22 Aug Tony Scott, un hombre de acción
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Por Natalia Trzenko
diferencia de su hermano mayor, Ridley, Tony Scott nunca estuvo nominado para un Oscar ni era considerado un cineasta de los llamados prestigiosos. En realidad, el director -que se suicidó anteayer en Los Angeles tirándose del puente Vincent Thomas- pertenecía a una elite de realizadores capaces de hacer películas de acción bien ejecutadas, entretenidas y sólidas que atraían al público desde hace más de dos décadas.
Era un artesano que comenzó su carrera, al igual que su hermano, dirigiendo publicidades. Una actividad que nunca abandonaría del todo, aun cuando ya se había ganado un lugar en Hollywood con una seguidilla de largometrajes repletos de escenas adrenalínicas aunque siempre coherentes, una fórmula que la mayoría de los directores del género hoy sueñan con completar. Para ellos, Scott dejó una huella en el cine contemporáneo que va mucho más allá de las estatuillas que podría haber tenido en su aparador.
A pesar de que las comparaciones con su hermano eran constantes e inevitables, Tony, nacido en Inglaterra pero residente desde hacía años en los Estados Unidos, trazó un camino propio que fue de la publicidad a la TV y luego al cine, donde debutó en 1983 con El ansia, una historia de vampiros protagonizada por David Bowie, Catherine Deneuve y Susan Sarandon. La crítica no apreció demasiado la película y el público tampoco le prestó mucha atención, pero eso cambiaría radicalmente, al menos en lo que respecta a la taquilla, para su segundo intento en la gran pantalla: Top Gun.
El clásico de acción de los años ochenta, que transformó a Tom Cruise en una estrella, fue uno de los éxitos de 1986 -recaudó más de 350 millones de dólares en la taquilla global- y no sólo cimentó la enorme carrera de su protagonista, sino que además puso a Scott en la mira de la industria del cine. Finalmente, después de años de vivir bajo la sombra de ser el hermano menor -y menos creativo- del director de Los duelistas , Alien y Blade Runner, Tony había encontrado su lugar en el mundo. Un lugar lleno de vibrantes escenas de acción y de fuertes protagonistas masculinos: héroes de aviones pilotear, coches y hasta trenes manejar. Todos enmarcados en un universo visual que incluía una edición veloz, casi frenética, que a veces resultaba más interesante que la historia que se estaba contando.
En esa búsqueda estética y temática, Scott se asoció con actores como el mencionado Cruise -se reencontraron para Días de trueno-, Bruce Willis ( El último b oy scout), Robert De Niro ( El fanático ), Robert Redford y Brad Pitt ( Juego de espías ). Con este último ya había trabajado en Escape salvaje , el film escrito por Quentin Tarantino y protagonizado por Christian Slater y Patricia Arquette como un par de inolvidables enamorados desaforados y a la carrera. Una suerte de Romeo y Julieta del hampa que probarían que el director también podía contar una historia de amor. A su modo, claro.
Actor fetiche
Más allá de la impresionante lista de actores con los que trabajó tanto en cine como en TV, si hay un intérprete que representa el estilo que el director fue depurando en sus más de 25 años en la cúspide de Hollywood -un logro impresionante en sí mismo- es Denzel Washington. Su primera colaboración fue en Marea roja, un film que crecía más allá de los límites de su género, una película de suspenso ambientada en un submarino nuclear, gracias a las poderosas actuaciones de Washington y Gene Hackman. El siguiente film que hicieron juntos, Hombre en llamas, profundizó esa línea, combinando escenas de violencia extrema y explosiones para los fanáticos de la acción con el personaje complejo interpretado con solvencia por Washington.
“Realmente disfruto mucho trabajando con Tony, cada film que hacemos juntos es una experiencia placentera. Hace demasiado tiempo que estoy en esto como para no intentar divertirme con lo que hago. Así que no tengo mucho que pensar: la próxima vez que me llame, ahí estaré”, decía el actor antes de empezar el rodaje de Dé jà Vu, la tercera película que filmó con Scott. Su última colaboración fue Imparable. Por este film, sobre un tren fuera de control y la batalla de personalidades entre el ingeniero veterano (Washington) y el novato (Chris Pine), Scott recibió algunas de las mejores críticas de su carrera.Trágicamente, resultó además su último trabajo, porque con la decisión de terminar con su vida -según la cadena ABC, habría sido diagnosticado con un cáncer terminal en el cerebro-, Scott dejó inconcluso el proyecto de realizar la continuación de Top Gun.
“Era un visionario creativo cuya huella en el cine es inconmensurable”, aseguró ayer Tom Cruise, horas después de conocida la noticia de la muerte del director, que tuvo además una exitosa y prolífica carrera como productor televisivo. Junto con su hermano creó series como Numbers , Los pilares de la tierra y The Good Wife, cuya protagonista, Julianna Margulies, habló ayer de la faceta de Scott como productor: “Tuve el placer de trabajar con él los últimos cuatro años y no podría haber tenido un mejor productor. Su amabilidad, inteligencia y talento nos inspiraron a todos. Lo extrañaremos cada día”.
LA NACION