04 Nov Calidoscopio, cotejo jerárquico
Por Osvaldo Martínez
Se había disputado la séptima carrera del Hipódromo Argentino de Palermo y la verdad que no nos dieron tiempo a nada. Al segundo comenzaron a emitirse las imágenes desde Santa Anita. Nos representaba Calidoscopio, el hijo de Luhuk y Calderona por Lefty, nacido el 10 de septiembre de 2003 en el Haras La Quebrada de los Ceriani Cernadas.
Por haber ganado el Clásico Belgrano (G2) a fines de junio, el Hipódromo Argentino de Palermo, le concedió una gatera para correr este 2 de noviembre de 2012 la Breeders´Cup Marathon (G2) en California, Estados Unidos. Tal cual lo había ganado el año anterior Mr. Nedawi, pero el caballo representante de Brasil que ganó todo por estos lares, no viajó. A sabiendas de viajes, gastos y dolores de cabeza, su gente desistió.
No sucedió lo mismo con un turfman como Juan Carlos Echeverz. Junto con sus socios y principalmente con su entrenador Guillermo Frenkel Santillán, tomaron el guante y mandaron al gran hijo Luhuk para que participe.
Fue todo muy duro, especialmente en el papelerío, y tantas cosas más, si se podía trabajar con montura, la hora, la comida, el que esté en otras manos, la cuestión que costó sangre, sudor y lágrimas. Inclusive la última semana, viajaron Guillermo Frenkel Santillán acompañando por Miguel Cafere. Con la reserva humana de Marito Londaitz, tipazo, y Andrés Torres.
Y para asegurar los tantos los propietarios juntaron plata y lo invitaron especialmente al mejor, a Pablo Gustavo Falero, que llevara al del Doña Pancha a lo más alto en ocho oportunidades. Alguien, y quién mejor que el que lo conocía como ninguno, le podría dar indicaciones al nuevo jinete Aaron Gryder. Ningún otro.
Contaba Roberto Mariano “Coco” Bullrich que Frenkel estaba muy entusiasmado con el caballo, que había mejorado mucho en estas semanas, había trabajado extraordinario y que a cada rato llamaba a colegas, incluso al mismísimo veterinario de La Quebrada, Marcelo Canónico, para tirar ideas y paredes con el colega, por un problemita que le aquejaba al caballo del “Bebe” Frenkel.
La cuestión que nos plantamos por delante de un televisor, y si bien no se veía muy bien la información, pero enseguida detectamos la inconfundible chaqueta del Doña Pancha, a la espera del llamado para entrar en partidores. Fue el primero en meterse adentro, bien obediente, años de gateras, años de partidores, de Palermo, San Isidro, La Plata y La Punta, y fueron entrando uno por uno. Mirando las gateras me quedé como estampado, creo que hice un comentario a la pila de tíos que tenía por detrás, cercano al cuarto de jockeys de Palermo. Alguien me preguntó qué número era, le dije el 6 y tras entra el último, no esperaron a nadie, largaron.
Y como si lo estuviésemos mirando un día del Pueyrredón, del República, del Ayacucho, con Falero arriba, Calidoscopio quedó a poco de largar lejos, demasiado lejos, ante caballos que no regalan nada a la hora de correr. Y así fue pasando la carrera con un tal Atigún al frente, seguido por Commander, Junior Pass y Jaycito que aparentemente tenía orden su jinete de correr adelante y como había soltado más o menos, se apuró en demasía y asumió la vanguardia en el opuesto.
Y así se vinieron cantando bajito, con nuestro representante en el último lugar, lejos, muy lejos. Pero todo comenzó a cambiar a partir de los últimos 800 metros, exactamente como en Palermo, en San Isidro y en La Punta, Calidoscopio comenzó a ganar terreno vertiginosamente, y fue pasando rivales uno a uno, por momentos a montones, cuando se tiró por dentro para pasar a varios y quedó quinto con visible resto al pisar la recta. Y cuando lo hicieron Atigún pisó la recta adelante y junto a los palos, a su costado a cuerpo y medio Juniper Pass, y bien abierto ya estaba con ellos nuestro representante. Y en ese momento se me vino a la mente el día que estuve en Brasil con El Sembrador. Nada más que el pupilo de Lucho Palacios venía adelante y el americano volaba para sacarnos las medallas. Pero el “Negro” Sena puso el alma y salimos ilesos. Aquí fue mucho más fácil, con otra marcha Calidoscopio pasó de largo.
