19 Oct La cirugía reconstructiva, un derecho de todo paciente
Eduardo González
En el imaginario colectivo resalta la idea de que el médico debe curar al paciente –y esto es correcto-, aunque nuestra función no termina aquí.
El profesional médico trabaja y educa para la vida, por eso quiero destacar la importancia de la tarea de acompañamiento durante todo tratamiento cuyo fin es, decididamente, mejorar la calidad de vida del paciente.
El diagnóstico precoz o detección temprana es la mejor arma contra el cáncer de mama. En este sentido, el diagnóstico por imagen (mamografía) es la mejor forma de detectar cualquier lesión antes de que sea palpable.
Sin embargo, muchas personas todavía desconocen que el profesional mastólogo es el especialista indicado para tratar estas dolencias.
Desde la Sociedad Argentina de Mastología se recomienda una mamografía de base entre los 35 y los 37 años de edad en pacientes con exámenes clínicos normales sin antecedentes familiares de cáncer de mama. A partir de los 40, una mamografía por año.
Pero las situaciones ideales distan mucho de la realidad de la mayoría de los pacientes, sobre todo de aquellos que, a pesar de la gratuidad y accesibilidad del sistema público de salud, acuden con mucho esfuerzo a realizar la consulta médica.
Existen numerosos factores (socioeconómicos, culturales o educativos) que, en la individualidad de cada paciente y su entorno, pueden actuar como inhibidores o retardar una visita al especialista.
Por eso, cuando una mujer que tiene un cáncer de mama en estadios avanzados se presenta en el consultorio, el mastólogo, además de avanzar en el tratamiento correspondiente, debe iniciar una tarea de acompañamiento de la persona para reducir el desgaste ocasionado por temores muchas veces infundados.
Aún en casos extremos donde una mastectomía -extirpación completa de la glándula mamaria- puede vulnerar el aspecto físico de la persona, la contracara brindada por la cirugía reconstructiva es una herramienta que servirá de contención para la paciente y le otorgará mayor seguridad.
En primer lugar, conviene hablar de “cirugía reconstructiva” -y no plástica- como un procedimiento al que debe poder acceder con la correcta indicación todo paciente.
Fundamentalmente, porque como derecho del paciente -ya hablando en términos legales-, está contemplada en la cobertura de las empresas de medicina prepaga y ya es una práctica extendida en los hospitales públicos.
Desde hace varios años, la cirugía reconstructiva se puede realizar en forma inmediata como parte del tratamiento primario. Esto quiere decir que, de ser necesario, se puede retirar la mama afectada y comenzar con la reconstrucción aplicando un expansor, implante o alguna otra técnica reconstructiva-. Este procedimiento no dificulta el tratamiento posterior, no produce efectos secundarios y mejora la calidad de vida.
Las técnicas de reconstrucción a utilizar se pueden dividir en procedimientos autólogos (utilizan un tejido o estructura que se presenta de forma natural y deriva del mismo individuo), heterólogos (protésicos) y mixtos.
Independientemente del momento de realizar la reconstrucción respecto a la cirugía oncológica, es posible utilizar cualquiera de las técnicas con sus características, ventajas y desventajas, según el caso.
En la actualidad disponemos de los siguientes dispositivos implantables:
Prótesis expansoras tisulares: son implantes protésicos que presentan una cubierta de elastómero de siliconas de varias capas, que se inflan para que puedan tomar forma y expandir los tejidos.
Prótesis de siliconas: son implantes protésicos que presentan una cubierta de elastómero de siliconas de varias capas, rellenos con gel de siliconas de diferentes características.
En este tipo de materiales existen variadas medidas con diferentes formas y volúmenes que permiten que la reconstrucción mamaria sea un procedimiento casi artesanal y se puedan reconstruir mamas de aspecto muy similar a la mama normal.
La reconstrucción mamaria post mastectomía con expansores tisulares y prótesis es en la actualidad la técnica más utilizada (alrededor del 75%).
También podemos reconstruir la mama con tejidos propios, como los denominados colgajos, extrayendo del abdomen o la espalda piel, tejido graso y músculo y con ellos reparar los defectos de la cirugía oncológica.
En los últimos años hemos agregado como técnica de reconstrucción y de corrección de defectos con muy buenos resultados a la lipotransferencia, que es la obtención de tejido graso por lipoaspiración en abdomen u otras localizaciones, el procesamiento del mismo y, en el mismo acto quirúrgico, la colocación de este tejido en la zona de la secuela de mastectomía o cualquier tipo de cirugía del tratamiento de la enfermedad logrando corregir desde defectos menores hasta una reconstrucción total de la mama con grasa.
Para alejar temores, es necesario resaltar que se puede reconstruir por completo una mama y borrar las secuelas de una mastectomía.
Los avances científicos, el acompañamiento del profesional médico y las múltiples opciones de tratamiento y reconstrucción mamaria son hoy nuestro mejor aliado para detener la enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
El doctor Eduardo González (Mat. 52526) es mastólogo y cirujano plástico.
CLARIN