07 Dec 6 de diciembre: Día Nacional del Gaucho
Se festeja el 6 de Diciembre, dado que en esa fecha del año 1872 apareció publicada en forma rústica la primera edición de “El Gaucho Martín Fierro”, escrito por José Rafael Hernández, primera parte de la obra literaria mas importante de nuestra nacionalidad, conocida como “La Ida”, ya que su segunda parte, aparecida en 1879 se tituló “La Vuelta de Martín Fierro”. El Gaucho es, sin dudas, el arquetipo de nuestra nacionalidad, y José Hernández, quien lo puso en la consideración del pueblo de su patria, la que el conquisto a pata de caballo y defendió con su vida. Por eso el 6 de Diciembre se recuerda su gesta y su impronta, para tratar de recobrar un poco de sus valores y de aquello que llevó, allá por el ochocientos, a ser distinto de sus antecesores y diferente a cualquier otro habitante de la tierra. En ese tiempo y espacio en que se consolidó como forjador de nuestra Identidad Nacional. Rescatemos del Gaucho, su predisposición a brindarse al prójimo, su estar siempre dispuesto sin esperar nada a cambio, su vocación por la libertad, su hidalguía, su valentía en las luchas de independencia… Recordemos al Gaucho, que recordándolo nos reencontraremos con nuestras raíces y nuestra propia identidad nacional. Feliz Día del Gaucho para Todos
El Gaucho Argentino
Aunque se la utilizó en todo el río de la Plata – y aún en Brasil – no existe absoluta certeza sobre el origen de la palabra gaucho.
Es probable que el vocablo quichua huachu (huérfano, vagabundo) haya sido transformado por los colonizadores españoles utilizándose para llamar gauchos a los vagabundos y guachos a los huérfanos.
También existe la hipótesis de que los criollos y mestizos comenzaron a pronunciar así (gaucho) la palabra chaucho, introducida por los españoles como una forma modificada del vocablo chaouch, que en árabe significa arreador de animales.
La denominación se aplicó generalmente al elemento criollo (hijos de españoles) o mestizo (hijos de españoles con indígenas), aunque sin sentido racial sino étnico ya que también fueron gauchos los hijos de los inmigrantes europeos, los negros y los mulatos que aceptaron su clase de vida.
El ambiente del gaucho fue la llanura que se extiende desde la Patagonia hasta los confines orientales de Argentina, llegando hasta el Estado de Rio Grande del Sur, en Brasil (gaúcho).
El proceso evolutivo del gaucho y el uso de esa palabra se desarrolló sin solución de continuidad. Distintos tipos degaucho existieron en Argentina antes de 1810, es decir antes de ser conocidos con ese nombre. Peones de campo existieron desde que comenzaron a formarse las primeras estancias, aunque hayan sido pocas al principio. El tercer tipo – que luego se llamó gaucho alzado – existió en reducido número. Pero no fueron los primitivos peones ni los “fuera de la ley” quienes le dieron la característica suficientemente fuerte para llamar la atención.
Es indudable que el tipo de gaucho que tuvo realmente fisonomía peculiar – el primero que fue llamado así – fue el gaucho nómada, no delincuente, que estuvo implícito en el gauderío oriental del s. XVIII. Este gaucho fue algo más que un simple vagabundo. Adquirió en la Argentina, a lo largo del s. XIX rasgos propios bien definidos. Y cuando se difundió suficientemente – es decir, a medida que fue creciendo la población rural – fue llamado gaucho, como también se había llamado al paisano oriental del s. XVIII.
Hábiles jinetes y criadores de ganado, se caracterizaron por su destreza física, su altivez, su carácter reservado y melancólico.
Casi todas las faenas eran realizadas a caballo, animal que constituyó su mejor compañero y toda su riqueza. El lanzamiento del lazo, la doma y el rodeo de hacienda, las travesías, eran realizados por estos jinetes, que hacían del caballo su mejor instrumento; en el caballo criollo no sólo cumplía las faenas cotidianas sino que con él participó en las luchas por la independencia, inmortalizando su nombre con las centauras legiones de Güemes.
Fue el hombre de nuestro campo, principal escenario de su vida legendaria y real. De vida solitaria ya en grupos de tiendas, como las tribus nómades ya en racheríos aislados como en la pampa sureña.
Las bombachas
Habrían hecho su aparición por estas tierras alrededor del año 1843, desde su probable lugar de origen, Turquía.
