Apple, Amazon y Google espían qué leemos para beneficio de las editoriales

Apple, Amazon y Google espían qué leemos para beneficio de las editoriales


Hasta hace relativamente poco, las editoriales solo podían intuir los gustos de sus lectores a través de las cifras de venta, pero desconocían la relación de estos con las obras. No sabían cuánto tiempo tardaban en leer un libro de, por ejemplo, 800 páginas, ni cuando lo abandonaban, o si anotaban curiosidades y lo firmaban al inicio.
Pues bien, la llegada de los libros electrónicos se ha convertido en una inmejorable fuente de información para las editoriales, al describir con inusitada precisión el comportamiento de los lectores.
Según un reciente artículo publicado por “The Wall Street Journal” y reproducido por el ABC español, Google, Apple y Amazon, “dueñas” del mercado del e-book, rastrean el tiempo que los usuarios tardan en leer un libro, cómo es su lectura, qué palabras usan para encontrar textos, y hasta cómo es el galán más adecuado para protagonizar una novela romántica.
Jim Hilt, subdirector de libros electrónicos de Barnes & Noble, reveló que la firma ya ha empezado a compartir esta información con algunas editoriales con ánimo de ayudarlos a publicar libros que interesen a los lectores. De hecho, Hilt reconoce que al descubrir que los lectores abandonan libros largos de no ficción, Barnes & Noble optó por publicar textos periodísticos largos con los que el lector se sienta más identificado.
Y es que, según los datos que aporta Nook (la tablet de Barnes & Nobles), los lectores terminan rápidamente las novelas pero abandonan con facilidad los libros largos de no ficción, que suelen leer de forma paulatina. Asimismo, aquellos que leen novela negra, ciencia ficción y novelas rosas lo hacen más rápidamente que los que leen ficción y, además, terminan todas las obras.
Pero, de todos los recientes experimentos editoriales, el de Coliloquy es uno de los que más llama la atención, ya que sus lectores pueden decidir el argumento y determinar la suerte de los personajes en sus libros electrónicos. Según explica Waynn Lue, su fundador, “hemos construido una plataforma tecnológica que permite a los autores crear contenido y entornos interactivos que profundicen su compromiso con el lector”. Así, “en lugar de publicar libros como archivos estáticos, lo hacemos como aplicaciones que pueden personalizarse y que están disponibles para el Kindle y todos los dispositivos Android”.
Para Lue, que en su momento trabajó en Google, Coliloquy “nunca sería capaz de predecir el comportamiento del lector”, ya que sus usuarios se registran de manera anónima y la editorial funciona como un agregador de contenido, por lo que su “atención se centra en la creación de un nuevo tipo de compromiso entre el autor y el lector.
EL CRONISTA