25 Oct La Odisea Eléctrica
La aventura comenzó el 11 de febrero en Estrasburgo, Francia. El objetivo de los jóvenes ingenieros Xavier Degon (27 años) y Antonin Guy (28) era dar la primera vuelta al mundo en un auto eléctrico de serie, a la que bautizaron la Odisea Eléctrica. El modelo elegido: Citroën C-Zero.
En concreto, la travesía, que está a punto de terminar, se propone recorrer 25.000 km y 17 países en 8 meses.
Hace pocos días, tras realizar las etapas realizadas en Estados Unidos, Japón y China, la Odisea Eléctrica concluyó una de las etapas que mayor incertidumbre les generó a Degon y Guy en la planificación previa. La que atravesaba Kazakhstán hasta Moscú.
Así, el Citroën C-Zero debió superar rutas accidentadas y casi desérticas en plena estepa kazaja, antes de franquear la frontera rusa.
Al llegar a Moscú, tras haber recorrido 23.000 kilómetros desde la largada, los pilotos franceses comenzaron a preparar la recta final, que consiste en retornar a Estrasburgo, con llegada prevista el 24 del actual.
Asumida como la etapa más compleja del recorrido para reaprovisionar el C-Zero, debido a las vastas extensiones desérticas del Este, después de la frontera china, Kazakhstán fue la etapa más difícil de la Odisea Eléctrica. Por eso, en este país, cuya superficie representa cuatro veces la de Francia para sólo 17 millones de habitantes, el riesgo para Degon y Guy de encontrarse solos en medio de las estepas sin electricidad era muy posible.
Las dificultades
Afortunadamente para ellos, los mapas que utilizaron en la planificación por los dos aventureros no eran exhaustivos y algunos pueblos se fueron presentando regularmente a lo largo del trayecto.
Sin embargo, Antonin y Xavier enfrentaron otras dificultades, particularmente el estado de las rutas, algunas muy accidentadas, algo que no podía preverse de antemano.
De esta manera, han debido realizar un desvío de 500 kilómetros hacia el norte del país respecto de su itinerario inicial, en virtud de los consejos de los ciudadanos kazajos, cuya hospitalidad y generosidad fueron de valiosa ayuda para los franceses de la Odisea Eléctrica.
LA NACION