La garrocha se quedó sin su zarina

La garrocha se quedó sin su zarina

La zarina de la garrocha cerró su carrera olímpica sin la tercera medalla de oro consecutiva. Bella y carismática, icono de su especialidad durante la última década, la rusa Yelena Isinbayeva fue la imagen del desencanto y la frustración en el atestado estadio de Stratford. Un tercer puesto, una medalla de bronce, sabe a poco para quien construyó una larga hegemonía. En Londres no mejoró las pobres marcas que acumuló en los dos mundiales de los últimos tres años.
Se esperaba una resurrección de Isinbayeva, que el estímulo y la motivación de sus últimos Juegos la hicieran dar un salto consagratorio a los 30 años. Pero la definición de la prueba no desmintió los últimos antecedentes, tanto en lo relativo a su retroceso como a quien obtuvo el título, la norteamericana Jennifer Suhr, que no tiene una sola derrota en la temporada, fue escolta de la rusa en Pekín 2008 y posee la segunda marca histórica, con 4,92 metros, detrás del récord de 5,06 m al aire libre de Isinbayeva desde el certamen de Zurich 2009.
La prueba no dejó resultados destacados. Suhr se impuso con 4,75m. Isinbayeva se quedó a cinco centímetros. La rusa demostró que no estaba en un buen día desde el comienzo, al derribar el listón en 4,55 m. Despreció esa altura y reservó otros dos intentos para los 4,65, que superó con holgura. Sin embargo, se estrelló contra los 4,75m.
Muy meritorio fue lo de la cubana Yarisley Silva, campeona en los Panamericanos de hace un año en Guadalajara con la misma marca que ayer, 4,75 m, que le valió la medalla plateada porque Suhr completó la serie con menos fallos. Silva (primera garrochista negra en subirse a un podio olímpico) necesitó dos intentos para alcanzar los 4,75 m. Fue la primera vez que Cuba conquista un segundo puesto en garrocha femenina.
Más allá de la tristeza que mostró en la pista, Isinbayeva luego valoró su producción: “Estoy contenta. Es como una medalla de oro para mí. Creo que este bronce me dice «Elena, no abandones»'”. Mucho se había especulado con su retiro después de estos Juegos, pero ayer dejó abierta la posibilidad de continuar.
Lo cierto es que Ysinbayeva lleva largo tiempo lejos del nivel que la convirtió en la única garrochista que superó los cinco metros, proeza que consiguió en ocho oportunidades. En Londres no debía enfrentarse con una de sus principales rivales, la campeona del mundo brasileña Fabiana Murer, que no se clasificó para la final.
Se entiende cierta satisfacción en Ysinbayeva porque en los últimos dos mundiales había quedado fuera del podio: fue 11a en Berlín 2009 y 6a en Daegu 2011. Lo mejor de ella había pasado por la pista cubierta, donde este año saltó 5,01m y encadenó el 28° récord consecutivo. Su metodología de ir quebrando plusmarcas centímetro a centímetro, con el consecuente rédito económico, es comparada con su compatriota y ex garrochista Sergei Bubka.
Isinbayeva dejó pasar la oportunidad de ser la primera atleta en ganar tres oros consecutivos en competencias individuales. Ese objetivo ahora lo persigue la jamaiquina Verónica Campbell-Brown, campeona en 200 metros en Atenas 2004 y Pekín 2008.
LA NACION