Leo Sbaraglia: en estado natural

Leo Sbaraglia: en estado natural

Por Carlos Sanzol
laro que hubo control. No demasiado. Más bien, el justo y el necesario como para que la cosa funcione. Después, el talento, la arbitrariedad y la suerte se encargaron del resto. De otra manera, él, Leonardo Sbaraglia, no les encontraría una lógica a algunas situaciones de su biografía. Pero eso se sabrá después de una charla de casi una hora con LA NACION.
Ahora está sentado a la mesa de un bar de un hotel céntrico, en pleno plan promocional de El campo , la película que protagoniza junto a Dolores Fonzi. En el film que se estrena hoy, encarna a Santiago, un joven que, junto a su mujer y su hija de un año y medio, decide abandonar la ciudad para irse a vivir a una casa en medio del campo. Sin embargo, no todo sale como lo habían pensado.
Ella no sabe bien qué quiere, y él intenta ponerle el pecho a la situación. “Mi personaje cree que puede controlar a su esposa, que puede fundar en ese campo un paraíso, pero las condiciones no están dadas”, cuenta sobre la historia de la película que dirigió Hernán Belón; un relato sobre los vaivenes de un proyecto matrimonial y sobre los miedos que conlleva la paternidad.

-¿Cuánto de tu experiencia como padre te sirvió para componer a Santiago [N.d.R.: tiene una hija de seis años llamada Julia]?
-Muchísimo. Si nunca te enamoraste, tuviste una relación o fuiste padre es muy difícil que puedas representar un personaje. Uno construye una metáfora de sí mismo cuando actúa.

-¿Nunca tuviste ganas de largar todo e irte a vivir al campo?
-A uno le dan ganas de sacarse las situaciones de presión de la cabeza. Es una fantasía. Para evitar eso, trato de crearme mis propias condiciones de distensión.

Una puerta abierta
Nada de campo. Sbaraglia es un bicho de ciudad, de mundo. Su carrera dio un giro de 180 grados cuando logró hacerse un nombre en España, gracias a su intervención en películas y series de TV.
Y ahora acaba de abrir una puerta, la de Hollywood. Hasta allí llegó de la mano del director español Rodrigo Cortés (Enterrado), con quien había filmado su ópera prima, Concursante, en 2007. El realizador rodó en Estados Unidos Luces rojas, que protagonizan Robert De Niro y Sigourney Weaver. En el film, que se estrenará el 2 de agosto aquí, Sbaraglia tiene una pequeña participación como un mentalista con métodos nada éticos. “El personaje hace creer a la gente que la cura en una especie de show en un teatro. Pero en realidad tiene un sistema para recolectar información de su público, y desde una cabina, por medio de un dispositivo de audio, le van cantando los datos de los espectadores. En la película hay dos científicos -Weaver y Cillian Murphy- que ponen en tela de juicio los fenómenos paranormales”, explica.
Allí, pudo conocer a su referente en la actuación, el mismísimo De Niro, que interpreta a un renombrado psíquico. Sbaraglia no tuvo la oportunidad de trabajar con él porque no le tocaron escenas juntos. Sin embargo, un día pudo verlo en el set y quedó impresionado con la manera en la que el actor componía su rol. “El tenía una escena, un monólogo de dos páginas. Hablaba con el director y con mucha tranquilidad iba buscando el personaje”, relata.
Pensó que eso iba a ser todo el contacto que iba a tener con su ídolo. Pero se equivocaba. “Tuve la posibilidad de hablar diez minutos con él”, recuerda. Y completa: “Estaba muy cariñoso. Empezó a recordar con mucho cariño a la Argentina porque tuvo muy buena onda cuando vino hace más de 20 años para el estreno de Cuba y su pequeño Tedy, una obra en la que actuaba Lito Cruz [N.d.R.: De Niro la representó en su país en los ochenta]. Fue al único que nombró, después trató de recordar a alguien más, pero no lo logró”, señala.

-¿Te interesaría seguir trabajando en Hollywood?
-Esta participación puede generar muchas cosas. Pero soy consciente de una realidad: es muy difícil poder trabajar en Hollywood si uno no vive allá para hacer cuatro o cinco audiciones diarias. Además, tenés que tener guita para estar de cuatro meses a un año sin trabajar a la espera de que salga algo.

-¿Es una puerta que cerraste?
-Tengo un agente en Los Angeles que me manda guiones y pruebas para hacer. Hago una audición cada dos meses, la grabo y la mando.

La apuesta nacional
Por el momento, está más que ocupado. La semana pasada terminó de grabar su participación en En terapia, la miniserie que se verá a partir del lunes 14 por Canal 7 y que está basada en la ficción israelí Bi Tipul -en los Estados Unidos se llamó In Treatment-. En el ciclo, Sbaraglia vuelve a actuar con Fonzi como una pareja que llega al consultorio del psicólogo Guillermo Montes (Diego Peretti) para analizarse frente a un embarazo no deseado.

-En principio, la serie se verá a las 22.30 y van a tener que competir con ShowMatch, que volvería también este mes.
-Son dos públicos que no tienen nada que ver. El de ShowMatch busca distraerse y descansar completamente. En cambio, En terapia tiene que ver con historias de personas con todo lo que eso implica. Es como meter el ojo en una sesión de análisis.

-¿Cómo evaluás la programación de Canal 7?
-Era un canal que estaba muy caído, pero que giró y seguirá girando. Está elevando mucho su programación. Es bastante dignificante lo que está sucediendo.
Con En terapia, Sbaraglia vuelve a la TV después de dos participaciones el año pasado en la ficción Televisión por la inclusión (Canal 9). “En El Trece, el año que viene capaz que hago algo, un unitario”, dice, mientras prepara en teatro Cock, junto a Eleonora Wexler, con la dirección de Daniel Veronese. Además, está por rodar Cinco segundos antes de la muerte, que protagonizará con Ricardo Darín.

Una cara política
En diciembre del año pasado, Sbaraglia fue uno de los actores que estuvieron en el Congreso de la Nación para acompañar a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en su reasunción. “Fue una experiencia interesante, novedosa e histórica”, describe.

-Te identificás con el oficialismo.
-Creo en mucho de lo que se está haciendo. Son cosas que uno ha defendido durante años y que en este gobierno se les ha dado forma. Y eso es digno de apoyar. Por supuesto, siempre hay que tener una mirada crítica.

Al parecer, le gusta hablar sobre política. Se le nota en la pasión que pone para defender su posición. Más allá de las banderas, es un actor comprometido con, por ejemplo, la causa de las Abuelas de Plaza de Mayo. Acaba de poner su voz y de entrevistar a la titular de ese organismo, Estela de Carlotto, en el documental 99,99 por ciento, que pone el foco en la búsqueda, a partir de los estudios genéticos, de los nietos apropiados.
Al finalizar la entrevista, en la puerta del hotel, una treintena de mujeres que están en una convención advierten que quien está parado, en pose, para las fotos que acompañan esta nota es Sbaraglia. “Vení”, le exige una. El sabe que ése es el precio que debe pagar por haber llegado, a fuerza de talento, pero también gracias a una justa medida de capacidad de control y de ese factor que muchos llaman arbitrariedad, azar o mera suerte.
LA NACION