Chantal Sutherland: una jockey modelo

Chantal Sutherland: una jockey modelo

En el mes de octubre, la bella amazona canadiense que alternaba las pistas con las pasarelas, comunicó su retiro, a los 36 años. Aseguró que “llevaba un tiempo pensándolo” y tiene “muchas ideas para iniciar otra etapa”. En 12 años, Sutherland ganó 931 veces y sus caballos sumaron ganancias por 47 millones de dólares.

Por Carlos Delfino
Rubia, de ojos verdes, con una sonrisa siempre radiante y una silueta sin prejuicios con la balanza, Chantal Sutherland invita a ser vinculada a la profesión de jockey o modelo. Optó por ambas la canadiense, después de haber integrado el equipo nacional juvenil de hockey sobre césped. Las cámaras hicieron foco en su belleza y sensualidad, se rindieron ante su carisma y la transportaron paralelamente a la TV, donde años atrás participó de un reality show sobre jinetes emitido por la señal Animal Planet y, por estos días, aparece en Luck, una serie protagonizada por Dustin Hoffman, cuya primera temporada se emite por HBO.
Ella llegó a la tapa de revistas de deportes y de moda. También, una empresa de cosméticos la contrató como la cara de su línea de productos y hasta hizo un comercial para una relojería. El 31 de marzo de 2012 estuvo en Meydan, el más lujoso hipódromo de los Emiratos Árabes, y fue la primera mujer en correr la Dubai World Cup, el gran premio que repartió diez millones de dólares en recompensas.
Chantal nació el 23 de febrero de 1976 en Winnipeg, pero creció en las afueras de Toronto, donde su padre, Hugo, tenía una pequeña cabaña. Ella misma se describe como la Danica Patrick de las carreras de caballos. Nadie de la familia imaginó este presente, entre la actuación, el modelaje y un legajo de más de 900 victorias, incluyendo 30 clásicos. Los caballos que ha montado y son bastante más briosos que aquellos que de pequeña la tuvieron como partícipe de exhibiciones ecuestres suman ganancias por casi 46 millones de dólares.
Sutherland ya tenía 24 años cuando decidió desafiar la velocidad sobre un par de estribos. Previamente había afrontado otras carreras: las de comunicaciones y psicología en la Universidad de York. Sin embargo, decidió dejarlas a un lado y explorar en el arte de conducir purasangres. Y tuvo su primer festejo el 9 de octubre de 2000, en Woodbine, la pista más importante de su tierra, ubicada a sólo un puñado de kilómetros de su hogar.
En los primeros ocho meses de competencia, la blonda logró 124 éxitos y fue votada en 2001 como el mejor jockey aprendiz de Canadá, algo que se repitió en 2002, cuando era una de las atletas femeninas mejor pagas de su país. Rápidamente se graduó, pero consideraba que su éxito no era suficiente para ser parte del Kentucky Derby o la Breeders’ Cup, dos clásicos emblemáticos de la hípica mundial. Así fue que permaneció en Canadá hasta el invierno de 2004, cuando viajó a los Estados Unidos para intervenir en el circuito de Maryland, especialmente en Laurel Park. Sus progresos la llevaron a correr por dos años en los hipódromos de Florida y Nueva York, donde sus experimentados colegas Angel Cordero Jr., Shane Sellers y Edgar Prado la ayudaron a pulir sus habilidades. Se sabe que la mayoría de los jinetes son nómades por aquellas tierras. Ella quería más y se probó, al fin, en California.
Tomó impulso en 2007, cuando el frío acechaba en el sur de ese estado. Aprovechó el paréntesis en la actividad y regresó a su país para seguir montando ganadores y hacer crecer sus arcas. Al volver, sus actuaciones en Santa Anita despertaban admiración. “Se ha hecho la reina de los finales. Ella ha ganado varios contra jockeys superiores, lo que demuestra que es una fuerte rematadora”, dijo por entonces Gary Stevens, integrante del Salón de la Fama, una suerte de monumento hípico, y cuya experiencia en la conducción de caballos lo llevó al cine, donde personificó a un jinete en la película Seabiscuit.
Allen Gutterman, jefe del marketing de ese escenario, ya pronosticaba: “Puede convertirse en el mejor jockey femenino desde Julie Krone”. La memoria lo transportaba a la amazona que en la década pasada guió al campeón invicto argentino Candy Ride en la última de sus siete actuaciones. Desde entonces hace base en California, pero nunca pierde la oportunidad de viajar a su país para la época fuerte de carreras.
Durante seis años, Chantal fue novia de su colega Mike Smith, otro de los top. La relación terminó en junio de 2010, dos semanas antes de ser rivales en el Queen’s Plate. Sonaba fuerte en los establos la noticia de una pelea que se trasladó de lo profesional a lo personal, a partir de la disputa por la monta de un mismo caballo. Adoradores del show como pocos, los norteamericanos no dudaron en ponerlos frente a frente exclusivamente a ellos el 7 de agosto de 2011, en una prueba que fue vendida como “La batalla de los sexos”. El público colmó el hipódromo de Del Mar.
“Hace poco corrí un caballo llamado Ex Lover [ex amante] y existe otro llamado Liarliarliar [mentirosomentirosomentiroso]. Yo podría correr de nuevo a aquél y Mike, a Liarliarliar”, le puso pimienta al duelo Sutherland. Ganó Smith, pero el resultado era sólo anecdótico. Distinto fue el 5 de noviembre de 2011, cuando su ex pareja la postergó al segundo lugar y evitó que ella sea la primera mujer en ganar el Classic de la Breeders’ Cup. Eso sí dolió.
LA NACION