Ni tickets, ni sobres, ni cajitas: streaming

Ni tickets, ni sobres, ni cajitas: streaming

Por Pablo Corso
Desde la irrupción masiva de internet en nuestras vidas, se multiplicaron las formas de ver películas. Los apocalípticos dirán que sigue habiendo una sola, pero los integrados abrazarán todas las posibilidades. En este sendero múltiple busca ganar terreno el streaming (transmisión inmediata vía web, sin descargar los contenidos). Lo hace en un contexto donde la tevé abierta pierde un punto de rating todos los años y el 80% de los hogares están conectados al cable, que sigue ofreciendo una oferta de canales amplia, sin mayor incidencia de los paquetes premium.
El streaming pago genera ingresos en los países donde la oferta de la tevé es más restrictiva y hay banda ancha para todos. Por eso mismo, en la Argentina mantiene su estatus de apuesta. Tiene la ventaja de la disponibilidad: no hay que volverse loco buscando links que los dueños de los derechos se obsesionan por dar de baja, ni torrents inhallables, ni entrar a sitios con calidades de audio y video de mala a sospechosa. La desventaja, claro, es que hay que pagar. Algo que los argentinos no acostumbramos a hacer con aquello que podemos conseguir gratis.
Autoproclamado como el servicio líder mundial de suscripción por internet para ver películas y series, Netflix está disponible en 51 países. Tiene 30 millones de usuarios en Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Irlanda, los países nórdicos y América Latina, donde ya llegó al millón. En el Primer Mundo se le atribuye la responsabilidad de la quiebra de la cadena Blockbuster: empezaron repartiendo DVD por correo y le fueron comiendo clientes al gigante hasta herirlo de muerte.
Aquí, donde aterrizó en septiembre de 2011, Netflix descubrió navegantes que prefieren contenidos en su idioma original y subtitulados, opción que habilitaron en todo el menú. Se hace fuerte entre los infantes, que desvalijan a sus padres con episodios de Bob Esponja, Dora la exploradora, Phineas y Ferb y Elmo. Aunque la empresa no divulga cifras precisas, asegura que “ofrece miles de horas de películas, series y documentales, y el catálogo crece cada semana”. Sus principales socios estadounidenses son Disney, Sony y NBC. A nivel regional, estableció acuerdos con las mexicanas Televisa y TV Azteca, la colombiana Caracol, la local Telefe y la brasilera Bandeirantes.
Netflix cuesta ocho dólares mensuales al cambio oficial, pero hay que calcular el recargo del 15% para las transacciones en moneda extranjera. El anzuelo es una prueba sin cargo durante 30 días, aunque para registrarse hay que cargar los datos de la tarjeta como depósito en garantía. Los contenidos pueden verse todas las veces que uno quiera, en distintas plataformas: PC, consolas de juegos, tabletas, smartphones, smarTV (tevé con microprocesador y conexión a internet), reproductores Blu-ray, iPhone y iPad.
El sitio, que emula el menú de un videoclub dividido por géneros, aprende a medida que es utilizado: sugiere contenidos en la línea de lo visto. La visualización es buena (no se corta casi nunca) aunque conexiones pobres como el ADSL de Arnet pueden deshabilitar la opción HD y priorizar la reproducción en formato normal. Para acceder a esa resolución, el sitio propone una conexión mínima de 5 megas.

Contenidos exclusivos
Un punto que la eleva sobre sus competidoras  es la producción propia. En febrero lanzará –juntos y en exclusiva– los 13 capítulos de la serie House of Cards, protagonizada por Kevin Spacey. Es un drama policial que “se interna en los rincones más oscuros de la codicia, el sexo, el amor y la corrupción reinantes en Washington D.C. en la actualidad”. Otra serie original será Derek, de Ricky Gervais. “Netflix es el futuro. Los hábitos de la televisión han cambiado drásticamente en los últimos 10 años y esta es una nueva etapa. La gente quiere ver al instante sus series favoritas”, celebró Gervais, el creador de la versión británica de The Office (que paradójicamente no está disponible en la versión local del sitio).
Un punto flojo es la actualización. No es posible encontrar estrenos demasiado recientes y algunas series están retrasadas en dos o tres temporadas respecto de la emisión original. Como en Lost in Translation, la película de Sofia Coppola, algunas cosas se pierden en la traducción. Por ejemplo, la apertura de placa negra y letras blancas de Lost, acá se transforma en el intrigante Desaparecidos. Y faltan series cruciales como Los Simpson, Friends, Seinfeld, House y Fringe. Sí están Mad Men, Breaking Bad, Glee y Heroes. El navegante también hallará curiosidades, como una selección de las charlas TED y los excelentes documentales de la BBC Planet Earth y Life. Además se pueden ver las argentinas En terapia y Los simuladores.
Para Santiago Marino –coordinador académico de la maestría en Industrias Culturales de la Universidad de Quilmes–, el streaming busca su destino: “Será muy importante ver cuánto incide en los consumos de las generaciones más jóvenes, que miran mucho tiempo de contenido audiovisual por día, pero por diferentes ventanas y pantallas, y cada vez menos por televisión”.
Integrados por definición, los adultos del futuro tienen el control en sus manos.

Entrar, probar, elegir
Los clientes premium de Cablevisión –aquellos que sumaron los servicios HD al abono básico– tienen la opción On Demand, un videoclub a distancia que se maneja con el control remoto y permite pausar, rebobinar y adelantar la película o capítulo. Hay 3.500 títulos y las opciones básicas son alquiler (desde $9, 90 por film) y pack (películas, documentales, series, sin límite de visualización, a 25 pesos para clientes y 35 para no clientes).
Vesvi, un producto del Grupo Vi-Da (Daniel Hadad y su mujer Viviana Zocco), ofrece el mes inicial gratis y alquileres futuros a $9,90. La oferta es más limitada, pero tiene sus encantos: el documental La sociedad de la nieve, las biopics de Sábato, el Che y Cortázar, un menú musical algo caótico pero extenso. También está Moviecity Play, que oferta “hasta 500 títulos en un mes”, con contenidos de 20th Century Fox, Paramount, Dreamworks y Showtime. Es gratis para los suscriptores del canal (que pagaron previamente $53 mensuales promedio). A fines de esta semana se lanzó HBO GO, que apunta a la personalización, con alertas y notificaciones de nuevos capítulos, más una lista de interés con los programas favoritos. En cuanto a los contenidos, prometen los episodios más recientes de Boardwalk Empire, True Blood y Game of Thrones, más las ya clásicas The Sopranos y Roma. En el rubro de los gratuitos, Cuevana llegó a tener siete millones de usuarios mensuales. Hasta que los dueños de los derechos de reproducción decidieron hacer un ejemplo del sitio, que fue perdiendo títulos y peso específico. Hoy es otra cosa. Una vez superados los requisitos (instalar un plugin al navegador, tipear un captcha y seleccionar la fuente externa), hay que cruzar los dedos para que cargue el video. A la sombra de su inspirador, Cuevana2 promociona sus diferenciales: no hay que esperar dos minutos para que cargue el video, no hacen falta plugins y promete estrenos “sin publicidades molestas”.
EL GUARDIAN