Magia a los setenta y trece

Magia a los setenta y trece

En esta autoentrevista, el mago legendario René Lavand se revela como un gran humorista.

Por Alejandro Schang Viton
-¿Te acordás de cuando debutaste, René?
-Show de Pinocho, teatros Tabarís y El Nacional. ¡Qué éxito! Perdoná que sea inmodesto, pero si no lo fuera., ¡sería perfecto!
-¿Cómo lo vieron tus amigos?
-¡¡¡Muy bien!!! Y a causa de que le comprara una casa a mi madre en cuatro meses, no faltó quien me dijera: ¡Aprovechá el cuarto de hora! Lo que no me dijo es que el cuarto de hora era después de los 80.
-¿Qué cosas te gustan?
-Hay dos cosas que me gustan y llegan a ser una adicción: una, volver a Sevilla; la otra, gozar del paraíso donde vivo, en mi querido Tandil.
-¿Qué soñás, René, a los setenta y trece?
-Seguir viajando a la vieja Europa, a esa España que me ha dado tanto.
-¿No estarás viejo para seguir esos trotes?
-Una cosa es viejo. Otra cosa muchos años. Una cosa es cara…, otra cosa es mucha plata (los españoles han comprendido muy bien esto último).
-¿Cómo te sentís en el escenario?
-¡Mejor que nunca! Esto no sólo lo digo yo, sino que lo confirman aquellos que han visto viejos DVD. Mi calva, mis arrugas, mi bigote blanco, configuran experiencia y me ayudan a transmitirla mejor.
-¿Aceptarás la propuesta para actuar en el Teatro San Martín?
-No, ya me despedí de la calle Corrientes. ¡Soy un hombre de palabra! Pero claro, el Teatro San Martín tiene otra entrada por Sarmiento., je je je.
-¿Y la artrosis de rodilla?
-Esa es la que me puede hacer aflojar y no poder cumplir con mi promesa: retirarme cuando se retire Mirtha Legrand. Confío en la ciencia y en la técnica aparejada a ella para poder cumplir con mi palabra.
-¿Y después qué?
-Después, ¡cuarteles de invierno! Mis clásicos (soy melómano); mi botánico; mi perro; mis pájaros. sueltos; la creatividad en el laboratorio. Es claro: todo eso con Nora, para que tenga sentido.
-¿Estás seguro de que dejando esta vida artística, tan llena de regalías, no entrarás en la nostalgia?
-Para saber si realmente te duelen los pies hay que quitarse los zapatos de charol después de bailar toda la noche.
-Entonces, ¿vas a seguir actuando?
-Si me arreglan la rodilla, ¡sí! Manco y rengo no subo a un escenario.
-¿Y si no te arreglan la rodilla?
-Prefiero arrastrar la vejez, antes que la otra alternativa.
LA NACION