En la campaña de la provincia de Buenos Aires y, en general, en la zona pampeana, se usó siempre la de “dos paños”, sensiblemente más angosta que la que, por ejemplo, se utilizaba en Entre Ríos. Los gustos preferidos para la tela eran gris mezclilla oscuro, sufrido; el negro; el “bataraz” o “pied de pule”; y, más tarde, el “gabardina”.
La Rastra
Es el broche o hebilla que se utiliza para unir los dos extremos del cinto.Las más antiguas son de plata cincelada, con un diámetro de entre 9 y 11 cm. Los tiros, cadenas o chapones son cortos, prestando al todo de la rastra un aspecto de pieza ajustada y compacta, acentuado por el empleo de grandes botones o monedas. Hoy es esencialmente decorativa.
El poncho
Una hipótesis de algunos lingüístas sobre la palabra poncho la ubica dentro del área de habla araucana (pontro) sería un préstamo para nombrar a la prenda de tejido típicamente andina. Se tiene noticia de su uso por los indios (Picunches y Sanquelches) hacia fines del siglo XVIII y fue prenda imprescindible en el territorio del Río de la Plata. Otros autores descartan el origen americano del poncho y le atribuyen procedencia peninsular, particularmente como voz de léxico de la marinería española del Mediterráneo.
Es una prenda de lana, paño o seda, de forma cuadrada o rectangular, ribeteada de flecos en dos o cuatro lados, con una abertura en el centro para poder pasar la cabeza por élla y dejarlo calzado sobre los hombros, para que caiga cubriendo el cuerpo.
Sirvió al indio y al gaucho de abrigo contra el frío del desierto o de capa para protegerse de la lluvia. También lo usó este último de cobija cuando durmió en su cama o la improvisó con elementos de su recado. Fue usado también como tapete sobre la tierra, al armarse alguna partida de naipes en pleno campo.
Además de abrigo, proveyó al gaucho de adarga o escudo en sus peleas y fue una especie de arma capaz de producir verdadero desconcierto en una reyerta.
Poncho A Pala
Se confeccionaba comúnmente con lana de la oveja criolla llamada chilluda, el que era teñido con fuertes colores, resultando grueso como manta, para abrigo..
En la primera época, los ponchos siempre vinieron de las provincias del noroeste argentino y eran, mayoritariamente, cordobeses y santiagueños. A algunos de éllos se los caracteriza por el modo de fabricarlos:
A pala (hechos en telar con pala) de lanilla de color natural o vicuña, a listas más claras y oscuras y, por extensión, cualquier poncho castaño o amarronado claro con rayas amarillentas.
Primitivamente se usó en la campaña de la provincia de Buenos Aires, el poncho de cuero, confeccionado con cuero de potro sobado, semejante al poncho patria. Por lo general se llevaba de bajera en el recado, para poder utilizarlo rápidamente.
También se conoce a otros, por el material con que están hechos, como los de bayeta entre los que figura el patria, adoptado por los ejércitos nacionales. Era semejante al de cuero en forma y dimensiones, diferenciándose en el material de obra: tela de paño grueso, color azul, en el anverso; de la misma tela, colorado en el reverso y con forro de bayeta, cuello y abertura cerrable con botones, en el pecho.
O por los dibujos negros y blancos caracterizantes, como el pampa, que era cualquier clase de poncho de tejido basto y de lana de oveja o guanaco, traído a la región bonaerense principalmente por los indios pampas y araucanos, distinguido también por sus cruces encerradas en rombos o cuadriláteros de cualquier otro color, siempre que no entrase como fondo terminante el rojo.
Existen los de lana de llama, mullidos y abrigados; los de lana de guanaco, de tono más fuerte y oscuro.
Poncho pullo o puyo: es originario del Chaco occidental. Su forma corriente es cuadrada y no rectangular. Su tamaño puede variar de 1m a 1,40 por lado. Se parece a las matras pampeanas. Tiene una especie de felpa por un haz y su tejido es grueso, pudiendo tener boca o no. Fue muy utilizado por los habitantes de los lugares boscosos ya que su pequeño tamaño disminuía la probabilidad de que se produjeran desgarros en sus alas sueltas. Esta escasez era compensada por los guarda-montes.
Poncho Calamaco: redondeado, cortón, de poco más o menos de 1,50 m por 2,10 m – semejante al pampa – y en el que primaba el rojo.
A otros por su aspecto, como el balandrán o el vichará, poncho de pobre, de tejido basto, gris oscuro o azul, con franja negra o más oscura.
En la pampa sólo se usó la lana de oveja y la de guanaco, en los telares nativos para fabricar esta prenda; pero también se utilizaron ponchos de otras procedencias – como la inglesa – como los de bayeta listada o los de vicuña y alpaca del noroeste argentino.