13 Dec La carrera por hacer el mejor café en casa
Por Ellen Byron
Los grandes fabricantes de cafeteras esperan que en esta temporada de fin de año finalmente logren convencer a los consumidores que se mantienen fieles a los modelos tradicionales, que se cambien a las cafeteras que hacen tazas individuales.
Los sistemas para una sola taza, algunos que hacen bebidas espresso y con espuma de leche, llegan al mercado en momentos en que los expertos en el rubro minorista afirman que no hay muchos otros regalos importantes que compitan por la atención de los consumidores.
“Este es uno de esos obsequios que indica que conoce a esa persona y que sabe cómo cambiará su vida”, dice Peter Gibbons, vicepresidente de mercadería para el minorista en línea Cooking.com .
Algunos puristas fruncen el ceño, pero a los seguidores de las cafeteras de taza individual les gusta que las máquinas ofrezcan el placer de esa primera taza aromática cada vez. En algunos modelos incluso se puede ajustar cuán fuerte es el café, qué sabor tiene y su temperatura.
El truco es que cada máquina nueva funciona en su propio formato de cápsulas individuales de café para una infusión. Esto significa que en la mayoría de los casos cuando uno compra una cafetera de una sola taza, está obligado a realizar compras futuras de paquetes de café costosos y de una marca en particular.
Por eso hay una carrera para atraer a los seguidores del café con funciones cada vez más sofisticadas. La competencia se intensificó en septiembre cuando la cadena estadounidense de cafeterías Starbucks lanzó su sistema de una taza, llamado Verismo, que promete llevar a los hogares de los consumidores muchas de las bebidas espresso que compran en sus cafeterías.
La competencia es particularmente intensa en Estados Unidos, donde la cafetera tradicional en las oficinas ya ha sido remplazada por sistemas de taza individual. Ahora, los fabricantes quieren extender esa tendencia a las casas de sus usuarios. Un 24% de los hogares estadounidenses ya están equipados con una máquina de taza individual, lo que la deja detrás de los fabricantes de cafeteras estándar por goteo en términos de penetración casera, según la firma de investigación de mercado Mintel.
Las ventas de cápsulas individuales de café están aumentando en EE.UU. y alcanzarían los US$1.800 millones este año, casi cinco veces más que los US$381 millones de 2010, señala Mintel. Sin embargo, los precios de algunos de los paquetes están bajando. Las patentes del Keurig K-Cup, el producto compatible con el sistema de primera generación de taza individual de Keurig, se vencieron, lo que provocaría una potencial avalancha de opciones de otras marcas más baratas.
El ascenso de las cafeteras de taza individual insta a los compradores a hacer cuentas. Usar una de las nuevas máquinas para una sola taza para preparar un café regular cuesta entre 55 centavos de dólar a 80 centavos de dólar, según la máquina y el café. Eso se debe comparar con el precio de un café regular en la cafetería de su preferencia, ya sea Starbucks, Juan Valdez u otra.
De todas formas, la opción más efectiva en cuanto al costo sigue siendo hacer una jarra entera de café en casa con el método tradicional. Pero esa opción asume que se tomará toda la jarra. El escenario más común, como sabe cualquier amante del café, es hacer una jarra de café pero tomar sólo una o dos tazas, lo que aumenta significativamente el costo por infusión.
El espresso se prepara al poner agua caliente bajo presión a través de café molido finamente. La mayoría de los europeos prefiere tomarlo negro. Algunos latinoamericanos prefieren el espresso mezclado con leche, ya sea con espuma para capuchino o latte. El proceso de hacer espuma con la leche, sin embargo, ha planteado un desafío para muchos fabricantes de cafeteras de taza individual en el mercado de EE.UU.
La llegada de una cafetera de taza individual puede cambiar la cultura del café en un hogar. “Es comprar pan en rodajas en lugar de una lonja de pan artesanal”, sostiene Peter Giuliano, catador profesional de café y vocero de la Asociación de Café Especial de EE.UU. “Eso está bien. A veces, es conveniente”. La calidad del grano es lo más importante. “No se puede convertir granos malos en buen café”, agrega.
LA NACION