Con el sello de la eficiencia

Con el sello de la eficiencia

Por Gabriel Tomich
¿Existe la perfección? En materia de automóviles de alta gama parece que no. Cada nueva generación de un modelo, por lo general, supera a la anterior. Este es el caso del nuevo BMW Serie 3, que La Nacion manejó en la presentación oficial a la prensa en las sierras de Cataluña y el circuito de Montmeló. La Serie 3 de BMW es un modelo clave para la marca bávara, porque los medianos premium constituyen el segmento más competitivo de la gama alta. No en vano representa el 32,6% de las ventas globales de BMW. Por eso, esta sexta generación mantiene el estilo de diseño (deportivo y dinámico) de siempre, pero agrega elementos para remarcar esta filosofía, más tecnología y equipamiento. Desde el punto de vista estructural, la nueva plataforma tiene 50 mm más de distancia entre ejes (que incrementa 93 mm la longitud total), y trochas mayores: 37 mm adelante y 47 atrás. Además, pesa 40 kg menos que la versión precedente. Lo que buscaron los diseñadores es claro: mejorar el comportamiento dinámico y la estabilidad direccional, e incrementar el espacio del habitáculo para los ocupantes del asiento trasero (15 mm más para las rodillas y 8 mm más de altura). La estética también se orientó a reforzar el aspecto deportivo del modelo, que mantiene aspectos distintivos: capot largo, escaso voladizo delantero (aunque algo mayor que antes) y el habitáculo desplazado hacia atrás. El cambio más notorio es en el frontal, con un nuevo diseño para los clásicos riñones de la parrilla y faros planos de gran tamaño.

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Tres equipamientos
Por primera vez, el BMW Serie 3 dispone de tres tipos de equipamiento: Modern, Sport y Luxury, compuestos por opciones de terminaciones y materiales según las preferencias del comprador. Entre los chiches de serie más destacados que se incorporaron cabe mencionar el Head-Up display, que refleja información en el parabrisas, como la velocidad e indicaciones del navegador, evitando distraer la vista del camino. Otro es el sistema Auto Start Stop, que detiene el motor en detenciones prolongadas (semáforos, etcétera), para volver a encenderlo ni bien se suelta el pedal de freno. Este último dispostiivo forma parte del impecable conjunto mecánico-electrónico que equipa a este nuevo BMW Serie 3. Toda la motorización es del tipo Twin Turbo y está compuesta de tres plantas motrices. En la prueba sólo faltó el 335i con el clásico motor naftero 6 en línea 3.0 de 306 CV. El otro propulsor naftero de la gama, de la versión 328i, es íntegramente nuevo. Se trata de un 4 cilindros en línea 2.0 Twin Turbo, que desarrolla una potencia de 245 CV, lo que permite acelerar de 0 a 100 km/h en 5,9 s y, lo más importante, tiene un consumo promedio de 6,4 l/100 km. Manejamos esta versión durante todo una jornada por las sierras de Cataluña (casi todo camino de faldeo), donde demostró que le cae de perlas a este Serie 3, que resulta muy ágil y dinámico. En esto mucho tiene que ver también la nueva caja automática de 8 marchas (pionera en el segmento), muy rápida y bien escalonada, que permite tirar cambios ascendentes y rebajes muy divertidos (en modo secuencial) en circuito, donde el chasis y los frenos demostraron la esencia deportiva del modelo, que parece como pez en el agua en los trazados. El comportamiento del motor y de la caja se configuran con los modos Confort, Sport, Sport+ (desactiva el control electrónico de estabilidad) y Eco Pro, para una conducción más eficiente (junto con la recuperación de energía del frenado, la indicación del cambio de marcha y otros subsistemas conforman la tecnología BMW EfficientDynamics. La prueba también incluyó el 320d diésel biturbo que entrega 184 CV y consume 4,1 l/100 km.
LA NACION