22 Oct Ricardo Lorenzetti: “El sistema actual de divorcio ha fracasado”
Por Adrián Ventura y Evangelina Himitian
El sistema actual de divorcio ha fracasado. La familia argentina ya no responde a un modelo único como el que trazó Dalmacio Vélez Sarsfield en el Código Civil, hace 143 años. Si alguien quiere imponer o difundir ese modelo, debería hacerlo a través de la persuasión religiosa.
Ésta podría ser una síntesis del pensamiento del presidente de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, cabeza también de la comisión encargada de elaborar el proyecto de reforma del Código Civil. “La posición de la Iglesia es muy respetable, pero no es posible imponer o difundir un modelo de familia a través de una ley”, dice. Por estos días, el nuevo código está siendo sometido a audiencias públicas. Antes, sufrió cambios a manos del gobierno nacional con los que Lorenzetti no está de acuerdo; por ejemplo, eliminó del proyecto el debate sobre la responsabilidad del Estado y estableció que los contratos comerciales deban celebrarse en pesos.
– ¿Existe apuro por votar el nuevo Código? ¿Falta debate?
-Hay que tener una posición razonable. La votación no puede ser a libro cerrado ni debatirse eternamente los plazos los estableció el Congreso. Además, cuando hacemos una decantación de lo que surge de las audiencias públicas, sobre la gran mayoría del proyecto no hay discusión. Los temas opinables son pocos, diez o quince.
-¿El Código asume la idea del matrimonio como un vínculo destinado a disolverse?
-El matrimonio sigue siendo la institución central del derecho de familia. Nosotros no estamos en contra de la fidelidad ni de que el matrimonio se constituya sobre la base de un proyecto de vida en común que incluya la fidelidad. Tampoco estamos en contra de la familia tradicional. La fidelidad no puede ser un deber conyugal por una cuestión de técnica jurídica, no es que deseemos terminar con la fidelidad.
-Este punto despertó mucha polémica. ¿No generará ese efecto?
-La experiencia judicial y cotidiana indica que las dos maneras de divorciarse que existen en la Argentina no funcionan. Las audiencias de conciliación en los divorcios de común acuerdo se transformaron en una ficción. Y el divorcio causado, por ejemplo, por incumplimiento del deber de fidelidad acaba provocando la destrucción familiar, el agotamiento del patrimonio y graves daños a los hijos. En cambio, se ideó el divorcio como el fin de la decisión de la pareja de la vida en común. Si no hay que presentar una causa para divorciarse, quiere decir que no hay un deber que no se cumple. Es una vía mucho más acorde con lo que pasa en la sociedad.
– ¿El proyecto pasó en limpio un estado de situación de la familia que no queríamos ver?
-Probablemente. En el 99% de los casos, cuando una persona decide divorciarse, esa decisión es irreversible. Es muy difícil juzgar las culpas. Esto no significa no promocionar la familia. Hoy el sistema genera mucha litigiosidad y eso daña a la familia. Creo que hay que diferenciar la visión de quien hace una ley enfocada en disminuir la litigiosidad, en solucionar los problemas de las personas, de la idea moral que pretende imponer un modelo de familia.
-¿Eso hace la Iglesia?
-La posición de la Iglesia es muy respetable. El problema es el camino a través del cual uno puede imponer o lograr un modelo de familia. Ese ideal se puede difundir a través de la persuasión religiosa, de los valores culturales. Pero hacerlo a través de una ley imperativa… es muy difícil.
– ¿Se debe legislar para la sociedad que somos o para la que queremos ser?
-Se dice que estas normas van a provocar consecuencias en el modelo familiar. En realidad, vienen a regular lo que ya sucede: estamos regulando las consecuencias de un comportamiento social difundido y no generando nuevos comportamientos.
– Monseñor Arancedo planteó que la ley debe tener un carácter modélico. ¿Está de acuerdo?
-Hoy tenemos muchas personas que siguen el mandato de la Iglesia, también tenemos católicos que no siguen el modelo de matrimonio, que se separan, que conviven, que tienen hijos por fecundación in vitro. Tenemos personas de otras religiones y personas que no son religiosas. Si consideráramos que esto está en contra de un modelo de familia, afectaríamos a mucha gente. Este proyecto busca favorecer la libertad de las personas. Necesitamos una sociedad en la que la gente se sienta libre y viva como quiera.
-¿ El texto habilita un avance sobre la propiedad privada?
-Todo lo contrario, la protege. Ésa es la jurisprudencia de la Corte.
– ¿Cómo interpretó los dichos de Agustín Rossi sobre levantar las barreras de los countries?
-En realidad, ése es otro proyecto [del Poder Ejecutivo] y creo que fue distorsionado. Nadie habló de este tema, de limitar [la propiedad privada] dentro del ámbito del proyecto de Código Civil.
-¿Lo que establece el Código es compatible con ese proyecto?
-Para nada. Por el contrario, se regula un derecho real que hoy no existe, y les va a dar seguridad jurídica a los emprendimientos inmobiliarios y va a favorecer el desarrollo.
-¿Se podría impulsar en una reforma constitucional una modificación del derecho de propiedad que deje el Código desactualizado?
No. [ Piensa. ] Hoy en día no creo que exista esa posibilidad… No lo creo. El derecho de propiedad en la Argentina tiene una larga tradición, hay jurisprudencia. Hay límites. De manera que no lo creo. Nadie habla de eso.
-¿Lo enojaron los cambios que introdujo el Gobierno?
-Surgieron algunas diferencias de opinión, pero uno no tiene por qué enojarse. Nosotros hemos mantenido la posición de la comisión redactora en la responsabilidad del Estado, en las acciones de clase, en el derecho al agua potable, en las obligaciones de dar una suma de dinero para que el Congreso conozca las distintas posibilidades y decida.
-¿Existe alguna posibilidad de que se apruebe así?
-El Congreso deberá debatirlo. Los argentinos tenemos una memoria legítima de lo que ha ocurrido en los últimos años. Creo que hay que tener en cuenta esto y permitir los contratos en dólares. Sin embargo, no se modificó uno de los temas centrales: si uno hace un depósito bancario, existe la obligación [del banco] de devolverlo en dólares. Insistí mucho en este punto porque yo he vivido la tragedia del país y vi cómo sufrió la gente.
-¿Desaparece la responsabilidad del Estado?
-Nosotros propusimos que sea regulada por el Código Civil, que es la jurisprudencia de la Corte. El Ejecutivo plantea que lo que se refiere a los funcionarios se regule por el derecho administrativo, porque consideran que es una cuestión local.
-¿Por qué el Gobierno se empecinó en sacarla del Código Civil?
-No sé. El argumento que han dado es que es un tema del derecho público.
– El ciudadano común, por ejemplo en una tragedia como la de Once, ¿tendrá menores chances al demandar al Estado?
-Si hubiera una ley clara que regule toda la responsabilidad del Estado, no. El problema es que no la hay. Nosotros creemos que hay que legislar en función de la protección del derecho de los ciudadanos. Si sufre un daño, hay que indemnizarlo. Pero eso lo decidirá el Congreso..
LA NACION