HPV: cambio radical de sistema

HPV: cambio radical de sistema

Por Andrea Gentil
Hasta ahora el arma más eficaz para la prevención del cáncer de cuello de útero era el examen anual de papanicolau. Por medio de él, sobre las len¬tes del microscopio, el patólogo analiza el formato de las células uterinas en busca de alteraciones en la estructura celular que pueden preanunciar la presencia de un tumor maligno. Cuando el mismo es descubierto precozmente la cura es casi cierta. Pero de cada 100 testeos realizados, hay alrededor de 40 falsos resultados negativos; es decir que las células en estado latente pasan desapercibidas.
Sin embargo, una nueva generación de testeos que, en complementación con el Pap, han conseguido reducir el margen de error a menos de un 1%. Por ser totalmente automatiza¬dos, esos exámenes prácticamente eliminan el riesgo de error humano y consiguen detectar la presencia del virus HPVoncogénico, principal factor causal del cáncer cérvico-uterino. En la Argentina, en los próximos meses el Instituto Nacional del Cáncer conjuntamente con el Programa Nacional de Prevención de Cáncer Cérvico-uterino estará poniendo en marcha un pro¬grama de tamizaje basado en el test de HPV de este tipo, que comenzará en la provincia de Jujuy.

Diferencia y ventajas
Transmitido principalmente por medio de relaciones sexuales, el HPV está asociado al 99% de los casos de cáncer de cuello uterino. El papanicolau indica si hay lesión precancerosa, pero como tiene una sensibilidad entre baja y moderada (de ahí la alta proporción de falsos negativos) el estudio se repite todos los años. “La técnica es muy sencilla -a cargo de la Coordinación de Detección Temprana del Instituto Nacional del Cáncer y Coordinadora Científica del Programa de Prevención del Cáncer Cervico uterino del Ministerio de Salud de la Nación-. Pero requiere que la muestra haya sido bien tomada, los resultados bien leídos, hay que llamar a las mujeres para hacer permanentes repeticiones del estudio. Y requiere un nivel de organización difícil de lograr en algunas regiones”.
Él test de HPV que se comenzará a aplicar determina si la mujer es¬tá infectada por alguno de los 14 vi¬rus de HPV que son oncogénicos (es decir, que promueven el desarrollo de tumores). En particular, los virus 16 y 18, de mayor prevalencia. “Si la mujer es negativa, la sensibilidad del test es cercana al 100%, con lo cual la probabilidad de desarrollar una lesión precancerosa es muy baja. Y esto tiene la ventaja de que permite espaciar el estudio y hacerlo cada 3, 5, y algunas investigaciones científicas hablan de hasta cada 10 años”, explica Arrossio.
En el caso de que una mujer de un resultado positivo, tendrá que hacerse un papanicolau, porque es factible que tenga el virus en el cuerpo, pero que el mismo no haya provocado ninguna lesión todavía. Y si es así se la cita para controles periódicos.
“Además de que este test permite espaciar la frecuencia de los estudios con un margen de seguridad muy amplio, es el test que está recomendado en un marco de vacunación”, aclara Arrosio. La Argentina incluyó la vacuna contra el HPV en su calendario oficial en el mes de mayo, a aplicar en niñas a partir de los 11 años de edad.
Cuando esas nenas se hagan mujeres y tengan relaciones sexuales, analizan los científicos, la prevalencia de los virus 16 y 18 será muy baja (debido a la vacunación). “En ese caso, el papanicolau va a disminuir aún más su efectividad, porque es observador dependiente”, agrega la funcionarla. Y es que como la mayoría de las pruebas citológicas van a dar negativo, habrá más probabilidad de que los operadores que interpretan esos resultados dejen pasar más falsos negativos. En cambio, el test de HPV no depende de una persona sino de un robot, es automático. Además, la investigación del material genético del virus anticipa el diagnóstico de las enfermedades en 20 años, mientras que el método tradicional lo identifica 10 años antes.

Experiencias
Desde el 2009. el examen molecular automatizado del HPV se usa en los sistemas de salud públicos de varios países de Europa. En algunos centros médicos de Inglaterra y Holanda, substituyó al papanicolau como rutina para detección del cáncer de cuello de útero. En Finlandia, la mujer puede elegir entre los dos tipos de examen.
En la Argentina, el test se hará en las mujeres que tengan 30 años o más, y esto tiene un motivo concreto. La prevalencia de la infección por HPV en mujeres de menos de 30 años es muy alta, de alrededor del 25%, pero en más del 95% de los casos el micro-organismo es eliminado naturalmente por el cuerpo. Las mujeres de menos de 30 años tienen mucha presencia de HPV pero sin mayores consecuencias; de ahí que un estudio hecho en mujeres a partir de esa edad reduzca el riesgo de sobrediagnóstico y sobre tratamiento.
El examen que hoy se conoce como papanicolau comenzó a ser desarrollado en la década del 20 por el médico griego George Papanicolau. Investigador de la Universidad de Cornell, en Nueva York, notó que muchas pacientes presentaban lesiones en las células uterinas. Diez años después, asoció aquellas alteraciones con el surgimiento del cáncer.
Hasta recientemente, la infección por el HPV era considerada un problema típicamente femenino. Pero un artículo publicado en la revista científica The Lancet derrumbó esa tesis.
Al investigar y hacer un seguimiento sobre 1.159 hombres de entre 18 y 70 años y sin ningún problema aparente de salud, un grupo de investigadores constató que el 50% de los voluntarios estaban contaminados por el HPV. Entre las personas de sexo masculino eso podría llevar a un cáncer de pene, aunque se trata de un tumor muy raro.
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