Arte saludable

Arte saludable

Por Valentina Ruderman
El arte limpia del alma el polvo del día a día”, dijo Pablo Picasso y abundantes investigaciones reforzaron su hipótesis, como la del hospital de Chelsea y Westminster de Gran Bretaña, que aseguró en 2004 que pinturas en un ambiente de cuidado de la salud reducen la ansiedad, el estrés y la depresión, ayudan a la moral del personal y hasta pueden acortar los períodos de estada de los pacientes.
Más allá de cualquier aval científico, Gisella du Mée decidió iniciar el proyecto Art at Hospital para cumplir el último deseo de su yerno, que falleció a los 31 años a causa de leucemia en Australia, el 30 de septiembre de 2011. Pedro Oliveira repitió en sus últimas horas que no podía luchar por su vida en una habitación gris. Ante la desesperación por la pérdida, Gisella partió de su experiencia como organizadora de eventos de arte a beneficio para honrar a Pedro haciendo de los hospitales lugares más cálidos y coloridos. Contactó a los artistas que exponen en otro de sus proyectos, Arte Ayuda, y 80 se ofrecieron a donar de inmediato. “No necesitamos nada de dinero, sólo muchos artistas entusiasmados”, explica du Mée.
Una vez que contó con la materia prima, un médico del Instituto de Oncología Alexander Fleming de Buenos Aires, del barrio de Colegiales, se le acercó interesado en la propuesta. Así, el 25 de junio se inauguró ante 300 personas la primera acción de Art at Hospital. Desde entonces, los pasillos, las salas de espera y los consultorios tienen sus paredes vestidas de gala. Y a partir de la creación del sitio Web www.artathospital.com.ar, du Mée recibe mails todos los días. Más todavía: en una semana le donaron 120 obras. Tanta fue la repercusión que siete clínicas y sanatorios están en la lista de espera del proyecto, que pretende instalar obras en uno o dos centros de salud por año.

Un poco de historia
Art at Hospital es una de las decenas de iniciativas alrededor del mundo que se encargan de llevar arte a los centros de salud. En general muchos consiguen el reconocimiento estatal. Quizás el ejemplo más importante sea el de Paintings in Hospitals (Pinturas en Hospitales), de Gran Bretaña, que cuenta con el apoyo del Servicio Nacional de Salud del país y que desde 1959 trabaja por el bienestar de alrededor de 2 millones de personas por año con la premisa de que el arte puede alivianar a gran escala la experiencia de un paciente. Otro estudio de 2008 del Centro para el Diseño Saludable de Concord, California, reafirmó esta idea presentando que imágenes de la naturaleza pueden reducir la presión arterial, la frecuencia cardíaca, el estrés y hasta el dolor.

La experiencia local
Al principio, du Mée tenía miedo de que los pacientes rechazaran la iniciativa. Pero ocurrió todo lo contrario. En los tres días que le tomó la instalación, no hubo ni uno que se mostrara indiferente. Recorrió las salas de espera con 135 obras mientras se le acercaban indicando que preferían rosas o imágenes del mar. “Fue un momento muy lindo y clave, ahí dije: Vamos a seguir.” Resalta que la donación es un proceso tan fácil para el que la lleva a cabo como para quien la recibe, y espera que su inspiración se contagie. En la inauguración, hasta los médicos agradecieron el cambio de energía de su lugar de trabajo.
En la colección del Instituto Fleming, que es permanente, se destacan obras de Milo Lockett, Andrea De Luigi, Juan Pablo Fernández Bravo, Jorge Aranda y Ken Done, uno de los artistas más importantes de Australia que ya donó obras a hospitales de Sydney y Melbourne. En el caso del Fleming, el australiano aportó 35 obras. María Eugenia Avendaño también fue una de las artistas contactadas por du Mée. Al momento de elegir cuál de sus obras regalar se decidió por una pieza con flores multicolores, prestando atención a que resaltara por sus tonos fuertes y diera alegría. Además convocó a colaboradores de su galería La Paz-Espacio de Arte. Y reflexiona: “Si con estas obras se puede brindar unos minutos de gratificación a las personas que transitan por ahí, o por lo menos distraerlos por un rato de su situación, la misión está cumplida, ¿no?”
LA NACION