10 Jul Santiago Bilinkis: el pregonero del futuro
Por Emilse Pizarro
Menemato, con el 1 a 1, fue una burbuja económica -y social- que, además de las consecuencias que ya conocemos, tuvo una particularidad: la explosión de viajeros argentinos al exterior. Antes de eso, los pocos que lo hacían volvían al país y contaban de qué iba Europa. Hoy, año 2012, el mensajero y el mensaje cambió.
Santiago Bilinkis siempre soñó con ser inventor. Algo de eso logró con Officenet (venta online de artículos de oficina). En 2010 el licenciado en Economía que se autodenomina emprendedor serial decidió que esa era una etapa terminada. Un año después se fue a una sede de la NASA, en Silicon Valley, para escuchar, durante tres meses, a los cerebros vanguardistas del mundo de la ciencia en campos como neurociencia, robótica, inteligencia artificial y nanotecnología. Tres meses con los que ya respondieron esas preguntas que nosotros aún no nos hicimos. Tres meses en Singularity University. Suficiente para que él crea que aquí estamos muy desconectados de lo que pasa. “Nos llega la iPad 3, pero nada de los cambios realmente transformadores”, dice. El futuro llegó hace rato, pero acá no sabemos siquiera que nació. Bilinkis es hoy nuestro viajero, un Marco Polo con camiseta celeste y blanca.
-Decís: “La vida no cambió nada en los últimos 5000 años, pero lo hará radicalmente en los próximos 50”. ¿Por qué?
-Todo los desarrollos tecnológicos tienen, en general, un ritmo de avance muy lento. Desde 1903 hasta hoy un auto cambió mucho estéticamente, pero su velocidad máxima y consumo de combustible, no. En 80 años la velocidad máxima se triplicó; la tasa de mejora anual no llega ni al 2%. Estamos acostumbrados a que la mayoría de lo que usamos mejore un poquito cada año. La única tecnología que se rige distinto es la de las computadoras. La ley de Moore: duplican su capacidad cada 2 años. Es una diferencia abismal. De a poco, varias de las ciencias más importantes se vuelven más intensivas en el uso de computadoras. Hace 10 años se logró secuenciar por primera vez el genoma de un sapo: así, éste dejó de ser un sapo y se convirtió en información, y eso es lo que las computadoras procesan magistralmente. La mayor parte del dinero de investigaciones en biología dejó de ir al modelo de Darwin -del científico que abre sapos- y empezó a ir a bioinformática. Hoy es el campo más caliente. Obtener información del genoma, de ese idioma de cuatro letras (A, C, G y T) que no entendemos permite hacer cosas más transformadoras. Craig Venter (pionero del genoma humano) se propuso crear la primera forma de vida artificial. Tomó un genoma de una bacteria conocida e hizo una serie de cambios arbitrarios. Cuando lo tuvo listo lo colocó en el núcleo de otra bacteria a la que le había retirado su información genética y esa bacteria artificial vivió. Es una nueva, de una especie inventada, que no tiene mamá ni papá -aunque todavía obviamente se parece mucho a la que Venter tomó como modelo-. Lo que probó es que el día que entendamos el lenguaje, cuando sepamos cómo se escribe un perro de 5 patas, se va a poder hacer.
-“Hijos para armar: no tendrán una mamá y un papá, sino un porcentaje de información que compré en un banco genético, otro poquito de genética de pirulo y otro de mengano.” ¿En serio?
-Sí, se va a poder hacer. De lo que no estoy seguro es de si vamos a querer hacerlo; esa es otra discusión. Como también se podrá modificar la especie humana. Genéticamente somos entre 96 y 98% iguales a un chimpancé; la diferencia a nivel genético con ellos es de entre el 2 y 4%. Imaginate cuando sepamos cambiar un 2 o 4%… Producís una especie humana tan diferente a la actual como nosotros de los chimpancés. Venter ahora estudia crear una forma de alga que tome el dióxido de carbono de la atmósfera, solucione el efecto invernadero y use los carbonos para combinarlos con hidrógenos y hacer hidrocarburos. Es un alga que en vez de hacer pis hace combustible. Sería revolucionario. ¿Suena delirante? A Exxon no le sonó e invirtió 600 millones de dólares…
-“La manipulación genética no se lleva bien con la religión.” ¿En qué creés?
-No soy religioso. Tengo la sensación de que se viene un momento de enorme tensión, porque esto puede ser usado para aplicaciones maravillosas o espantosas. Las anclas dogmáticas -como las religiones- pueden ser muy nocivas, porque limitan el avance, pero también siento que necesitaremos muchos valores. Si bien la religión no es la única fuente de valores, quizás ayude a no estrellarnos.
