10 Nov Integración federal y regional e inclusión social
Por Carlos Felice
Tengo una visión sobre el Turf. Sobre el Turf nuestro de cada día, la actividad hípica, la industria hípica, la competencia y el evento hípico.
Es una visión conceptual y estratégica en la cual creo profundamente, no como un acto de fe sino de convicciones profundas que he ido forjando desde que ingresé a la Secretaría de Carreras del Hipódromo de Las Flores, en Santa Fe, a los 16 años.
Estoy en esa parte del recorrido del camino donde ya mirás tus huellas y sabés que quedaron atrás dos tercios del viaje. Resulta imposible no preguntarse si estás satisfecho. Y la respuesta me surge, en susurros, desde donde mi alma se encuentre: le estoy enormemente agradecido a la vida.
No es necesaria aquí una biografía personal, tampoco veo para que pueda servir. Pero sí puedo decir que he servido a una causa y que esa causa hoy sigue necesitando de la construcción de puentes, forjados en valores que nos permitan construir una sociedad más justa en la igualdad de oportunidades.
¿Esa convicción tiene valor? ¿Un mundo tecnológico, digital y deshumanizado puede considerar que en una actividad o en una industria se pueda luchar por mejorar y dar identidad a miles de personas? ¿Puede a la gente todavía interesarle el prójimo?
Es una pregunta de conciencia, en el Turf, inevitable. No hay solamente caballos corriendo sino que hay millares de familias que viven de lo que hacemos, bien o mal, y que por esta circunstancia tienen identidad ciudadana o no son nadie.
¡Vaya dirigentes del Turf! Qué deber, qué obligación natural y ética tienen.
Mi visión es tan simple que la han querido hacer compleja. Creo como argentino en nuestro sistema de gobierno ergo creo en un PAÍS FEDERAL, y mi lucha, como la de nuestra organización y la de nuestros dirigentes, es la de un TURF INTEGRADO de norte a sur del país, con INCLUSIÓN SOCIAL.
¿Este deseo es tan difícil de implementar? ¿Es tan egoísta? ¿Es exitista? ¿Es disociador?
Sé que todas las verdades son relativas pero, objetivamente, en cualquier actividad económica no hay SUSTENTABILIDAD sin el desarrollo de los MERCADOS INTERNOS. Entonces, ¿por qué en esta bendita Nación se han cerrado en las últimas dos décadas los hipódromos de Paraná (en pleno centro de la ciudad), Rafaela, Corrientes, Salta, Santiago del Estero y Mar del Plata?
No he encontrado en la dirigencia central de la actividad ninguna respuesta satisfactoria a este interrogante. No está en la agenda sindical ni empresarial del sector la pérdida de enorme cantidad de empleos ni las familias que se han quedado sin trabajo en el turf. ¿Interesa? ¿Importa? Lo cierto es que parece que solo importa el excedente económico de pocos.
Pero ahora, lo que no entiendo, sin ruborizarme, es por qué ninguna institución de bien público, privada, etc. ligada a esta actividad se preocupa por los suyos. Porque con hipódromos cerrados no habrá mercado interno y no habrá carreras, y no habrá donde colocar el stock de producción. Esta crisis terminará afectando a todos si no se resuelve ENTRE TODOS. ¿Alguna vez la dirigencia fijará una postura verdadera, valiente, frente a la actividad?
Tengo mi opinión formada, necesitamos objetivos morales de nuestra propia tradición como país y como patria, del imperio de la ley y la libertad del individuo.
Es verdad, idealizo a nuestros hipódromos provinciales, a nuestra gente y a esta lucha que seguiremos dando. Sueño que muchas voluntades entiendan esto como ideal y la vean como la veo; la totalidad del presente y la totalidad del futuro en el marco de un pasado rico y multicolor.
Se trata de dos décadas de historia del Turf argentino. El mío es un juicio incómodo pero verificable recorriendo el país. Y aquí nuevamente me entusiasmo, cuando en una penca se fusionan los abrazos, cuanto más adversa parece ser la historia, la geografía y menos prometedor el material humano, MAS PROLÍFICAS son las oportunidades de heroísmo. Porque en nuestra historia son los individuos, hombres y mujeres, además de la geografía, los que determinan la HISTORIA.
Y aquí otra creencia: me interesan principalmente las personalidades y la acción individual de quienes luchan, como en Mar del Plata o Paraná, por el deber cumplido cuya recompensa es la REAPERTURA DE HIPÓDROMOS. La gloria está arraigada en una moralidad de consecuencias, de resultados reales, de buenas intenciones.
El criterio o mi convicción podrán parecer ingenuos, lo que les prometo es que no es cínico. No me engaño sobre nuestras realidades locales. Soy consciente de los errores de dirigentes provinciales pero no soy escéptico. Esta convicción de integración e inclusión merece la pena lucharla moral y estratégicamente.
Diferencio el realismo del idealismo. Puede en principio parecer que tienen los mismos objetivos, pero solo la ACCIÓN asegura el ÉXITO. Debemos federalmente establecer prioridades morales. Debemos ser sensatos para que estos errores e intereses que hoy predominan no sean mucho más graves.
Una visión de integrar federalmente el Turf e incluir socialmente es una visión enormemente humilde, pero en las actuales circunstancias es un concepto heroico.