28 Dec Cómo escapar del síndrome burnout
Por Pedro Ylarri
Los ejecutivos locales suelen ser considerados los más versátiles entre sus pares del mundo. Es que 12 meses, en la Argentina, alcanzan para que cambie en 180 grados no sólo la coyuntura macro, sino también, las reglas de juego y, a veces, la definición de qué es negocio y que no en el país. Entre verano y verano, este año se incrementó el cepo cambiario, se restringieron más las importaciones, se nacionalizó la principal empresa del país, volvieron los cacerolazos y los paros, se restringió la demanda y la inflación sumó un par de puntos adicionales. Los CEOs con más reflejos lograron mantener a flote sus empresas, aunque no pocos con una consecuencia en su organismo: el burnout.
Según la psiquiatría, se trata de un síndrome que aparece cuando una persona se expone un tiempo prolongado de estrés, en particular por factores emocionales o interpersonales en su trabajo. La fatiga crónica, la ineficacia y hasta la negación de lo ocurrido aparecen entre los síntomas de este problema de la modernidad, que lleva, según los autores, varios nombres, entre ellos los síndromes de desgaste ocupacional (SDO), del trabajador desgastado, del empleado consumido, de quemarse por el trabajo y hasta de la cabeza quemada.
¿Pero, cómo escapar del burnout? Fernando Moyano, gerente de Consultoría en Management y Capital Humano de la consultora Auren explica que estar quemado es el resultado de una serie de variables que la persona no logra manejar de la manera apropiada, involucrando sus dimensiones físicas y emocionales en el juego. Por eso, dice, cualquier persona que, frente a las miles de demandas diarias de todos los universos en los que participa, logra determinar las prioridades y acomodar las urgencias en los espacios libres entre esas prioridades, aceptando sus limitaciones y buscando la victoria en lugar de aspirar a realizar la jugada de Maradona en el 86 contra los ingleses, no debería ser víctima de esta sintomatología.
En este sentido, asegura que no hay que temer a hacer muchas cosas al mismo tiempo, sino a no ser ordenado y priorizar esas cosas antes de actuar, porque el secreto es organizarse mejor y aprender a delegar y a compartir. En este orden, destaca que hay que incluir los aspectos laborales, pero también los personales, culturales y espirituales.
Buenos hábitos
Moyano destaca que más allá de cómo salir del burnout, la clave es cómo no entrar en él, y menciona entonces la perspectiva de Stephen Covey, autor de Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, de 1989, según el cual el orden, sumado a la fortaleza de la vocación y las convicciones, incrementan la eficiencia profesional sin dejar nada en el camino, ni siquiera la salud mental.
Todos necesitamos períodos de descanso frente a la tensión, es la ley de la vida. Pero la persona que necesita desenchufarse, está administrando mal su tiempo y vocación. Es cierto que aceptarlo lleva mucho coraje, pero el premio es una calidad de vida plena y llena de satisfacciones, añade el gerente de Auren, y se atreve a citar a William Shakespeare, cuando hace a sus personajes decir que un hombre que no se alimenta de sus sueños envejece pronto, y el burnout es la señal de ello.
Concluye con una lista de tips para los atrapados: ordenarse, agendarse, priorizar, humanizar los tiempos y acciones, planificarse, dedicar tiempo para ayudar a otro y, por último, tener sueños.
Consejos para líderes
Cómo un líder quemado tiende a quemar a su equipo, y a la inversa, el papel del líder es clave para evitar el burnout entre los empleados y, en cambio, favorecer el compromiso. Francisco Loscos Arenas, profesor del Program for Management Development (PMD) de ESADE Business School Buenos Aires, explica que en estos momentos de crisis, el engagement está focalizado en la confianza, por lo que el líder debe intentar generarla.
Según afirma, antes de iniciar acciones para combatir el burout, tanto los altos mandos como la empresa en sí misma debería preguntarse: ¿Cuáles son las razones del burnout? ¿El jefe? ¿Las políticas de la empresa? ¿El ambiente de trabajo? ¿Expectativas mal gestionadas?. Además, Loscos Arenas destaca dos dimensiones del problema. El primero es la gestión del yo, relacionada a preguntas sobre si uno está haciendo lo que le gusta, que tienen que ver con la gestión de la esfera personal, que si no está en óptimas condiciones, puede facilitar el burnout.
En segundo lugar, menciona la gestión del escenario de trabajo: Habría que revisar el trabajo a realizar, el ambiente de trabajo, el equipo. Se trataría de ver si por una cuestión de dinámica cultural, valores o actitudinal. Un análisis de las causas, finaliza, debería facilitar la correspondiente toma de decisión.
EL CRONISTA