Cuando el médico está a un clic

Cuando el médico está a un clic

Por Nora Bär
Hasta no hace mucho, una de las preocupaciones de las sociedades médicas era combatir la automedicación. Y no era sólo por espíritu corporativo: por más que leamos con todo detenimiento las advertencias incluidas en el prospecto de los medicamentos o confiemos ciegamente en la recomendación de la abuela/del primo/del amigo/del compañero de trabajo con el que nos vemos diariamente desde hace veinte años, queda claro que podemos incurrir en errores que salen caro. Pero ahora ya no sólo nos tragamos menjunjes innombrables sin chistar (y, lo peor, sin saber si son efectivos)… ¡también pretendemos autodiagnosticarnos! Total, basta un enter en la compu para acceder a decenas de miles de sitios digitales (se calcula que sólo los que dan noticias de último momento suman 18.000, en 40 idiomas). Un estudio dado a conocer hace un par de días por el Centro de Investigaciones Pew, de los Estados Unidos (no conozco trabajos locales), confirma esta afición por el autodiagnóstico: en ese país, en los últimos doce meses, el 59% de los adultos buscó información de salud online, y uno de cada tres intentó identificar un problema médico propio o de otra persona. El 35% ni siquiera visitó después a un médico para recibir una opinión profesional. Muy probablemente, muchos de nosotros estamos incluidos en alguno de esos grupos… Lo hacemos por apuro, por curiosidad y también, sí, porque sospechamos que el médico, como cualquier humano, puede equivocarse. El problema, en este caso, no es la falta de datos o conocimiento accesibles, sino cómo reconocer los correctos, interpretarlos y aplicarlos. La historia de la medicina lo demuestra: tan peligroso como no saber, es saber sólo una parte. Como dice esa frase atribuida al psicólogo y filósofo norteamericano B.F. Skinner: “El verdadero problema no es que las máquinas piensen… sino que piensen las personas”.

Guillermo Oliver fue uno de los fundadores en Tucumán del Centro de Referencia para Lactobacilos (Cerela), del Conicet. Allí desarrolló sus trabajos pioneros en bacterias lácticas, que aplicadas en la leche, ayudan a curar la diarrea infantil. Para Oliver, investigador generoso, no había contradicción entre hacer ciencia y aplicarla. Químico de formación, murió en Rosario, cuando estaba por cumplir los 86.
En lo que se considera un logro histórico, científicos de la misión Wissard acaban de llegar hasta un lago sumergido en la Antártida desde hace millones de años bajo 800 m de hielo, el Whillans. Pero hay más: según escribe Douglas Fox (periodista científico de la revista Discover, que participa de la expedición), resultados preliminares de análisis hechos al agua y sedimentos indican que habrían hallado signos de vida. Los primeros descubiertos en un lago subantártico.