Fueron impresionantes los gritos, la felicidad de todos los que estábamos en ese lugar de Palermo. Y comenzamos a ubicar en la pantalla a nuestros amigos, los “embajadores”. Y bajaban las escaleras a buscar su caballo, el nuestro, el de todos, Juan Carlos Echeverz, Pablo Falero levantando su puño derecho, y en la espera que regrese el hermoso y poderoso zaino doradillo, alcanzamos a ver a Gustavo González del diario La Nación, los Mitagstein del diario de Turf, El Crack, a Lucas Grimaldi del Haras Don Florentino, a Raúl Nelson, Presidente de la Comisión de Carreras del Hipódromo de San Isidro, a Jhon Fulton, otro nombre para destacar en el emprendimiento para que un caballo argentino pueda estar en las gateras de semejante cotejo internacional.
Sería muy largo tomar las crónicas de cada una de sus victorias, pero tomamos el párrafo que escribimos en oportunidad de ganar el Clásico General Belgrano (G2):
Sábado 23 de Junio de 2012
CLASICO GENERAL BELGRANO (G.II)
CALIDOSCOPIO: Y fue noticia otra vez. Y posiblemente lo sea cuando viaje a correr en la Breeders´ Cup Marathon (G. II) sobre la distancia de 2800 metros. Que no se extrañen los norteamericanos cuando vean a un caballo de un físico espectacular, lo más parecido a un potrillo, con nueve años en el lomo, que es la edad que va a tener cuando baje del avión. Es un Luhuk nacido y criado en el Haras La Quebrada y defiende los colores de la caballeriza Doña Pancha que dijo presente en todos los hipódromos y tiene esa forma de correr a la que Guillermo Frenkel Santillán prepara con mano maestra y Pablo Gustavo Falero que lo administra a la perfección. Cuando Dream Storm se relamía, apareció el zaino doradillo y lo pasó a voluntad. ¡Un verdadero coloso! ¡Salud!
En el recinto de los vencedores junto a los profesionales, Guillermo “Bebe” Frenkel Santillán y Pablo Gustavo Falero y Antonio Bullrich, Presidente de la Comisión de Carreras del Hipódromo Argentino de Palermo y John Fulton, representando a la Breeders´ Cup, entregaron los trofeos a Juan Carlos Echeverz y a Juan Pablo Irarrazaval, ausentes con aviso una parva de dueños del gran caballo nacido en el Haras La Quebrada, principalmente Juan Gaona y Alfredo Sebastián Mondino.
Y sí podemos recordar, resumir su campaña triunfal. Con la monta de Jacinto Herrera salió de perdedor en el premio Thessaly en Palermo allá por el 20 de mayo de 2007. Luego consiguió ganar el 9 de julio el Clásico Chacabuco (G2) y el Ayacucho (G3) el 29 de diciembre de ese año, siempre con Jacinto. Pero a partir del 1 de mayo de 2009, ya fue con Falero en el Gran Premio República Argentina (G1), el 9 del 8 se quedó con el Clásico Pueyrredón (G2); en el 2010 sólo pudo ganar el Clásico Ayacucho (G3) y en el 2011 el Clásico Vicente Casares (G3) a mediados de septiembre, para arrancar el 2012 en febrero con el Clásico Vicente Dupuy – Copa Gobierno de la Provincia de San Luis, para cerrar con el Clásico General Belgrano (G2) el 23 de junio.
Y se llegó a la gran hazaña, el 2 de noviembre de 2012, inolvidable para todos. Me imagino, cuando arrancó Calidoscopio por el centro de la pista, el corazón de Juan Carlos Echeverz habrá volado en mil pedazos, el de Hernán Ceriani Cernadas, el criador de ese extraordinario caballo, que injusto el tiempo de vida, como para que nuestro querido Hernán Ceriani Cernadas padre, no haya podido ver este gran triunfo de la hípica argentina y de su Haras Argentino. Y las lágrimas de Antonio Bullrich, estando en Tokio a la espera este domingo para entregar la copa del 50 aniversario del premio Republica Argentina (G2) y de todos los que amamos este deporte.
Tras ser nominado todo se suscitó vertiginosamente. Y se fueron cumpliendo, con esfuerzo, todos los pasos para que Calidoscopio esté dentro de los partidores este viernes que no vamos a olvidar. Propietario y entrenador entraron en una escalera larguísima y con escalones pequeños, y comenzaron a bajarla de a cuatro en cuatro, y parecía que al pasamano no lo iban a encontrar en su caída al vacío. Pero llegaron a buen puerto, enteros, felices, orgullosos. Verdaderos campeones.
CAMPANA DE LARGADA