La apacible calidez de Tilcara

La apacible calidez de Tilcara

Por Francisco Tiny
Jujuy se extiende como una de las provincias con mayor encanto para quienes buscan paisajes apacibles y poblados que se mueven a un ritmo lento, pausado, mientras la vista se pierde por cerros multicolores o queda detenida entre caseríos de adobe y paja. De aires pintorescos, Tilcara se alza en el corazón de la Quebrada de Humahuaca como el centro comercial y cultural más importante de la zona.
En este poblado, además de la iglesia erigida en 1797, varios museos conforman un apacible abanico de alternativas para pasear y familiarizarse con la cultura regional, siendo ineludible la colección prehispánica del Museo Arqueológico Eduardo Casanova. Otro punto clave es el afamado Pucará de Tilcara, una reliquia de la época incaica que domina visualmente gran parte del valle y está rodeado por distintas especies de cactus. La amplitud del sitio, y el hecho de que fuera reconstruido parcialmente luego de prolongados estudios arqueológicos, permite apreciarlo con más detalle que otras construcciones de la misma época.
A su vez, de los pueblos de la Quebrada de Humahuaca, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, Tilcara es el que ofrece mayor variedad gastronómica y vida cultural. Además, recorrer su feria hace casi imposible no dejarse tentar por algún objeto, ya que no puede soslayarse la tradición local en tejidos de lana de oveja y llama, cerámicas, y artesanías en piedra, cuero y cardón.

Placeres de hotel
Entre los pintorescos aires tilcareños, la seducción de los alojamientos desarrollados durante los últimos años es ineludible. En general, puede decirse que por capacidad y ambientación adquieren el encanto de los hoteles boutique. Entre otros, vale la pena tener en cuenta los siguientes para alojarse:

  • Quinta la Paceña: está cerca de la entrada del pueblo. Es una construcción de anchos muros de piedra y adobe, techos típicos de álamo, caña y barro, y el espíritu de una vieja quinta del siglo XIX. Un detalle: se ubica sobre un amplio terreno, donde árboles frutales permiten desayunos con mermeladas caseras.
  • Tierra Azul: tiene cinco exclusivas habitaciones ambientadas cada una en base a distintos elementos de la naturaleza. Es un lugar tranquilo, con un patio cobijado por un árbol centenario y el murmullo del agua de una fuente. Recomendable el restó-bar La Chacana, especializado en alta cocina andina.
  • Hotel Viento Norte: un lugar que ha adquirido buena fama. Sus espacios entremezclan confort y servicios modernos (no faltan Wi-Fi o piscina climatizada) con detalles rústicos y materiales autóctonos.
  • Posada con los ángeles: tiene 11 habitaciones bien equipadas, un restaurante de cocina fusión remodelado recientemente y un salón de usos múltiples estilo lounge, con LCD, sillones, mesas bajas, biblioteca y un gran hogar a leña. Un dato: tras los ventanales del restaurante que dan al jardín hay un deck de madera con mesas y sillas, ideal para tomar el té las tardes de sol.
  • Posada de Luz: cuenta con seis confortables habitaciones y, junto a la frescura de una construcción típica, dispone de resto-bar, piscina y solarium.
  • Rincón de Fuego: es otra alternativa de buen nivel y aires tradicionales. Cuidada decoración, techos de caña y maderas de cardón brindan un marco perfecto tanto para alojarse como para disfrutar de los aromas de tamales, humitas y locros que salen desde la cocina. Por supuesto, haciendo honor a su nombre, no falta un hogar a leña para refugiarse de las noches frías.

EL CRONISTA