11 Oct Trabajo remoto, alternativa para los gobiernos modernos
Por Gustavo Ripoll
Hoy en día el trabajo remoto es una de las tendencias que mayor auge tiene en diversas empresas y organizaciones del mundo, ya que permite que los colaboradores puedan realizar sus actividades laborales sin importar dónde se encuentren, siempre y cuando tengan una conexión a Internet y, en algunos casos, un teléfono a su alcance.
Esta nueva forma de trabajar es incluso considerada por diferentes gobiernos, quienes ya están implementando pruebas piloto para revisar su efectividad, además de la posibilidad de implementar este esquema en situaciones de contingencia o de desastres naturales, para asegurar la continuidad de las actividades en los gobiernos y en la iniciativa privada.
Gracias a la tecnología, hoy los colaboradores pueden tener acceso a sus archivos de trabajo desde cualquier lugar, las empresas pueden utilizar soluciones de virtualización y/o nubes privadas para permitir a sus colaboradores hacer uso de su información de manera sencilla y en el momento que lo requieren. Además, los colaboradores están utilizando numerosos dispositivos que ayudan a esta evolución en la manera de trabajar.
El trabajo a distancia conlleva una serie de nuevas reglas, ya que la productividad deja de ser medida en horas trabajadas, sino en número de metas cumplidas en cierto periodo de tiempo.
Para conocer más a fondo esta tendencia, una importante empresa de tecnología, desarrolló un estudio con 3,600 trabajadores de 36 países alrededor del mundo donde se estima que los colaboradores son más productivos y eficientes cuando trabajan de forma remota, ya que emplean menos tiempo en distracciones y se concentran más en su labor.
De los 3,600 encuestados, el 41% trabaja en compañías con políticas establecidas de trabajo vía remota, mientras que un 15% considera que su compañía podría establecer acuerdos flexibles acerca de ese punto.
Dell es una empresa que ha puesto en práctica el trabajo remoto al tener ya a 25% de su personal en este esquema. A través de dispositivos móviles y de una conectividad adecuada, los empleados de Dell pueden continuar desarrollando sus actividades habituales e incluso pueden atender y realizar llamadas telefónicas desde sus equipos de cómputo, tener reuniones virtuales, presentar documentos y obtener comentarios en tiempo real.
Países como España, Portugal y Uruguay están promoviendo esta tendencia tanto para la iniciativa privada como para organismos de orden público, asegurándoles a los trabajadores sus derechos laborales dentro de este esquema.
En nuestro país, el Ministerio de Trabajo está realizando una prueba piloto con tres importantes compañías, otorgando incentivos como un apoyo del 20% del sueldo de empleados que ingresen a las compañías bajo esta modalidad. El Gobierno tomó como referencia que en Europa existen 10 millones de personas trabajando de esta manera y que este número se incrementa 15% al año, lo que para Argentina podría significar un aumento en su fuerza laboral, y poder así ofrecer oportunidades de trabajo a poblaciones vulnerables como personas con capacidades diferentes, ciudadanos que van de los 45 años y entre 18 y 24 años que están desempleados.
Incrementar la calidad de vida de los colaboradores: Al poder éstos trabajar desde casa, les permite dedicar tiempo a su familia, amigos o su propia persona, teniendo en cuenta que debe cumplir con los objetivos asignados en un periodo dado.
Disminución en el uso de recursos: Al ya no tener a todos los empleados in-site, la empresa encontrará ahorros en el uso de distintos recursos como energía, agua, espacio de oficinas, uso de papel de impresión, entre otros.
Aumento de la calidad de vida al reducir el tiempo de traslados y uso de vehículos_ El aumento de la productividad, el que los colaboradores puedan iniciar su jornada de trabajo desde casa, implicaría una disminución de vehículos en vialidades, lo que también beneficiará al medio ambiente al reducirse las emisiones de gases contaminantes, o también la reducción significativa de pérdidas horas-hombre.
EL CRONISTA