Hallazgo crucial para comprender el universo

Hallazgo crucial para comprender el universo

Por Nora Bär
“Creo que lo tenemos”, dijo ayer Rolf-Dieter Heuer, director general del centro europeo de altas energías (CERN), situado en la frontera franco-suiza, y los físicos que colmaban el auditorio estallaron en una ovación.
Muchos de ellos habían hecho cola fuera de la sala toda la noche para asegurarse un lugar en lo que el mundo científico considera un auténtico hito: el anuncio de los resultados de dos experimentos independientes del Gran Colisionador de Hadrones, la llamada “máquina de Dios”, que ofrecen señales convincentes de que la esquiva partícula de Higgs, la más buscada de la física durante casi cinco décadas, está precisamente donde se preveía que tenía que estar.
“¡Qué día fantástico! -exclamó ayer María Teresa Dova, investigadora del Departamento de Física de la Universidad Nacional de La Plata y jefa de uno de los dos grupos de altas energías del Conicet que trabajaron con el detector Atlas-. Todos sospechábamos que el grupo del otro detector, el CMS, tenía «algo»… Pero más redondo no podía salir, porque los dos equipos, cada uno trabajando con un conjunto de datos totalmente diferentes, vimos prácticamente lo mismo.”
Lo que “observaron” -en billones de colisiones entre protones acelerados en las entrañas del túnel de 27 km de circunferencia, construido a unos 100 metros bajo tierra- fueron evidencias contundentes de que existe una partícula cuyas señas coinciden llamativamente con la que había sido postulada hace cincuenta años por el físico británico Peter Higgs, la última que faltaba hallar para confirmar experimentalmente el modelo estándar de la materia.
“Sabemos que lo que detectamos no es una fluctuación al azar -explica Dova-, porque es como si tiráramos el dado ocho veces, y las ocho veces nos sale un seis. Puede haber una equivocación de uno en más de un millón. Es lo que los físicos llamamos «cinco sigmas», y con cinco sigmas uno puede decir con toda tranquilidad que tiene una señal verdadera.”
“La importancia de este hallazgo es enorme -coincide Ricardo Piegaia, jefe del grupo del Departamento de Física de la Universidad de Buenos Aires que también participó en el Atlas-. Nos vamos a acordar de esto. El bosón de Higgs fue inventado para resolver un problema teórico entre las fuerzas de partículas elementales. Ese argumento llevaba a la conclusión de que, si se hacían chocar protones a una determinada energía, se tenía que producir esta partícula. ¡Que a partir de esa predicción se haga el experimento y esté es impresionante!”
LA NACION