En la despedida, los cuyanos pusieron la música

En la despedida, los cuyanos pusieron la música

Por Sebastián Cutugno
Dicen que todo tiene un principio y un final, la vida incluso. Ese maravillo invento de los trabajadores, la Copa UTTA, entregó su función final, hace horas, en el hipódromo de Las Flores (todo un símbolo de los trabajadores que lo tomaron cuando ya nada quedaba y, de a poco, lo están regresando a su brillo de otrora). Esta copa que arrancó con el aparente apoyo de “todos” pero que, como siempre sucede cuando algo avanza y pone en peligro los intereses de algunos pocos, encontró seria resistencia y juego sucio (negarle el simulcasting a cada de esas enormes carreras no tiene explicación válida alguna, que no sea defender lo indefendible), pero que marco sin dudas el camino a seguir por el interior. Si hasta el tiempo se puso en contra y quiso arruinar la fiesta, ya que un tornado que dejó sus huellas de destrucción obligó a postergar la carrera final, que se iba a correr el domingo, hasta este jueves. La Copa UTTA ya es parte de los mejores recuerdos del turf chacarero, pero seguro que la batalla continua, ya que no es posible seguir con este turf chico, sin calidad, sin competencia seria, sin programación adecuada para que puedan surgir grandes caballos (pregunten a los brasileños si no que, sistemáticamente, se han acostumbrado a quedarse con nuestros grandes clásicos). Este turf mezquino, con intereses chiquitos y que, dicho con todas las letras, nada le importa un turf federal, que cobija a todos los que reman cada día desde más allá de la General Paz. La despedida fue una mezcla de alegría por el espectáculo (los mejores caballos se convocaron en Las Flores) y tristeza por este final abrupto y para nosotros, los cuyanos, una verdadera fiesta. Tres fueron los representantes de la hípica de esta parte del país que estuvieron presentes. A primera hora el bueno de Honor Charrúa, un potrillo sanjuanino-mendocino (desarrolló gran parte de su campaña en nuestra querida catedral) se quedó con la primera edición del Clásico de Las Provincias Unidas del Interior (ojala no sea la última, quizás por la sangre joven está el futuro de nuestro turf de tierra adentro). El pupilo de Oscar Rébora no brilló como nos tiene acostumbrados (solo la cabeza lo separó de un potrillo de Paraná que le sirvió de escolta, pero ganó y desató el primer festejo de los cuyanos presentes en el hipódromo santafesino. La final de la Copa UTTA siempre tuvo, desde el primer salto, la presencia animando el desarrollo de los dos animales cuyanos, tanto que en pleno codo se cortaron en ganancia el tordillo Fuerte Señal y el mendocino Equal Líbero y la recta sirvió de escenario a una lucha sin cuartel que, en los tramos finales, se volcó a favor de Fuerte Señal que, en el disco, puso algo más de dos cuerpos de luz. Todo lo que el turf tiene de especial, en definitiva, estuvo presente al lado del río Párana: sacrificio, poder de recuperación (en pocos días recuperaron un hipódromo que el domingo, gracias al tornado que asoló Santa Fe había quedado al borde del cierre), adrenalina y esperanza de un futuro mejor. Chau, querida copa UTTA. Somos optimistas, no te decimos hasta nunca, te decimos hasta siempre. Bravo por le turf del interior y los trabajadores que le devolvieron la dignidad a los cabecitas negras, como despectivamente se nos suele llamar en el circo mayor
REVISTA ALMA BURRERA