Hasta que la muerte nos sorprenda

Hasta que la muerte nos sorprenda

Por Bernardo Stamateas
¿Qué podemos hacer frente al duelo? Permitirnos las expresiones de dolor y de recuerdo: experimentar el dolor de la pérdida, gastarlo, darnos tiempo para sentir y expresarlo.
Respetar el tiempo de reflexión, contemplación, ya que muchas de las preguntas no tienen respuestas (y nunca las van a tener), pero es un tiempo de mirar para adentro.
Armar un álbum de recuerdos o escribir es reconstruir esa relación desde lo simbólico. Compartir las fotos y los recuerdos con los demás es algo que ayuda a muchísimas personas. La muerte no le pone fin a la relación sino que la transforma; el ser querido no está más fuera, pero si dentro nuestro por la eternidad. Sabemos que con cada muerte algo de nosotros muere y cada duelo es distinto.
Podemos honrar la memoria ayudando a otros: transformar el dolor en un don, pensando que la persona que partió nos envía fuerzas y quiere que sigamos adelante y no nos hundamos en la tristeza y en la depresión.
Nos tenemos que preguntar qué quedó pendiente de decir (lo que en psicología llamamos las declaraciones emocionales importantes): ante cualquier pérdida rever qué pedido de perdón no hicimos o qué emoción positiva no compartimos. Cuando nos quedan esas cosas guardadas, el dolor se transforma en sufrimiento y ahí es donde quedamos atascados en el duelo.
Siempre que hay una pérdida hay un antes y un después, lo que nos ayuda a reflexionar cómo estamos viviendo… Alguien dijo que no hay que pensar cuando nos vamos a morir sino cómo vamos a vivir hasta ese día.
TIEMPO ARGENTINO