25 Nov Reconocer la violencia contra la mujer, el primer paso para combatirla.
En diciembre de 1999, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas estableció el 25 de noviembre como Día de la eliminación de la violencia contra la mujer, con el propósito de estimular a los gobiernos y a la comunidad internacional a que organicen actividades de sensibilización de la opinión pública sobre este tipo de violencia.
La violencia de género es un grave problema social que impacta sobre mujeres de todas las edades, culturas y situaciones socioeconómicas. El mayor obstáculo para erradicarla es la naturalización de esta violencia, amparada en la desigualdad estructural de poder que existe entre las mujeres y los varones. Estas pautas culturales están muy arraigadas en las sociedades, por eso es tan difícil el reconocimiento de la violencia como una violación de derechos y, por lo tanto, un delito, no algo normal y natural.
La violencia familiar contra la mujer son aquellas conductas o acciones que producen un daño psicológico, sexual o físico dentro de una relación familiar o de pareja, por la cual intencionalmente se intenta causar daño y controlar la conducta de la mujer. Esta violencia puede ser:
Física: Son actos que agreden el cuerpo de la mujer mediante el uso de fuerza física. (Empujones, golpes, bofetadas, patadas, etc.)
Psicológica: Son una serie de actitudes que intimidan, amenazan y humillan a la mujer (Insultos, críticas constantes, aislamiento de familiares y amistades, prohibición a trabajar afuera de la casa)
Sexual: Consiste en imponer actos o conductas de carácter sexual contra la voluntad de la mujer. (Por ejemplo, obligar a la mujer a tener relaciones sexuales)
Económica: Consiste en privar de bienes económicos o quitar por la fuerza los ingresos obtenidos en el trabajo.
La dinámica de la violencia contra la mujer se produce como un ciclo que pasa por tres fases, compuestas de una serie de acciones que se repiten de manera continua.
Al principio, el hombre maltratador se muestra irritable y no reconoce su enfado, por lo que su compañera no logra comunicarse con él y esto provoca en ella un sentimiento de frustración. A esto sigue una fase de explosión violenta, marcada por la pérdida total de control y el comienzo de las agresiones mediante insultos, frases hirientes, llegando hasta golpes y abusos sexuales. Después, el agresor se arrepiente de su actitud, promete no volver a hacerlo y durante un tiempo se comporta en forma ejemplar, mejor de lo que la mujer espera. A esta falsa ilusión sigue un nuevo ciclo de acumulación de tensiones.
Qué hacer
¿Qué hacer si sos testigo o conocés a una mujer que está viviendo un episodio de violencia?
Lo primero es no desentenderse del problema.
Dar señales para que se note que se está prestando atención a lo que ocurre: por ejemplo, aplaudir, hablar en voz alta o hacer algún ruido para que el agresor se dé cuenta que hay alguien atendiendo a lo que está haciendo.
También se puede llamar a las líneas de atención y denuncia y, de ser necesario, pedir que se acerquen los servicios de emergencia.
¿Qué hacer si conocés a una mujer que es víctima de violencia?
Intentar hablar con ella, animarla a contar lo que le pasa y que no se encierre en su problema. Para las mujeres en esta situación en general es muy difícil reconocer que son agredidas por sus parejas o ex parejas.
No poner en duda lo que cuente la mujer, no decirle que “no puede ser”. Tratar de ponerse en su lugar y comprenderla.
Orientarla para que busque ayuda especializada.
¿Qué hacer si estás sufriendo violencia?
Lo más importante es buscar apoyo. Las situaciones de violencia no se solucionan solas, en general, se repiten en un círculo cada vez más grave del que es difícil salir. Es necesario pedir ayuda y protección a personas de confianza, que puedan escuchar, acompañar y ayudar.
Consultar por asesoramiento y orientación -psicológica, social y legal- en un servicio o profesional especializado, gubernamental o de una ONG.
Si después de un episodio de violencia el agresor pide perdón y dice que no va a volver a hacerlo, consultar igual y prestar atención a las señales, porque si ha pasado una vez es habitual que vuelva a repetirse otro episodio de violencia.
¿Qué hacer ante una violencia física o sexual?
Acudir al hospital o centro de salud público: para recibir atención en caso de lesiones físicas y para que queden registradas pruebas útiles si luego se decide realizar la denuncia.
Si fue víctima de una violación, es importante concurrir al servicio médico sin lavarse ni cambiarse de ropa, y decir lo que pasó para que sepan cómo tratarla y se preserven los antecedentes y pruebas.
También se puede hacer una denuncia. Antes de tomar esta decisión, es importante tener una red de personas preparada para acompañar y apoyar durante el proceso.
PRENSA UTTA OSPAT
Fuente: elaborado en base a información de Fundación FEIM