09 Dec Armonía al estilo oriental
Por Paola Papaleo
La distribución de los ambientes, la ubicación de sus muebles y la elección de los objetos y colores hacen que una casa se convierta en hogar, un espacio físico que connota sentimientos. Su composición en la medida justa logra equilibrar, armonizar y energizar la vida de las personas y su entorno.
El Feng Shui es una técnica cada vez más utilizada por los arquitectos para obtener ese resultado. Una disciplina milenaria de origen chino que busca armonizar los espacios para la vida desde la ubicación del mobiliario, y los tonos y formas que deben inundar cada lugar.
En este sentido, indica Gustavo Ravaschio, presidente de la Asociación Argentina de Feng Shui, “se utilizan herramientas de análisis y recursos fundamentados en conocimientos estadísticos de la influencia biológica de las formas, colores y materiales, así como de la psicología y la medicina del hábitat”. El equilibrio de los espacios es su principal característica.
A través del estudio de la ubicación, posicionamiento y entorno es posible “lograr las mejores formas para que la estética genere vibraciones armónicas que contribuyan a mejorar la calidad de los espacios que habitamos. El objetivo principal del Feng Shui es aportar armonía y equilibrio al espacio, y que eso revierta en las personas que lo ocupan”, explica Beatriz Fernández, presidente de la Asociación de Técnicos y Profesionales de Feng Shui de España.
Se adapta tanto a un proyecto nuevo como a uno ya existente, e influye en la distribución y decoración.
Living
Ubicar los sillones contra una pared, que permitan el control visual y físico del espacio. Colocarlos no entorpeciendo la circulación, sino en disposición de herradura o ronda, que representa reunión, y no directamente enfrentados, que implica conflictos y discusiones. Las imágenes que decoren el ambiente deben ser agradables, como fotos de familia en situaciones de gratos recuerdos. Usar preferentemente colores suaves o en tonos pasteles.
Comedor
Se prefieren los ambientes contenedores y apacibles, con ventanas pero no en cantidad excesiva. La mesa puede ser rectangular -así se jerarquiza a los que ocupen las cabeceras- o, preferentemente, redonda u octogonal, en la que pone a todos en un plano de igualdad y mejora la comunicación. Debe reinar la madera y los colores cálidos o comestibles (rojizos, amarillos, naranjas y hasta verdes). Evitar el azul, que no estimula el apetito.
Dormitorio
Desde la cama debe verse la puerta del ambiente. Evitar la utilización de formas agresivas, el exceso de iluminación o el predominio del rojo, que no ayuda a conciliar el sueño. No se recomienda la multiplicidad innecesaria de aparatos que produzcan polución electromagnética. Además, al estar acostado no es bueno alinear los pies con la puerta, ya que esta posición genera intranquilidad. Se utilizan colores suaves, preferentemente fríos, para descansar mejor.
Cocina
Evitar que las hornallas estén al lado de las piletas. Utilizar preferentemente muebles de madera. No dejar objetos cortantes a la vista o sujetos a las paredes con imanes.
Estudio
Buscar el control visual desde el escritorio hacia la puerta de acceso y las ventanas. La iluminación para leer o escribir debe provenir de la izquierda. Para tener en cuenta a la hora de hacer orden: toda carpeta guardada en posición vertical representa actividad, y lo guardado en posición horizontal, letargo.
LA NACIÓN