El dinero y los chicos, un dilema en todas las familias

El dinero y los chicos, un dilema en todas las familias

Por Soledad Vallejos
Nicolás tiene 7 años y una alcancía repleta de monedas y billetes. Por cada diente que se le cae, el ratón Pérez le deja entre 20 y 40 pesos. Él sabe cuánto dinero tiene y también cuánto le falta para comprarse la PlayStation 3 que tanto quiere. Y ya calculó que, por más dientes y muelas que le falten, eso no será suficiente para completar el total.
A poco de cumplir los 8, Nicolás es hábil con los números. Tiene noción de ahorro y aprendió que (al menos según el criterio de sus padres) cuando algo supera los 50 pesos “es caro”, y entonces deberá esperar una ocasión especial -o peor aún destinar parte de sus ahorros-, para poder comprar ese juguete.
Pero ¿a qué edad un niño está capacitado para recibir, manejar y administrar dinero. ¿Está bien que desde primer grado lleven plata al colegio? ¿En qué momento están capacitados para recibir una mensualidad? Dudas que, según los especialistas, acometen a los padres cada vez más temprano.
Sobre el tema que está en juego, los expertos consultados por la nacion coinciden en que las primeras experiencias que los chicos tengan con el manejo de la plata serán determinantes en la relación con el dinero durante su vida adulta, y que, por lo tanto, no es conveniente que el dinero se convierta en una autoridad capaz de aplicar castigos o premios, o de fijar el límite que los padres no se atreven a poner.
“No hay que usar el dinero como soborno, nunca. A veces, a los padres les resulta muy difícil decir que no y ceden ante un berrinche. No es nada sencillo, pero hay que entender que los límites contienen y son necesarios”, apunta Diana Capomagi, magister en educación y asesora pedagógica del grupo Vaneduc.
“Lamentablemente, el dinero muchas veces ejerce la autoridad que los padres no pueden asumir. Darle plata a un hijo porque se portó bien no da buenos resultados. Tampoco restringírsela porque se portó mal. Así, el chico aprende que debe portarse bien por respeto al dinero y no a los padres”, señala la psicóloga Eva Rotenberg, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina y directora de la Escuela para Padres.
¿A qué edad un hijo está en condiciones de manejar dinero?
Lo primero es que aprenda a sumar y restar. “Los chicos necesitan dinero cuando no están papá y mamá cerca. Es una cuestión de autonomía que aparece cuando van al colegio o empiezan a moverse solos”, explica Capomagi.
El salto de preescolar a primer grado es un momento clave en la vida de un niño, donde también aparece la relación con el dinero. Como parte de un trabajo de articulación entre el jardín y la primaria, los chicos de salita de 5 años del colegio Esteban Ecehverría hacen sus primeras visitas guiadas al quiosco de la escuela.
“En lugar de decirle a mamá y señalar con el dedito lo que quieren, son ellos mismos los que pueden elegir y pagar la golosina con sus propias monedas. Se sienten grandes e importantes, autónomos -cuenta Liliana Aracre, directora del nivel inicial de esa institución-. Es el primer acercamiento a un mundo inaccesible para ellos hasta el momento, y también una oportunidad para aconsejarlos sobre la elección de alimentos más sanos.”
Sobre la cantidad de dinero que los chicos llevan al colegio, los especialistas, ante todo, hablan de sentido común. “Es dinero para comprar una bebida y algo para comer, nada más. Pero surgen despropósitos con padres que mandan a sus hijos con billetes de 50 y 100 pesos.”
A partir de los 6 años, si bien ya están en condiciones de hacer uso del dinero y saben que sirve para comprar, todavía no desarrollaron la habilidad de administrarlo. Esto llegará hacia el final del colegio primario. Es cuando desarrollan la capacidad de especulación. “Allí se empieza a visualizar el ahorro como factor de progreso. Especulan que es mejor juntar las moneditas que van recibiendo para luego comprarse algo más importante”, según señala el economista Martín Krause en su libro La economía explicada a mis hijos.
Entre los 8 y 10 años aparece la noción de ahorro. Lo sabe la mamá de Nicolás, Karina Lazo, que aprovecha esa situación para aplicar la teoría del deseo incumplido. “Postergar el deseo los hace crecer, valoran lo que tienen y aprenden que las cosas no se obtienen en forma inmediata”, confía la mamá.
Para decir que no a la compra de un objeto, los especialistas advierten que muchos padres recurren al “no hay plata” en lugar de dar una explicación. “Si es cierto que no hay plata, está bien decirlo. Pero el problema aparece cuando se usa esa muletilla en lugar de decirle: «No, porque no corresponde». La autoridad deja de ser el padre y pasa a ser el dinero” -dice Rotenberg-. En ocasiones hay que decir que no para que aprendan a valorar”, apunta Rotenberg.
Cuando el hijo ya superó la edad pre-adolescente, los expertos creen aconsejable dar una suma de dinero semanal, para aprender a administrarlo. “Es importante que sepa que, si se lo gasta antes de tiempo, no se le repondrá. Establecer prioridades los enfrenta a tener que elegir qué es lo más importante para ellos”, sugiere Capomagi.
Cuando los chicos ya son adolescentes, ese dinero puede convertirse en una mensualidad, un ingreso que no dependa de su rendimiento escolar y que no sea el pago por colaborar en tareas del hogar. “Hay una confusión. Para mantener el hogar, todos los miembros deben colaborar sin recibir una paga. Eso hace a una familia distinta de una empresa”, apunta Rotenberg.
“El dinero no es una recompensa -coincide Lazo-. Ni por colaborar en casa ni por buenas notas.” Sin embargo, muchas veces, el dinero se transforma en una vía de comunicación. “Cuando se usa para un mejor control de la conducta o para mejorar rendimientos académicos puede ser una herramienta eficaz en lo inmediato, pero los resultados a largo plazo son negativos. Se pierde el diálogo y la motivación genuina”, opina Gabriel de Ortúzar, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Abierta Interamericana.
También en la etapa de la adolescencia suelen aparecer los primeros trastornos compulsivos, como el alcohol y las drogas. “Algo que puede ser detectado por el manejo que el adolescente hace del dinero”, advierte Ortúzar.
Como en muchos ámbitos de la vida, los chicos aprenden del ejemplo de los padres, y los especialistas señalan que los hijos forjan aspectos de su identidad en función del uso del dinero que hacen los padres.
Trabajo, valoración y esfuerzo. “Desde chicos, es importante que sepan que el dinero es un bien intercambiable y que no se reproduce solo. Esto quiere decir que los padres reciben una cantidad de dinero a cambio de trabajo y constancia”, apunta Diana, directora del centro de prevención y atención La Casita.
La cultura del esfuerzo y la importancia del diálogo, piden los expertos, con ímpetu, que no se pierdan.
LA NACION