Benedicto ya prepara su nueva vida como “papa emérito”

Benedicto ya prepara su nueva vida como “papa emérito”

Por Luisa Corradini
Mañana, a partir de las 20, después de que abandone el trono de Pedro y comience su nueva vida retirado del mundo, el Papa seguirá siendo llamado como hoy: Su Santidad Benedicto XVI.
“Llevará el título de «papa emérito» y vestirá una sotana blanca, muy simple”, anunció ayer el vocero del Vaticano, padre Federico Lombardi, al describir la vida que llevará en el futuro el hombre que dirigió los destinos de la Iglesia Católica durante casi ocho años.
El mantenimiento de la dignidad pontificia una vez que Joseph Ratzinger haya abandonado el ministerio de Pedro es una auténtica innovación, según los especialistas. “Sus consecuencias merecerán un examen preciso, sobre todo en cuanto al significado que representará para su sucesor”, reflexiona el Hervé Yannou. Sobre todo, porque ambos hombres deberán cohabitar dentro de los muros de la Ciudad del Vaticano.
Benedicto XVI dejará de usar sus zapatos de color rojo (que evocan la sangre de los mártires), para reemplazarlos por otros de color marrón. El anillo de pescador, símbolo del sello pontifical, será destruido por el cardenal camarlengo en el momento en que se materialice la renuncia, y sus departamentos en el Vaticano permanecerán sellados hasta que vuelvan a ser ocupados por su sucesor.
Hoy, la última audiencia pública del Sumo Pontífice se anuncia grandiosa y sobria al mismo tiempo. Imponente por la cantidad de gente que asistirá: más de 50.000 entradas han sido reservadas, aunque “todos los fieles serán bienvenidos en la Plaza San Pedro”, según confirmó el padre Lombardi.
El inicio de esta ceremonia está previsto a las 10.30, pero se podrá acceder a la plaza desde las 7.30. La reunión será sobria, pues nada particular ha sido previsto y el Papa pronunciará su catequesis como lo hacía habitualmente.
No obstante, teniendo en cuenta la cantidad de asistentes, esta vez no habrá “prima fila”, esa larga cola de fieles que saludan al Pontífice en esas ocasiones. Más tarde, Benedicto XVI recibirá a algunos jefes de Estado en la sala Clementina, entre otros al presidente de Eslovaquia y a los representantes de los gobiernos de Baviera, San Marino y Andorra.
En esa misma sala, mañana a las 11, el Papa saludará a los purpurados presentes en Roma. El cardenal Angelo Sodano, decano del colegio cardenalicio, pronunciará un corto mensaje de despedida.
A las 16.55, en el patio San Damacio, corazón del palacio apostólico, Benedicto XVI saludará por última vez al cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano, y embarcará en su automóvil en dirección del helipuerto de la Ciudad del Vaticano.
En ese momento, sonarán todas las campanas de la diócesis de Roma para saludar a ese pontífice que, por primera vez en seis siglos, decidió renunciar al trono de Pedro. Unos diez minutos después, serán las campanas de Albano, que celebrarán la llegada del Sumo Pontífice a Castel Gandolfo.
A las 17.15, Joseph Ratzinger aterrizará en ese castillo, residencia de verano pontificia. Allí lo recibirán monseñor Bertello, presidente de la gobernación del Estado de la Ciudad del Vaticano; el obispo de la diócesis de Albano; el alcalde, y el sacerdote de esa parroquia recostada sobre los Montes Albanos.
A las 17.30, siempre ante las cámaras de la televisión, Benedicto XVI aparecerá por última vez ante los ojos del mundo, desde el balcón de su residencia. En el crepúsculo, varios miles de fieles portando antorchas estarán presentes en el lugar para darle un último adiós.
El último acto de este relato excepcional se producirá a las 20, cuando se cierren las puertas del Palacio Apostólico de Castel Gandolfo. La Sede Apostólica será gobernada, a partir de ese momento y durante el tiempo que esté vacante, por el Colegio de Cardenales. Así terminará, después de siete años, diez meses y nueve días, el pontificado de Benedictus Sextus Decimus, el 265° Sumo Pontífice de la Iglesia Católica.
A partir del viernes, el decano del Colegio de Cardenales, el cardenal Angelo Sodano, enviará a sus homólogos una carta convocándolos a las congregaciones generales que preceden el cónclave. Esas reuniones en las cuales se analizan las necesidades de la Iglesia y, a través de ellas, suele aparecer el perfil de los favoritos, según el padre Lombardi, “no deberían comenzar antes del lunes 4 de marzo”. Todos esperan, en todo caso, que el futuro papa pueda presidir las celebraciones de la Semana Santa.
LA NACION