Un demonio de Tasmania en las tablas

Un demonio de Tasmania en las tablas

Por Patrick Healy
Danny DeVito nunca quiso ser una estrella de las tablas. Tomó clases de actuación en Nueva York en los años 60 como una broma mientras estudiaba para ser maquillador y después usó obras del o ff Broadway como One Flew Over the Cuckoo’s Nest , como puntapié hacia Hollywood. Quería ser famoso en el cine y además sospechaba que su porte -un metro cincuenta y regordete, un italiano de Nueva Jersey en una casa de espejos- sería más memorable allí.
Pero este verano, DeVito despliega su masa corporal como ventaja que dará que hablar en el revival de The Sunshine Boys , la comedia de Neil Simon de 1972, y en el terreno de actores entrenados en el método clásico, nada menos. DeVito de 67 años, mejor conocido por retratar conspiradores ordinarios en series de televisión como Taxi e It’s Always Sunny in Philadelphia , se ha convertido en alguien querido por la prensa y por el público aquí en el West End como Willie Clark, un cascarrabias de lengua afilada que tiene un reencuentro amargo con su antiguo compañero de vaudeville , Al Lewis (interpretado por Richard Griffiths, ganador del premio Tony en 2006 por The History Boys) .
La popularidad de la obra tiene a los productores considerando mudarse a Nueva York, lo que sería el debut en Broadway de DeVito, pero sólo el último en una vida de giros inesperados en su carrera. Luego de pasar en los 90 hacia la dirección ( Hoffa , Matilda ) y hacia la producción ( Pulp Fiction ), DeVito viró de vuelta hacia la actuación full time en 2006 con Sunny . Ha desarrollado un rabioso fanatismo entre sus seguidores más jóvenes como el inmoral y escandaloso Frank Reynolds en la serie de FX , una comedia negra sobre una pandilla de cinco narcisistas intrigantes.
Ambos, Sunny y The Sunshine Boys, no eran apuestas muy seguras para la reputación de DeVito; la serie de TV estaba con ratings bajos cuando él se sumó, y no había actuado en una obra de teatro en casi 40 años. Pero DeVito rápidamente aceptó ambos papeles por la misma razón: son el tipo de personajes oscuramente cómicos que “me permiten seguir mi felicidad.”
“Siempre intenté elegir papeles -papeles grandes, papeles muy pequeños- en que los personajes tengan una mirada inquieta del mundo, estén llenos de vida y transmitan una energía tan loca que casi no pueda creerse”, dijo DeVito mientras se recostaba en un silloncito de su camarín decorado con pósteres de Janis Joplin, Bruce Springsteen y Bob Marley.
“Algunos de mis amigos no podían creer que volviera a la televisión en una serie de FX -un puntito en un radar, decían- y después realmente no podían creer que volviera al teatro -agregó-. Pero a esta altura de mi vida no quiero pensar demasiado las cosas. Sé cuando un papel me encaja justo a mí.”
Este papel parece particularmente ajustado en The Sunshine Boys , que interpretó Jack Albertson como Willie Clark en su versión original, que estuvo 16 meses en Broadway; Walter Matthau fue nominado al Oscar como mejor actor por su papel de Clark en la adaptación cinematográfica de 1975, mientras que George Burns ganó el Oscar como mejor actor de reparto como Lewis. Junto con el irascible diálogo de Simon, la obra también es el sueño de un comediante físico. DeVito despierta risas hasta cuando está simplemente meciéndose en una silla sobre el escenario, con el pijama rayado rojo y blanco y los anteojos culo de botella de Willie.
La producción ofrece una variación de la poco usual estética que trajo éxito en el film de 1988 de DeVito Twins , en el cual él y Arnold Schwarzenegger aparecen como hermanos. En The Sunshine Boys , la cabeza de DeVito llega a la pera de Griffiths (que mide 1,80), y sus respectivas barrigas a menudo parecen como una luna y un planeta en una órbita incómodamente cercana.
Griffiths, un actor británico veterano, dijo que no sabía qué esperar de su coestrella cuando comenzaron los ensayos, notando que DeVito “irradia una técnica perfecta en la pantalla que podría pasar por algo garantizado, un poco equivocado en el teatro”. En cambio, él creó un personaje para Willie que le recordó a Griffiths la versión cinematográfica de Cuckoo’s Nest , en la cual DeVito interpretaba al paciente más silencioso e infantil de un manicomio. (Interpretó el mismo papel, Mr. Martini, en el Off-Broadway en los inicios de los años 70.)
“Danny creó un universo entero de la vida de Mr. Martini que no tenía nada que ver con palabras, y eso es lo mismo que hizo con Willie -dijo Griffiths-. El chisporrotea hasta cuando está parado quieto, y está muy cómodo improvisando pequeños gestos deliciosos en cualquier momento.”
Varios críticos de teatro han elogiado el desempeño de DeVito, incluyendo a Ben Brantley de The New York Times, quien escribió el mes pasado que “el fuego y la furia” de DeVito le recuerdan al demonio de Tasmania de los Looney Tunes. “Hasta inmóvil, pareciera estar girando y sacando chispas,” escribió Brantley.
A DeVito le ofrecieron el papel sin audicionar, luego de que Sonia Friedman, la productora del teatro de Londres, y Griffiths empezaron a hablar del proyecto. Friedman había conocido a DeVito años atrás cuando su mujer, Rhea Perlman ( Cheers ), estaba actuando en Londres y recordó que “sería fantástico traer la energía de Danny al escenario”.
“Hay una tristeza en el vínculo entre estos dos hombres que realmente me tocó, y creo que voy a sorprender al público de América que pueda tener cierta expectativa sobre la comedia de Neil Simon, y cierta expectativa sobre mí”, concluyó este actor que no hace otra cosa que agigantarse frente a los desafíos.
LA NACION