Andreas Englisch: “El Papa sentía que parte de la Iglesia lo había dejado solo”

Andreas Englisch: “El Papa sentía que parte de la Iglesia lo había dejado solo”

Por Laura Lucchini
El biógrafo de Benedicto XVI, un vaticanista que anticipó su renuncia hace casi dos años, señaló que el verdadero motivo de la renuncia es que el Pontífice creía que no tenía representatividad.
Este papa va a renunciar.” Ése era el título de un artículo del sitio de noticias alemán N-TV del 16 de abril de 2011. Se trataba de una cita de una entrevista con el vaticanista y biógrafo del Papa, Andreas Englisch, de 49 años, que es corresponsal en el Vaticano para el grupo editorial alemán Springer-Verlag, el más grande de Europa.
En aquel reportaje, English anticipó: “Creo que habrá un gran acontecimiento. Y será uno que ocupará a la Iglesia en los próximos siglos. Creo que este papa renunciará”.
-¿Cómo sabía aquello de que el Papa dimitiría?
-Ya hace diez años yo había escrito un artículo acerca de la posibilidad de que un papa se retire. El Vaticano reaccionó entonces muy mal, en el sentido de que me criticaron mucho y dijeron que se trataba de un tema del que ni siquiera se debería discutir. El único que dijo que estas críticas eran injustificadas fue el entonces cardenal [Joseph] Ratzinger. Él dijo en varias ocasiones: si un papa se hace demasiado mayor, debería dejar su cargo. Por eso, sabía que lo haría.
-El Papa dijo que le “faltan fuerzas”. ¿Cree que ésa fue su motivación principal?
-Él está bastante bien. No creo que ése haya sido su principal motivo. La verdadera razón es que él tenía la impresión de que ya no representaba a gran parte de la Iglesia. Sentía que gran parte de la Iglesia lo había dejado solo. Hubo varios momentos en los últimos meses donde vio que muchos obispos y cardenales ya no lo seguían. Cuando se dio cuenta de esto, decidió abandonar.
-Este pontificado fue marcado por algunos escándalos…
-Los principales escándalos fueron tres. Uno, el de los abusos sexuales. Otro gran error fue hablar mal de Mahoma en el curso de su viaje a Ratisbona. Y en tercer lugar, la rehabilitación del cura antisemita miembro de la Fraternidad de Pío X Richard Williamson (expulsado de la Argentina en 2009), algo inaceptable para un papa alemán.
-¿Fue presionado para renunciar o actuó libremente?
-No es posible presionar a un papa, o por lo menos es difícil. Estaba desilusionado de que había poca comprensión de su línea y tan poca ayuda.
-Usted dice que el Papa sintió que ya no representaba a gran parte de la Iglesia. ¿Quiénes eran en concreto los que se estaban alejando de Benedicto XVI?
-Se trata de un gran grupo de obispos que tiene una visión distinta de la del Papa acerca de la pregunta de qué hay que hacer con los divorciados que se volvieron a casar y que hasta ahora están excluidos de los sacramentos. Sin embargo, gran parte de los obispos no está de acuerdo con esta postura. En este momento hay varias iniciativas para cambiar este punto, pero la directiva actual es la que quiere el Papa. Pero él se daba cuenta de que gran parte de los obispos ya no estaban de su lado.
-Concretamente, ¿cuán solo se puede sentir un pontífice?
-Lo conozco bien desde antes y sé que era una persona que siempre estuvo muy sola. Ratzinger conocía poca gente en el Vaticano. Tenía dos amigos: uno, su secretario Josef Clemens; el otro, su colaborador, el cardenal Tarcisio Bertone. Pero nadie más. Él escribió varias veces que se sentía dejado solo. También escribió a los obispos alemanes porque se sentía criticado por parte de ellos y quería entender por qué. Hablé con él directamente, antes de que fuera papa, y decía que buena parte de los alemanes y de los teólogos no estaba con él. Durante el papado de [Karol] Wojtyla siempre había mucha gente en su habitación. Y en la de Ratzinger, raramente había alguien.
-Su relación con la Iglesia alemana siempre fue problemática…
-Fue algo muy tormentoso. Tenía un enfrentamiento tras otro. El cardenal Karl Lehmann, que fue también presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, luchó contra la línea de Ratzinger durante muchos muchos años. Ellos nunca se reconciliaron verdaderamente.
-Además de la cuestión de la renuncia, ¿por qué otras cosas cree que será recordado este pontificado?
-Él intentó limitar los daños de la catástrofe de los abusos sexuales. Ése fue un paso grande, porque él no era culpable. Estos problemas se originaron en tiempos precedentes. Juan Pablo II no luchó contra los responsables de esos crímenes. Ratzinger se enfrentó a un problema que no había causado y lo hizo de manera muy humilde. Se disculpó con todo su corazón frente a las víctimas de todo el mundo.
-¿Qué características tiene que tener el futuro papa?
-Ahora empieza la gran batalla para ver si los italianos logran conquistar de nuevo la butaca de papa. Ésta es la pregunta fundamental. Si logran hacer esto, volverán a transformar el papado en algo de la Iglesia italiana. Si no lo logran, el papado seguirá siendo global, tal como lo hicieron Juan Pablo II y Benedicto XVI.
LA NACION