-¿Cómo es eso de que el hombre que vivirá 1000 años ya nació?
-Es una afirmación aventurada de Aubrey de Grey, gerontólogo inglés. Pero está diciendo dos cosas: que empecemos a pensar que no hay límite, apuntemos a 1000 años. Y que para vivir 1000 no necesitamos encontrar ahora la forma, lo que requiere es que siempre estemos un paso adelante, que extendamos la vida un poquito más, de manera que tengamos tiempo de encontrar el próximo paso.
-La expectativa de vida creció, pero vos decís que casi nada.
-En el año 0 era de 28. Hoy, 2012 años después, el promedio mundial es de 67: no es nada. Cualquier otra cosa en 2012 años habría ido de 28 a 28 mil. Los saltos más grandes de expectativa de vida no se produjeron por avances de la medicina, sino por los de la sanidad, por ejemplo, la antisepsia y el agua corriente.
-¿Qué se pensó en el pasado que parecía fácil y aún no sucedió?
-¡Uy! Muchísimas cosas. El futuro ha sido siempre un gran desencanto. Casi nada de lo que soñamos pasó. En la década del 70 pensábamos que en el año 2000 habría autos voladores y la cura del cáncer. Y no pasó. ¿Qué pasó con el siglo XXI? ¡Hay editoriales que se llaman así, universidades! Eso nos volvió escépticos. Si digo que en 50 años cambiará mucho, desde tu experiencia no me vas a creer, pero se vienen cambios muy grandes. Están pasando cosas increíbles que dentro de 20/50 años transformarán nuestra existencia radicalmente, y no estamos preparados. El futuro puede ser maravilloso o apocalíptico, depende de nosotros, de las decisiones que tomemos.
-Una de las fantasías más comunes, viajar en el tiempo, ¿cuán posible es?
-Imposible. En fracciones muy pequeñas, aplicando la relatividad de Einstein, podés ir un poquito para adelante, que para vos pasen menos años que para mí y que en un año yo envejezca uno y vos un mes. Pero es extremadamente costoso. Tenés que ir prácticamente a la velocidad de la luz. Es un costo energético bestial, para eso prefiero que Aubrey de Grey me dé 1000 años [ríe].
-¿La teletransportación?
– Va a ser posible. Lo que no estoy seguro es que vayamos a querer aplicarla a humanos. Una cosa es un montón de átomos acomodados de determinada manera. Si leés esa configuración y sos capaz de reproducirla en otro lado, tendrás ese mismo objeto. Pero no necesitás desarmar a uno para tener al otro. Entonces lo que estarías haciendo se parece más a fotocopiar objetos que a teletransportarlos. Si querés lo destruís; no se destruye solo, lo vas a tener que destruir. Si a vos te teletransportan a París, hacen una copia tuya allá. A vos te tendrían que matar porque acá (Buenos Aires) seguís viva. ¿Querrías que te maten? ¿Querrías que queden dos Emilses? Esa otra Emilse, ¿sos vos?
-¿Hay trabajos en teletransportación?
-Sí, por ahora de partículas, cosas muy pequeñas.
-IBM inventó a Deep Blue, una supercomputadora que venció al entonces campeón mundial de ajedrez, Gary Kasparov. ¿Qué o quién es Watson?
-Otro proyecto de IBM, más ambicioso: es una inteligencia artificial diseñada para competir en Jeopardy, el juego de preguntas y respuestas más difícil que existe, diseñado para confundir, con preguntas capciosas, que requiere asociar conceptos. En febrero de 2011 Watson le ganó a los dos mejores jugadores humanos del mundo.
-¿Watson va a la escuela de medicina?
-Sí, es el siguiente proyecto. Antes de que termine 2012 va a empezar a funcionar como médico. La primera tarea asignada será diagnosticar cáncer.
-¿Te tratarías por una máquina?
-El día que Watson sea médico yo no voy a querer que me diagnostique ningún humano. Si uno mira Dr. House, se da cuenta de cuán tremendamente heurístico y azaroso es el proceso de diagnóstico hoy.
-¿Se plantea en el campo de la inteligencia artificial el debate de cómo hacemos para que las máquinas no se nos tiren en contra? ¿O eso pasa sólo en las películas?
-Se discute mucho cómo hacemos para que sea benigna.
-¿Controlarla?
-No, no la vamos a poder controlar, pero que sea buena onda por lo menos.
-¿Las computadoras tendrán sentimientos?
-No sólo creo que posiblemente tengan, sino que podrán sentir emociones más ricas que las nuestras. Si mirás un perro, te das cuenta de que algunas de sus emociones son iguales a las nuestras; alegría, miedo. Pero nosotros somos más inteligentes y producto de eso es que tenemos vergüenza ajena, remordimiento. Esas son emociones sólo humanas. El día que hagamos una computadora más inteligente que nosotros probablemente aparezcan nuevas.
