: el General le ofreció casamiento. Hoy, el estadio de tenis del Parque Roca donde jugarán por la Copa Davis, lleva su nombre, pero el gobierno de la ciudad y el propia Federación Argentina lo niegan.
Maria Luisa Beatriz Terán nació en Rosario el 29 de enero de 1918. Fue la mejor tenista argentina en la historia hasta que llegó Gabriela Sabatini. Fue una de las personas que más ayudó a que el tenis dejara de ser un deporte para una élite. Fue una precursora en la vestimenta de las mujeres que jugaban al tenis. Fue la esposa de un tenista. Fue perseguida por la Revolución Libertadora y por todo el deporte cuando volvió temporalmente la democracia. Fue una campeona. Fue una de las 20 mejores jugadoras del mundo. Fue a visitar a la Reina Isabel II, de Gran Bretaña. Fue exiliada entre 1955 y 1959. Fue jugadora de River. Fue rechazada por todas sus rivales. Fue un amor de Perón. Fue una mujer. Es un estadio. Es una leyenda.
Mary Terán tuvo de todo en su vida. A los siete años empezó a jugar al tenis, mientras practicaba otros deportes. De hecho, es una de las mujeres que cruzó el Río Paraná a nado. También era remera. A los 12 ya tenía tantas cualidades como tenista que comenzó a competir. No era de una familia de plata. Su padre trabajaba en el buffet del club donde ella empezó a jugar. Tampoco era pobre. Un entrenador de origen sueco vio lo que hacía con la raqueta y la ayudó en su formación deportiva. Fue un éxito.
Cuando su carrera empezó a crecer, a partir de la década del 40, ella viajó por el mundo con la raqueta y eso le sobró para ser la mejor del país. Así empezó a cosechar las 832 victorias que obtuvo en 1100 partidos internacionales. Para tener una noción de lo bueno del récord, se puede comparar con los 878 triunfos de Roger Federer en 1076 juegos. En 1940, conoció a su marido, Heraldo Weiss, en un tren en el que viajaba para participar del torneo en Córdoba. Él también era tenista e hijo de un futbolista campeón, una y otra vez con Alumni. Juntos recorrieron los mejores años de sus carreras. Ella, en 1948, llegó a estar entre las cinco mejores de Europa y, tal vez, las 10 mejores del mundo.
Mientras su carrera crecía y los éxitos se sumaban en distintos lugares del mundo, el nombre de la tenista iba apareciendo cada vez más en los medios. Ella aprovechó su fama, sus tapas de El Gráfico y de Para Ti para que el tenis fuera más popular. Dio clases gratis para chicos en el Buenos Aires Lawn Tennis Club con fondos de la fundación de Eva Perón y hasta ayudó a mejorar el estadio de ese club que estaba obsoleto en esa época. Eso ya cayó mal en el ambiente del tenis, incluso en la época peronista.
Cuando en 1952 murieron su marido y Eva Perón, su vida sufrió su primer gran golpe. Ya había ganado el Irish Open, además de importantes torneos en Wimbledon (ganó el Plate Cup, el premio consuelo), Israel, Colonia (Alemania) y Baden-Baden. Durante los Juegos Panamericanos de 1951, en Buenos Aires, ganó dos medallas de oro y una de bronce. A partir de ese año, las cosas fueron cada vez más difíciles para ella. La enfermedad de su marido la había obligado a vender todo y hasta a empeñar sus trofeos, tanto que tuvo que volver a empezar económicamente cuando Heraldo murió.
En ese momento empiezan las entrevistas con Perón, el otro viudo. Tuvo cargos en la ciudad y la política del momento la empezó a utilizar para golpear a las clases que dominaban ese deporte. Su nivel tenístico no decaía a pesar de la tristeza. Enrique Morea, luego presidente de la Asociación Argentina de Tenis durante muchos años, era jugador en ese entonces y estaba en la vereda opuesta. El elitismo buscaba proteger su espacio.
En 1955, con la llegada de la Revolución Libertadora y la persecución a Perón y peronistas, Mary tuvo que exiliarse. Su carrera siguió creciendo en Europa, aunque nadie se enteraba en la Argentina porque estaba prohibido publicar cualquier “propaganda peronista” y así lo consideraban el gobierno militar y los medios del momento. La AAT le mandó una carta a la Federación Internacional para que no permitiera a Terán participar del circuito. El pedido fue denegado.
Buen revés, una derecha aceptable, una volea mejorada y una pollera o un vestido cortos que permitían ver el bombachón. Además, era muy bella y llamaba la atención. También en eso fue una distinta. Estuvo fuera del país hasta que en 1959 regresó a jugar. Antonio Vespucio Liberti, presidente de River, le abrió las puertas del club. Creyó que el hecho de que los políticos no la persiguieran más sería suficiente. Pero no. Cada vez que salía a jugar, se encontraba con el vacío enfrente y otra victoria por no presentación del rival que le evitaba ganar puntos para el ranking. Era demasiado. La acusación: había organizado un torneo con el nombre de Evita.
“Mi situación constituye una inhumana e injusta persecución, alentada por el inconfesable deseo de evitar que vuelva al primer plano en mi deporte favorito… Hay ciertos detractores actuales que en su oportunidad se complacieron recibiendo aquello mismo que hoy censuran”, escribió en una carta abierta publicada por El Gráfico.
Según contaron tanto Perón como Terán, el General le pidió casamiento. Los acusaban de ser amantes. “No es que me sienta insignificante, sino que me asusta la idea de imitar a Evita. Desde donde esté seguiré sirviendo a sus ideas”, le respondió ella.
Nada cambió y su vida se fue apagando. Con algunos amigos y con su madre, con quien vivía en Belgrano, estaban cerca, pero la tristeza ya le había ganado. A fines de 2007, la Ley 2.502 decía que el Estadio Parque Roca pasaba a tener el nombre de la tenista. Aún cinco años y dos meses después de eso, pocos le dicen Mary Terán de Weiss. Ni las entradas, ni la Ciudad de Buenos Aires aceptan que ese es el nombre y Arturo Grimaldi, el actual presidente de la AAT, hasta dijo hace unos meses que debería tener un nombre que no desuna. En 2010, el INADI intervino para recomendarles que respetaran la ley.
En 2013, para muchos, Mary Terán de Weiss es un estadio. Para otros, ni siquiera eso.
EL GRAFICO