Crece en el país la nomofobia, o el miedo a olvidarse el celular

Crece en el país la nomofobia, o el miedo a olvidarse el celular

Por Ximena Casas
Más de la mitad de los usuarios de celulares sufre de un temor extremo a salir a la calle sin su teléfono móvil. Se trata de un nuevo tipo de trastorno de ansiedad que se conoce como “nomofobia”, un término surgido de una abreviatura de la expresión inglesa “no-mobile-phone phobia”.
De acuerdo con un relevamiento realizado por el Centro de Estudios Especializados en Trastornos de Ansiedad (CEETA), con sede en Buenos Aires y Madrid, el 53% de las personas que usan celulares sufre este trastorno que tiene como consecuencia agresividad, inestabilidad o dificultades de concentración.
Según el informe, los casos de nomofobia crecieron un 13% en los últimos cuatro años, ya que más personas se ven atadas a sus teléfonos inteligentes y también a que la tecnología es más accesible y económica.
“Realizamos el estudio a partir del aumento de las consultas que tuvimos en nuestro centro y de las estadísticas mundiales. Para muchas personas, el celular es una prolongación de su cuerpo y cuando les falta se ven muy inseguros. Vemos casos de gente más propensa a la ansiedad cuando se queda sin baterías, está fuera de red o bien les roban el teléfono”, explicó a El Cronista Gabriela Martínez Castro, directora de CEETA.
“Lo que más se aplica al hecho de olvidarse el teléfono es el trastorno por ansiedad generalizado, una precaución excesiva acerca de lo que puede suceder. Temen lo peor y sienten que si tienen el control de la comunicación pueden prevenir que algo catastrófico suceda. Esto va acompañado de sintomatología física como contracturas, sudación, temblores, taquicardia, problemas gastrointestinales y, en el caso más grave, crisis de pánico”, agrega la psicóloga.
Según el informe, algunos usuarios manifiestan su temor con comportamientos de reaseguro: les generan tranquilidad las conversaciones mantenidas por celular, el rechequeo de mensajes, las visitas a las páginas de redes sociales o la consulta permanente de noticias. De lo contrario, muestran una preocupación desmedida por lo que pudiera suceder si no están conectadas.
El trabajo indica que las mujeres y los adolescentes suelen ser más propensos a padecer “nomofobia”. “Las mujeres tienen diferentes roles. El materno, académico, laboral y la coordinación de la casa. Están más sobrecargadas y muy exigidas, lo que favorece más el uso de celular como método de espera y descarga”, dijo Martínez Castro. De hecho, estudios realizados en Finlandia indican que las personas consultan una media de 34 veces al día sus teléfonos.
Para la especialista, la clave es aprender a controlarse y desprenderse del móvil de forma gradual. “Es importante que los padres apaguen el celular a la hora de la cena con los hijos. Y que cuando llegan a su casa se dediquen a las tareas cotidianas y sólo destinen un tiempo específico, puede ser una hora, a conectarse al celular y no que esté permanentemente prendido”, recomendó la especialista.
Otro consejo para los padres es evitar que sus hijos tengan conexión a la red desde su habitación y establecer horarios para el uso de estas tecnologías.
EL CRONISTA