-¿Por qué querríamos hacer algo más inteligente que nosotros?
-Porque es un desafío enorme. El día que creemos algo más inteligente que nosotros nuestra existencia estará en serio riesgo.
-Allá vamos…
-La pregunta quizás es por qué hacemos todo el tiempo cosas que ponen en peligro nuestra existencia; está en nuestra naturaleza. El peligro de equivocarnos y extinguirnos no nos desalienta. Nuestra curiosidad es más fuerte.
-¿Nos van a matar las máquinas?
-No hay manera de saberlo, pero si querés tener una pista pensá qué hacemos nosotros con criaturas mucho menos inteligentes. Si pasa una cucaracha caminando, quizá la mato, por ahí no. No voy a armar un plan sistemático para matarlas a todas; me es irrelevante. Pero si es un mosquito y me zumba en la oreja, lo mato. En el caso de que haya seres mucho más inteligentes que nosotros y los molestemos, probablemente nos maten. Si somos simpáticos, capaz que no. Mirá al panda, hacemos lo que sea por salvarlo. ¡Por ahí hay que ser como pandas!
-Decís que nadie se niega a la tecnología aunque pueda ser peligrosa. ¿Quién es el mono con navaja actualmente?
-Está lleno. Una frase que me quedó de mi experiencia en Singularity fue el coeficiente intelectual mínimo necesario para que un solo lunático pueda destruir al mundo baja dos puntos cada año. Lo dijeron como afirmación teórica, no es que sea así. Pero cada vez hace falta ser menos inteligentes. El Unabomber, dentro de 50 años, será mirado como un pobrecito, pero si en vez de mandar cartitas explosivas diseña virus biológicos.
-¿A cuánto estoy de meterme en un quirófano para, en lugar de levantarme los párpados, mejorar mi hígado?
-Todas estas cosas son a 20/50 años.
-¿Creés que lo vas a ver?
-Espero verlo, si no me cae una maceta en la cabeza. Yo planifico mi vida para vivir 120, 150 años.
-¿Le decís eso a tu mujer?
-Sí
-¿Ella qué piensa?
-Es psicoanalista, piensa que todo esto es un disparate. Que lo que yo hago y pienso no se mete lo suficiente con la subjetividad.
-Todavía no entendí el fax, ¿cómo procesar esto de que se impriman órganos?
-Un riñón es un conjunto de células renales y de otros tipos acomodadas de determinada manera. Hoy en día, partiendo de células en un biorreactor podés producir muchas células renales. No estamos tan lejos de poder imprimir un riñón entero, viable. Todavía nadie fue trasplantado con un riñón hecho así, pero sí hubo trasplantes de esófago, tráquea, vejiga, piel.
Ahí viene el hombre nuclear
Bilinkis ensaya una pregunta al aire. “¿Qué va a pasar cuando podamos ponernos un oído que escuche direccional a muchísima distancia? ¿O piernas capaces de saltar como no podemos ahora?” Y llega el nombre de Oscar Pistorius, un atleta cuyas piernas son prótesis transtibiales de fibra de carbono y que luchó para poder competir en carreras convencionales. En las charlas que da Bilinkis dice que en este caso el mejoramiento tiene una finalidad específica, pero que cuando se encuentren propósitos para usos más generales seríamos capaces de cortarnos las piernas (Ver La mano serbia). No tarda en llegar la alegoría: “El campeón más grande de F1, Michael Schumacher, corre en una escudería con auto mediocre y no clasifica ni 14. ¿Era el piloto o el auto? Ahora, cuando puedan correr competidores con piernas biónicas, ¿será el atleta o sus piernas?”
-¿Voy a poder tunear mi cerebro?
-Absolutamente. La mente humana de hace 5000 años es la misma que la de ahora. Apenas subimos un par de puntos en coeficiente intelectual por cambios en la alimentación. Pero no hemos tenido upgrade. Hay científicos trabajando en modificar y mejorar la mente. Desde agregar memoria externa hasta grabar pensamientos. Una de las fallas profundas es no poder borrar de la memoria un suceso muy triste. Un veterano de guerra vive atormentado por sus recuerdos. Están experimentando una pastilla para eliminar recuerdos puntuales. Obviamente faltarán unos cuantos años para que se pueda hacer.
-Eterno resplandor de una mente sin recuerdos. ¿Será posible?
-¡Sí!
-¿Es una fantasía popular pensar que no hay cura para enfermedades terminales por un lucro de los laboratorios?
