“Santa Fe es un acto de fe”

“Santa Fe es un acto de fe”

Por Juan Raúl Moncada
El Dr. Carlos Daniel Felice, creador entre otras cosas, de la afamada Copa Utta, decidió junto a los trabajadores del hipódromo de Las Flores concesionar la actividad hípica por diez años; en muy poco tiempo se lograron cosas importantes, como carreras de primer nivel, un fuerte incremento en el parque caballar, la salida a través de Uruguay de las carreras santafesinas que se vieron en gran parte del mundo, motivando que un producto santafesino sea visto y valorado, atendiendo el gran respeto que generaln el caballo y la hípica argentina a nivel mundial.

—Me imagino que está contento, con una Copa Utta que ya es una marca registrada, aunque parece que hacer cosas siempre genera críticas injustificadas, porque hay gente que no quiere ver crecer al turf del interior…

—Yo puedo hablarte de un Hipódromo Independencia que sumó 20.000 personas en sus gradas y que ha mostrado a la comunidad de Rosario un aporte de inclusión social a través de actos de solidaridad, en donde hemos puesto no solamente un espectáculo hípico que se transmitió, con mano de obra santafesina, a través de Uruguay al mundo, como por ejemplo a Singapur o Estados Unidos. Además hemos permitido muchas iniciativas solidarias que significan la reivindicación de la gente, actos de inclusión social que implican continuar con una política que se viene haciendo desde hace 4 años a través de una visión de la Copa Utta que traía al principio 1.500 espectadores, pero que hoy se ha convertido en una fiesta masiva, porque se retroalimenta en la expectativa que tiene la gente de recuperar nuestra cultura del caballo, del turf, de la patria grande hecha caballo. Entonces, vos me hablabas de críticas, y probablemente las mismas sean de ese sector que se benefició en las últimas décadas con el cierre de los hipódromos, que tiene intereses muy mezquinos y que ha concentrado la actividad en 70 kilómetros a la redonda. Lo que nosotros hicimos fue por experiencia personal: hipódromos abiertos, no convertidos en canchas de golf, no convertidos como pasó en el Almafuerte hoy en un supermercado, no convertidos en barrios privados, sino hipódromos que permitan que la gente vuelva a una fiesta popular, que vean a los caballos de carrera. Le hicimos un homenaje a Barattucci y al hacerlo homenajeábamos a cinco generaciones de familias que vivieron gracias al turf.

Además, está la dignidad del trabajo, el convenio con el Ministerio de Trabajo que significa que a ese trabajador que está oculto se lo reconozca en su dignidad de persona y que encuentre en esta actividad empleo, mano de obra no calificada, que pueda adquirir derechos que son inalienables.

—La Utta y los trabajadores se hicieron cargo del Jockey Club de Santa Fe y en poco tiempo se cambió todo, se llenó el hipódromo y hay anotaciones excelentes para las jornadas que se vienen. ¿Cómo ve el futuro de Santa Fe?

—Un notable futuro pero tenemos que trabajar mucho todavía. Evidentemente, es un acto de fe lo que ha sucedido en Santa Fe. Tenemos la ayuda de una muy buena administración de parte de los que nos acompañan, ya que se van sumando desde distintos sectores. Pero para mí Santa Fe es un acto de fe, nos tienen confianza para cambiar las cosas. Yo siempre digo, cuando me acompañan en eventos comunicatorios y vemos la adversidad, con personas con tantos desafíos de la vida y que les hacen frente, intentando vencerlos o por lo menos luchando, digo que nosotros, mientras tengamos fuerzas, vamos a hacer eso.

Pero Santa Fe es emblemático, el Hipódromo de Las Flores es emblemático. Está ubicado geográficamente en el epicentro de nuestro país y tiene un futuro enorme. Tenemos que mejorar la cancha, pero estos convenios con Uruguay nos permiten fundamentalmente, y luego de décadas, carreras oficiales, y con ellas la recuperación de las fuentes de trabajo, organización de los barrios que habían sido periféricos y marginales. Hay muchos proyectos para Santa Fe que los hacemos desde la voluntad, desde las ganas y desde el compromiso.

—El primer paso fue enorme, sorprendente quizás…

—Como santafesino, sabía que íbamos a tener esa devolución porque el santafesino es un aficionado al turf y, más allá de décadas de olvido, la familia del turf luchó muchísimo por mantener al Jockey Club. Ha luchado contra todo, contra políticos, contra la inundación de 2003, contra todo. Así que si le daban la posibilidad, yo no dudaba de que iban a responder de esta manera. Es decir, nuestro homenaje es sacarnos el sombrero con la afición de Santa Fe y a lo que significa Santa Fe, porque implica el reconocimiento de muchos profesionales de primer nivel que hoy vuelven a encontrar sentido y pertenencia. Así que nosotros estamos agradecidos a Santa Fe enormemente y confiados en que vamos a poder incluso superar las expectativas.

—También está el proyecto de lo que nombraba, tratar de incluir el hipódromo en la sociedad, y entre otras cosas hay un acuerdo con el club Colón o también la posibilidad de tener un dispensario dentro del predio.

—Es que el hipódromo es inclusión social. Cuando vos ves al caballo trabajando en equinoterapia, ver de qué manera ayuda a rehabilitar a un niño, ver la sonrisa de un niño que está aprendiendo a caminar, que mejora el estado de salud en casos patológicamente muy difíciles, te convencés de que el caballo es una herramienta fabulosa que no ha sido visualizada correctamente por la actividad política y mucho menos en Santa Fe, que tiene crisis en cuanto a actividad política y en el 2003 pagamos las consecuencias de eso. Nosotros necesitamos que haya una valoración de Santa Fe por parte de las autoridades políticas. Por ejemplo, el día que en Santa Fe se juntaron 20.000 personas en el hipódromo, no hubo autoridades municipales y a mí me parece que es una falta de visualización política, porque genera fuentes de trabajo para la ciudad, porque implica un desarrollo para la zona oeste, con gente que está en una situación periférica-marginal producto de que el hipódromo estaba cerrado. Ese hipódromo con una infraestructura extraordinaria se convirtió incluso en un lugar peligroso, por lo que hay que trabajar para devolverle esa dignidad perdida y eso es lo que intentamos hacer, pero necesitás que lo vean políticamente. Y cuando vos provocás hechos de esta magnitud, de esta convocatoria, de más de 20.000 personas, ahí despertás el interés político porque pasa a ser un hecho social que sale en la tapa de los diarios. Entonces, es momento de que aquellas personas que todavía no alcanzan a entender el valor de esta actividad como industria, lo hagan a través de la convocatoria.
EL LITORAL