Desnutrida y en estado de shock, logró huir de sus captores

Desnutrida y en estado de shock, logró huir de sus captores

Por Darío Palavecino
En una grabación, la víctima, de 33 años, rogaba que la dejaran libre para poder terminar su calvario. Pero no hubo piedad. La pesadilla sólo terminó cuando Sonia Molina, en estado shock, logró escaparse de la casa donde estaba cautiva desde hacía casi tres meses, se subió a un taxi y pidió auxilio en un puesto policial. Tenía signos de desnutrición, había perdido unos 30 kg y, de vez en cuando, sólo le daban polenta mezclada con alimento para perros. Presentaba quemaduras de cigarrillos y golpes en todo el cuerpo.
El estupor se extendió con rapidez por esta ciudad, situada a 550 km de Buenos Aires. Por el hecho está detenida la periodista Estefanía Heit, quien fue acusada de haber secuestrado, golpeado, torturado y abusado a Molina. En su perfil de la red social Twitter, Heit se presenta así: “Comunicadora social. Trabajo en Cablevisión, gráfica, radio y web; estudio abogacía y teología. Colaboremos para vivir en verdadera Libertad, Amor y Verdad!!”
“Me dijo que estaba sorprendida de que la víctima la haya denunciado porque tenían una relación de amistad de hace dos años”, afirmó el abogado de la periodista, Claudio Lofvall.
La periodista iba a ser indagada ayer a la tarde por la fiscal de Delitos Sexuales de Bahía Blanca, Claudia Lorenzo, pero la audiencia se postergó para mañana porque hay “numerosas pruebas” para analizar antes de efectuar el trámite, dijo Lofvall.
En la misma causa, al cierre de esta edición, estaba prófugo el marido de Heit, identificado por fuentes de la causa como Jesús Olivera.
En su blog Amar es combatir ( blogdelagente.com/jmolivera) , Olivera se presenta como “Evangelista. «Clama a mí y yo te responderé y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces»”.
Según informaron a LA NACION fuentes policiales y judiciales, Molina se fue de la ciudad rionegrina de Río Colorado, de donde es oriunda, por su propia voluntad.
La justicia de Río Negro había librado un pedido de averiguación de paradero de Molina meses atrás, al ser denunciada por estafa con la venta de terrenos y luego -en octubre pasado- se recibió la exposición de la madre, quien denunció la presunta desaparición.
Si bien las primeras informaciones afirman que estuvo tres meses cautiva, según el portal Pigüe Online, el 24 de agosto pasado, a las 23.30, en un control vehicular, personal del Puesto de Vigilancia de Arroyo Corto, en el partido de Saavedra, “aprehendió” a Molina, que ya vivía en Coronel Suárez; después de ser notificada de “los recaudos legales, la causante recuperó la libertad”. Así lo confirmaron a LA NACION fuentes policiales. “Estaba sola, deambulando por la ruta. Su aspecto era normal”, dijo un jefe policial.
Molina y Olivera se habrían conocido en Río Colorado, compartieron un culto religioso y habrían tenido una relación sentimental.
Fuentes judiciales informaron a LA NACION que la joven se alejó de Río Colorado tras dos denuncias en su contra por una estafa con la venta de un terreno de su propiedad. Sin embargo, la madre de la joven, Mónica Santander, dijo que se fue con la promesa de Olivera de poder estudiar y trabajar. “Estoy conmovida”, dijo anoche Santander a este diario.
A partir de mayo, cuando llegó a Coronel Suárez, Molina trabajó como empleada doméstica en una casa de familia supuestamente hasta que fue capturada por los sospechosos. Desde aquel entonces, según sesupo anoche, su hija de 10 años también dejó de tener contacto con su madre.
Después de que Molina hizo la denuncia, en las últimas horas, la ayudante de la fiscalía de Coronel Suárez, Lorena Villagra, ordenó un allanamiento en la casa de Heit y su marido, en Grand Bourg al 1800.

Videos y abusos
Fuentes judiciales y policiales informaron que en la vivienda se descubrieron computadoras, teléfonos celulares y “material vinculado con la causa, como videos con escenas de abusos sexuales”.
Las fuentes consultadas informaron que en el teléfono celular de la periodista había varias grabaciones de los abusos sexuales.
Otras fuentes de la causa explicaron a LA NACION que también se hallaron cartas escritas por Molina, donde adelantaba su decisión de quitarse la vida. Para los investigadores, las misivas fueron escritas bajo amenazas.
Después de atender a la víctima, el médico policial Francisco Cortalezzi sostuvo: “Si hubieran pasado unos días más, seguramente no la íbamos a encontrar con vida. La propia mujer comentó que le daban de comer polenta mezclada con alimento para perros”.
Fuentes de la causa afirmaron a LA NACION que Molina mide 1,70 metros y antes de ser privada de libertad pesaba 67 kg. Cuando escapó su pesó era de unos 38 kilos.
Según lo que relató la víctima, durante la mayor parte del tiempo los captores la tuvieron cautiva en un pasillo y maniatada con nylon. Los últimos días la llevaron a una habitación, la encerraron y le sacaron el picaporte a la puerta, pero ella pudo escaparse después de forzar una ventana.

“Lúcida y tranquila”
Según el parte médico, la paciente “se encuentra tranquila, lúcida, orientada en tiempo y espacio. En tanto, el examen físico da cuenta de múltiples hematomas en todo el cuerpo, lesiones en manos y pies, quemaduras de cigarrillos, edema genital externo”.
Fuentes de la causa dijeron a LA NACION que los captores habrían rociado con lavandina y pesticida a Molina.
El secretario de Gobierno y Seguridad de Coronel Suárez, Gustavo De Battista, especuló sobre los motivos del cautiverio de la víctima y explicó: “Hay una cuestión de contenido religioso y un tema económico”.
El intendente local, Ricardo Moccero, afirmó: “[El hecho] es aberrante y las personas que lo han hecho son depravadas”.
Ayer se difundieron grabaciones de Heit entrevistando a Molina en un programa de radio. Todavía se desconoce si la charla radial fue mientras Molina estaba cautiva o cuando el calvario aún no había comenzado.
LA NACION