-Sí, porque hay un negocio extraordinario en poder curar. Esta es una de las pocas cosas buenas del capitalismo: no es uno solo el que persigue la solución. No sos el único que puede encontrar la cura.
-¿Qué son los respirocitos?
-El experto en nanotecnología Robert Freitas trabaja en un dispositivo nanoscópico que cumpla la función biológica de un glóbulo rojo: ir por el torrente sanguíneo llevando oxigeno al cuerpo. Pero con mayor capacidad de transporte y pudiendo, de ser necesario, autopropulsarse por unas horas. Eso permitiría -una vez desarrollado e inyectados los respirocitos en tu sangre- que pudieras llamar al doctor y le dijeses se me paró el corazón, ¿qué hago? Freitas estima que esté en funcionamiento en 50 años.
Lo decepcionante del futuro es que nunca llega. En este caso hay guiños: Bilinkis cuenta que en febrero la Universidad de Stanford anunció que logró armar un prototipo de dispositivo que se puede inyectar en el torrente sanguíneo y conducirlo desde afuera, en su navegación por el sistema circulatorio. Aún no tiene función, pero es un pequeño paso.
-“En 20 años, para hacer un kilo de lomo no vamos a criar una vaca, vamos a hacer un cultivo celular y producir carne in vitro.” ¿Cómo es esto?
-Hace mucho tiempo que manipulamos genéticamente los cultivos, no metiéndonos en el ADN, pero sí eligiendo qué semillas cruzamos. Incluso usamos transgénicos. Pero pronto vamos a ir mucho más allá. Tener que criar una vaca, con toda su complejidad,y cuerpo y hueso y cuero, cuando lo único que queremos es un bife de chorizo, no tiene pies ni cabeza.
-¿Qué carrera les dirías a tus hijos que no estudien porque no va a existir?
-La más obvia es traductorado público. La traducción de computadoras cada vez es más precisa. Todavía es pobre, pero avanza. En 10 años prácticamente no quedará trabajo para la traducción. La charla TED de Luis Von Ahn (inventor de Duolingo, un traductor colaborativo online) generó furia de los traductores: “Nos van a dejar sin trabajo, esto hay que pararlo”, escribían en los comentarios. Esto no para. No maten al mensajero, el problema está y va a suceder.
La maquina de Dios, el Big Bang
Quedan básicamente dos desafíos: entender cómo empezó todo (en teoría llegamos a la millonésima de la millonésima de segundo, pero nos sigue faltando el principio) y comprender cada vez partículas más pequeñas. Para eso precisamos niveles de energía gigantes. El LHC (la máquina de Dios) es lo último y se seguirán haciendo más. No sé si alguna vez lo entenderemos, creo que estamos más cerca de descifrar la mente humana.
-Hablás de energía, un problema que se presenta cada vez más complejo…
-Vamos a transformar la Tierra, mucho. El problema energético probablemente lo solucionemos y la energía será algo ampliamente disponible y barata. Pero es poca la gente que lo está pensando. Uno es Peter Diamandis, uno de los fundadores de Singularity University, que fundó una compañía para hacer minería de asteroides. En la Tierra hay cosas que faltan, pero el espacio está lleno. ¿Por qué hacer minería en Famatina cuando hay un cinturón de asteroides entre Marte y Júpiter? No sé si lo logrará, pero en el paradigma de la escasez y el apocalipsis hay tipos que están pensando en hacer minería de asteroides.
Esto, tan difícil de comprender para quienes pensamos en minería y la imagen que nos viene a la cabeza es un casco con luz, ya está en marcha: el mes pasado se presentó formalmente Planetary Resources, la empresa de Diamandis que recibe apoyo económico de los ¿locos? fundadores de Google y James Cameron, por ejemplo.
-¿Cuántos creés que piensan que estás hablando tonterías?
[Ríe unos segundos] -No me lo dicen en la cara. Soy muy racional y de basarme en hechos y evidencias, no hago afirmación que no pueda sustentar con argumentos. El que es racional puede hablar de tiempos, pero difícilmente pueda rechazar mi pensamiento por pobreza conceptual. Hay gente que reacciona de manera más visceral. Los que creen que estoy loco son a los que esto los cuestiona en un plano tan básico que no pueden ni escuchar lo que digo.
-¿Hay imposibles?
-Qué pregunta. Sí, pero creo que vale la pena perseguir todo sueño. Nos vamos a chocar con la frustración, tanto en cosas reales como subjetivas. Ahí me reconcilio con mi esposa. Yo quiero jugar al fútbol como Messi, pero no me tocó, no podrá ser.
-¿Te desilusiona?
-No, me gustan mucho las oportunidades que tenemos. No soy un gran protagonista de esta historia, pero sí un espectador privilegiado.
LA NACION