Financial Times celebra sus 125 años

Financial Times celebra sus 125 años

Sir Geoffrey Owen
Se incorporó en 1958; editor de FT 1980-1991

En 1963 yo era el único periodista del FT en Estados Unidos. A las dos de la tarde del 22 de noviembre volví a mi escritorio después de almorzar y fui recibido con un grito: “Le dispararon a Kennedy“. Los acontecimientos de los siguientes días y semanas quedaron grabados en mi memoria. El juramento del siguiente presidente Lyndon B. Johnson en presencia de Jackie Kennedy, el bizarro incidente en el que el asesino del presidente Lee Harvey Oswald encontró la muerte en el sótano de la comisaría de Dallas; y, unos días después, el poderoso discurso de Johnson ante ambas cámaras del Congreso que unió a la nación.
El lunes posterior el asesinato fue el funeral, el cual seguí desde un lugar privilegiado cercano al Capitolio. Fue un momento extraordinariamente conmovedor. Nadie que haya estado allí lo olvidará jamás.

Robert Graham
Corresponsal 1969-2000

Cuando pedí al director Gordon Newton un aumento salarial me miró sorprendido. “Pero Graham, pensé que tenía otros ingresos”. Le incomodó más que le dijera que no venía al caso si yo tenía o no otros ingresos. Había sido contratado en 1969 por 2.000 libras anuales.
Otro hecho se produjo a principios de los noventa. El FT había pasado a ser un actor del escenario político y económico de Italia. El breve primer gobierno de Silvio Berlusconi en 1994 cayó en parte porque el diario había recalcado su incompetencia. Lamberto Dini, entonces ministro de finanzas, trató de que me despidan y me dijo: “Cuanto antes se vaya de Italia, mejor”, a lo cual le contesté: “Esas son palabras poco apropiadas para un ministro de la república italiana”.

David Buchan
Corresponsal 1975-2006

El comité Delors, creado para elaborar una propuesta de unión monetaria europea, estaba por publicar su tan esperado proyecto en abril de 1989 tras nueve meses de conversaciones secretas entre los presidentes de bancos centrales de los 12 estados miembros de la UE, con Jacques Delors (el presidente de la Comisión Europea) a la cabeza.
Ese secreto habría permanecido intacto si un informante no me hubiera entregado el informe el viernes anterior a su lanzamiento con el pedido de que ”quizás ustedes (refiriéndose al FT) puedan escribir algo corto”, a lo que le respondí que ese no el tipo de tema que el diario pudiera restarle importancia.
Pero una tragedia obligó que eso sucediera. Al siguiente día, se produjo la catástrofe de Hillborough en Sheffield donde murieron 96 personas y el FT terminó publicando el informe Delors con una nota al pie de página.

Paul Taylor
Corresponsal 1976-actual

El proceso de contratación de personal del FT en los setenta generalmente constaba al menos de cinco entrevistas y culminaba con una audiencia con el entonces director Fredy Fisher. Los candidatos se sentaban sobre un sofá negro frente a Fredy, cuya primera pregunta en su profundo acento alemán, era: “¿Usted es hábil con los números?” Si uno respondía que sí, la siguiente pregunta era: “cuál es el PBI de Gran Bretaña?”
Cuando llegué a Nueva York a principios de los ochenta, la oficina compró siete PC IBM a un precios de u$s 7.000 cada una. Esas eran las primeras computadoras que usaban los periodistas de FT, y preparaba el terreno para la transición de las máquinas de escribir y el metal caliente a la publicación digital.

Lucy Kellaway
Ingresó en 1985, columnista

A principios de los noventa, cuando el FT todavía se consideraba un honorable periódico serio, escribí una columna sobre el nulo sentido de la moda que tenían los más grandes capitanes de la industria británica. Pensé que el artículo era muy bueno, si bien no era la opinión de la mayoría. Mi colega Martin Wolf me hizo a un lado y me dijo que yo no estaba comprendiendo el extraordinario argumento de venta del FT, que era ser un diario aburrido.
A Sir Richard Greenbury, el jefe de M&S, tampoco le gustó la nota, si bien en su caso era porque había dicho que se podía perdonar a Sir Richard por vestirse espantoso porque él estaba obligado a lucir la desaliñadas prendas de su compañía.
Me escribió una de sus famosas cartas furiosas, donde hizo la siguiente declaración: “En mi vida jamás he usado un traje de M&S”, o algo similar.
Eso sucedió uno o dos años después de que Gerald Ratner había casi provocado la quiebra de su compañía por haber dicho que su joyas eran una “porquería total”, y cuando leí la carta de Sir Richard supe que tenía una gran primicia.
No me permitieron usar el material porque provenía de una carta privada.
EL CRONISTA