04 Nov A lo crack, Calidoscopio hizo historia en Santa Anita
¡Qué grande Calidoscopio! Qué alegría inmensa le dio el caballo del corazón incansable a la hípica argentina y Sudamérica. Qué conquista histórica la de ayer en Santa Anita Park, el hipódromo desde donde hizo hablar al mundo de la historia del caballo de nueve años -aquí, 8 en Argentina por una cuestión de hemisferios- que galopó sin cansarse para tomar por asalto la gloria en el Breeders’ Cup Marathon (G2-2800 m, arena).
Describir el momento cuesta mucho en palabras. No hay adjetivos que lo grafiquen con absoluta precisión, pues todos ellos bordearán el papelón de quedarse cortos ante semejante hazaña.
Toda la ilusión y todos los sueños cobraron cuerpo en el hijo de Luhuk, mostrando la capacidad de sus pulmones de los 800 metros en adelante para pasarle el trapo a los rivales que le salieron al cruce en una arremetida que arrancó los gritos y los corazones de los muchos argentinos que estuvieron aquí para disfrutarlo.
Después llegó el éxtasis. El grito de ¡Argentina, Argentina! que copó el Winner’s Circle, puso la piel de gallina y arrancó una ovación bastante poco común del público local, todos estupefactos ante una exhibición de felicidad poco frecuente por estos lados, muy latina. Entonces, la felicidad fue compartida entre los protagonistas y el resto de los presentes.
Calidoscopio corrió la carrera que parece diseñada a su medida y respondió como todos esperaban que lo hiciera si no mediaba problema. Contó con ayudas inestimables varias. Desde el equipo que lo preparó, comandado por Guillermo Frenkel Santillán y Miguel Cafere hasta las participaciones de Mario Londaitz (en el vareo) y Andrés Torres (el peón).
Y también con un Aaron Gryder brillante, sacando a relucir toda su experiencia y vistiéndose de Pablo Falero -y también de Jacinto Herrera- para ofrecerle una conducción realmente monumental.
Dejó a Calidoscopio bien lejos en el comienzo, lo fue acercando de a poco y de los 800 metros en adelante apuntó al disco. El caballo criado en La Quebrada respondió con sus clásicos movimientos de atropellador, descontando y descontando, aunque esta vez tuvo tiempo para tirar taquitos y rabonas en la recta, cuando ya todo estaba definido.
¿Dónde estuvo el secreto? Los datos que arroja Trakus, el sistema de medición de tiempos de Santa Anita, son concluyentes. El crack argentino corrió los 1200 metros iniciales en 1m15s58/100 y los últimos al cabo de 1m16s91/100. Grassy (El Prado), su escolta a 4 1/4 cuerpos, marcó 1m13s61/100 para esa misma distancia al principio, pero remató en 1m18s99/100.
Calidoscopio mantuvo un ritmo firme durante todo el trayecto, lo que no pudieron imitar los demás. Sus últimos 100 metros pasaron en 6s63/100; los de Grassy en 7s1/100, una diferencia enorme para tan corto tramo.
Calidoscopio, el caballo que ganó en la arena de Palermo y en el césped de San Isidro; pero también en La Punta y hasta sobre la nieve otra vez en el Argentino, ahora conquistó al mundo, con el simpático dato de haberse transformado en el ejemplar más longevo en imponerse en una carrera de la Breeders’ Cup.
Fue el moño perfecto en una campaña para el cuadrito y que, por lo visto ayer, lejos está de tener un final inmediato. Justo es el reconocimiento para sus propietarios, que asumieron el reto de aceptar la invitación de Breeders’ Cup tras ganar el Belgrano, parte del programa Win and You’re In, y ahora festejan los dividendos enormes recolectados.
Y también un empujón inmenso para el turf argentino. Un volver a vivir en lo más alto de la hípica mundial en un momento en que se necesitaba mucho de algo así. Lo dijimos hasta el cansancio: la Argentina es una fábrica de cracks y algunos malos resultados son apenas una circunstancia. A las pruebas actuales habrá que remitirse.
Lo que hizo Calidoscopio fue una de las más grandes cruzadas del turf nacional. Similar a aquellas de Mat Boy conquistando esta misma tierra a principios de los ‘80. Caballo argentino, conecciones argentinas y un triunfo en la serie de carreras más importante del mundo que todos ellos tienen más que merecido. A festejarlo; a disfrutarlo todo el día. ¡Argentina, Argentina!
TURF DIARIO