13 Sep Crowdfunding: un negocio que todavía no despega
Por Félix Ramallo
A qué persona no se le ocurrió alguna vez una de esas ideas que se podrían convertir en un negocio excelente. Lamentablemente, un emprendimiento no se logra sólo con pensamientos. Se necesita un buen proyecto, muchas horas de trabajo y, último pero no menos importante, dinero. Conseguir inversiones no es nada fácil. Muchas veces, las personas tienen que poner su propio dinero para poder iniciar su empresa o pedir préstamos a familiares y amigos. Otras simplemente, nunca llegan a conseguir financiación alguna y por ende, vuelven a dejar su proyecto en el mundo de las ideas. Ahí es cuando el crowdfunding aparece como la solución necesaria.
Práctica redituable
La financiación colectiva o crowdfunding, en inglés, es un sistema que permite a las personas colaborar con donaciones de distinto valor para financiar un determinado emprendimiento. Desde artistas, que buscan cubrir los gastos de grabación de un disco, pasando por directores, que quieren filmar una película, a desarrolladores, que buscan producir un videojuego.
En los Estados Unidos, ésta práctica ya se volvió redituable. Por ejemplo, Kickstarter, una de las principales plataformas de crowdfunding de ese país, logró recaudar en un año más de u$s 119 millones para los proyectos dentro de su sitio, llevándose de comisión más de u$s 6 millones.
Por el contrario, en la Argentina, el negocio todavía se encuentra ante un principio no libre de obstáculos. El crowdfunding en América latina todavía está muy verde. No están acostumbrados a usar tarjeta de crédito como en los Estados Unidos. Más bien hay una especie de temor a usarla, sostiene Javier La Banca, creador de BananaCash, una plataforma de financiación colectiva que actualmente se encuentra en stand by. Irónicamente, uno de los principales problemas que tuvieron, fue el financiamiento. Fuimos los primeros en lanzar una plataforma de este tipo y buscamos financiación pero no la encontramos, explica.
El principal sitio de crowdfunding en el país es Ideame. El sitio se creó con una inversión de u$s 1 millón aportada por Eduardo Constantini (hijo), Tiburcio de la Cárcova y Mariano Suárez Battan, entre otros. La empresa fue fundada en agosto del año pasado y cuenta con oficinas en la Argentina, Chile, México y Uruguay. Por cada proyecto que aparece en la plataforma, la empresa cobra una comisión del 5% de lo recaudado, de manera similar a como funciona Kickstarter.
Lo que hicimos fue tropicalizar el modelo, la diferencia que existe en el país es que no hay una cultura de aportar a este tipo de iniciativas. Falta una conciencia social mucho más fuerte y creer en la misión del otro y querer ayudarlo, sostiene Pia Giudice, jefa de Comunicación de Ideame. La clave está en la educación del usuario. “Tener confianza de que es una plataforma transparente, que utiliza métodos de pago serios como MercadoPago y PayPal y que tanto los creadores como los que aportan puedan confiar en ello”, resume.
EL CRONISTA
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